Históricamente la izquierda ha jugado un papel fundamental en la lucha por la democracia y los derechos humanos. Los partidos y movimientos de izquierda han sido una fuerza constante en la búsqueda de justicia social, igualdad y libertad. Sin embargo, con el obradorismo esta corriente ideológica claudicó y traicionó no solo sus principios, sino a su militancia y a México, cuando se sumó a la antítesis de la democracia, el populismo.

La lucha

En nuestro país, la izquierda tiene sus raíces en la Revolución mexicana que buscaba derrocar al régimen autoritario de Porfirio Díaz y establecer un gobierno más justo y equitativo. Después de la ‘Revolución de 1910′, surgieron varios partidos y movimientos con orientación de izquierda, como el Partido Comunista de México.

Durante mucho tiempo grandes luchadores dieron su vida por esos principios, como Manuel Gutiérrez Nájera: escritor y político, defensor de la justicia social y la igualdad. Carlos Vainerman: líder estudiantil y defensor de la democracia. Ernesto Cardenal: teólogo y político, defensor de la justicia social y la igualdad. Jesús Silva Herzog: economista y político, líder del PCM en la década de 1950. Octavio Paz, Carlos Pellicer, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Valentín Campa, Arnaldo Córdova, Mario Saucedo, Heberto Castillo y tantos y tantos más que aportaron para lograr sus ideales.

Durante mucho tiempo la izquierda fue reprimida, actuaba en la clandestinidad y no tenían permitido participar en las elecciones. La lucha fue muy intensa, hasta 1977, cuando la reforma de Jesús Reyes Heroles los reconoció como partido político.

Aportaciones a la democracia:

Entre los principales postulados de la izquierda está la lucha contra la corrupción, una voz constante en la denuncia de la corrupción y la impunidad y en la demanda de transparencia y rendición de cuentas, así como en el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Esta lucha empezó a rendir frutos en la administración de Miguel de la Madrid, cuando después de la brutal corrupción que se tuvo en los gobiernos de Echeverría y López Portillo, la rendición de cuentas fue un tema obligado y se creó la Secretaria de la Contraloría, una lucha de la izquierda que encabezó el cuestionado Samuel del Villar.

Las columnas más leídas de hoy

La izquierda ha sido defensora firme de los derechos humanos, particularmente en áreas como la libertad de expresión, protección de las minorías y lucha contra la violencia de género.

Ya en poder, AMLO destruyó lo alcanzado por esa lucha y para darle la estocada final, puso a Rosario Piedra Ibarra, la hermana de un luchador, desaparecido y víctima de la represión oficial, que traicionó a su hermano, a su madre y la lucha de izquierda.

En cuanto a justicia social e igualdad, la izquierda ha abogado por políticas que beneficien a las clases más desfavorecidas, en educación, salud pública y protección laboral. Esa lucha logró cambiar radicalmente la política asistencialista de los gobiernos priistas, por una verdadera política social que transformara las condiciones de vida de mucha gente.

Actualmente, con AMLO y el respaldo de la izquierda regresamos a la política asistencialista y clientelar que solo sirve para comprar votos.

Desde la izquierda se impulsó el fortalecimiento de la participación ciudadana, se promovió la democracia participativa y la ciudadanía activa y se consiguió modificar infinidad de políticas públicas para garantizar ese derecho.

Lamentablemente, en la administración de AMLO esto despareció. La participación de la izquierda fue sustantiva para la reforma político electoral de 1996, tan importante, que de ahí surgieron importantes personajes como José Woldenberg, expresidente del IFE.

El PRD

Surgido de las entrañas del PMS que lideraba Heberto Castillo, se alió con la corriente democrática del PRI, impulsada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. Al principio dominaba la corriente de izquierda pero con la llegada de personajes como AMLO, Manuel Camacho, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y toda esa lacra que se le fue sumando cuando la democracia empezaba a quitar al priismo corrupto, represor y antidemocrático, se fueron transformando en la versión más siniestra, vulgar y corrupta del PRI.

Junto con AMLO se adueñaron del PRD contando con el apoyo de simuladores de la izquierda, como la corriente de los ‘Chuchos’, dirigida por Jesús Ortega y Jesús Zambrano, ambos, parte del priismo hipócrita y surgidos de las filas del Partido Frente Cardenista que dirigía Aguilar Talamantes, una idea de Fernando Gutiérrez Barrios y Manlio Fabio Beltrones.

Junto a ese grupo ingresaron al PRD los porros que siempre habían servido al PRI para desestabilizar y debilitar corrientes democráticas, como Martí Batres, René Bejarano, la CNTE y hasta la presidenta actual, que de izquierda no tiene nada.

Con AMLO de presidente del partido y dos veces candidato presidencial, el PRD decidió hacer alianza electoral con dos partidos del priismo salinista, el PT y el PVEM, alianza que migró a Morena para seguir a su servicio.

Hoy podemos decir que la izquierda se utilizó de fachada, se utilizó cavando su propia tumba y la del México democrático, para dar paso a una nueva versión del sistema corporativista, militar, clientelar, represor, sin transparencia y corrupto.

X: @diaz_manuel