Esta semana aparece en la portada de la Revista Proceso una imagen desgarradora de un espacio educativo rural (si acaso así se le puede calificar), que refleja la urgente necesidad de atender con efectividad los requerimientos esenciales para que la educación en México cumpla con estándares mínimos de calidad, en todos los ámbitos. Más allá de la foto, lo dramático es que representa las precarias condiciones de vida de una gran mayoría de mexicanos que no reciben recursos suficientes del Estado, para efectivamente resolver sus principales carencias. El poder político en la administración del presidente López Obrador está en falta por no generar el progreso económico prometido, mas allá del clientelismo electoral, que parece es el enfoque de sus principales programas sociales.
Por otra parte, este mismo fin de semana la Revista The Economist publicó que México se mantiene en el lugar 6 del índice de “capitalismo de cuates”. Esto significa que cerca del 10% del PIB del país (según cálculos del economista Carlos Ramírez F.), corresponde a riqueza de billonarios mexicanos ligada a ganancias extraordinarias obtenidas por conexiones o favores políticos, y tráfico de influencias. En el gobierno de López Obrador, este índice refleja que el poder político se ha mantenido ligado al poder económico (parte del consejo asesor del presidente de México está formado por estos “cuates capitalistas”, quienes en el sexenio han sido favorecidos por el gobierno en sus obras y proyectos), lo que resulta en convenientes relaciones de “reciprocidad”, por encima de generar competencia económica. Esto solo profundiza mas la desigualdad e inequitativa distribución de la riqueza, por las fallas de rendimiento que se generan entre los diferentes agentes que participan en la economía del país.
La doctrina de la 4T, descrita en el libro del presidente “Hacia una economía moral”, tiene como principio crear una economía nacional basada en la prosperidad general de la población. A más de tres años de esta administración, la situación económica y social del país presenta condiciones muy por debajo del bienestar propuesto. Por citar un ejemplo, el 40.3% de la población se encuentra en pobreza laboral, lo que significa que no puede adquirir la canasta básica con los ingresos laborales que percibe su hogar (cifras a dic/2021, México ¿cómo vamos?). Esto nos lleva a cuestionar entonces la supuesta “moralidad” de la “economía moral” del lopezobradorismo.
¿Qué tiene de moral el cancelar el programa de educación de tiempo completo en las escuelas (PETC) y dejar sin alternativas a casi 4 millones de alumnos que se beneficiaban? Según datos de Mexicanos Primero, más de 25mil escuelas participaban en este programa, y más del 50% operaban en zonas consideradas de alta y muy alta marginación, con altísimos rezagos académicos. Además, el PETC ayudaba a resolver el problema de la malnutrición y desnutrición infantil (según la UNICEF, en 2019, el 65% de los niños que recibían alimentos en el PETC no recibían más alimento en el hogar, y era su único sustento diario). Seguramente había deficiencias en este programa, pero no hay análisis de costo/beneficio que pueda justificar su cancelación (sin generar alternativas inmediatas), por el alto costo humanitario que representa. Peor aún, con el programa oficial LEEN, según la Auditoría Superior de la Federación, no existen pruebas de que todos los recursos que se le han asignado de parte de la 4T, se hayan canalizado a los objetivos planteados de creación de mejor infraestructura escolar. Con la entrega de “apoyos directos” se acentúa la opacidad (Revista Proceso, no. 2367).
¿Qué tiene de moral el deteriorar la salud de la población a través de una insuficiente atención, y una ineficiente adquisición y distribución de medicamentos en el país? Según el colectivo Cero Desabasto, la falta de medicamentos en el país se duplicó durante 2021, a partir de los reportes de falta de algún medicamento, vacunas o material de curación en instituciones públicas que son parte del Sistema Nacional de Salud. Por otra parte, según datos del Coneval, con la creación del INSABI por la 4T, la población sin acceso a servicios de salud creció de 20.1 a 35.7 millones de personas, entre 2018 y 2020.
¿Qué tiene de moral el empobrecer a la clase media, generar más pobreza, y no facilitar apoyos a la pequeña y mediana empresa? En tres años de esta administración, según el INEGI, la clase media se redujo en 6.3 millones de personas (al pasar de 53.5 millones a 47.2). La clase baja creció en 8 millones, y representa ya el 63% de los mexicanos. Por su parte, continuó la alta mortandad de PYMES, que son las principales generadoras de empleos en el país. Según el EDN 2021 del INEGI, el porcentaje de variación en número de establecimientos en los últimos 27 meses medidos es de -8.2%.
En mis estudios de filosofía aprendí que dentro de la definición de “moral” se encuentra el concepto de “ideales”, con que debe guiarse una sociedad. Los resultados del gobierno actual están lejos de representar los ideales de bienestar al que debe aspirar todo grupo humano. Con la situación económica al día de hoy en el país, el ideario económico planteado por el presidente López Obrador, lejos de ser “moral”, refleja una gran inmoralidad.