Independientemente del tema político, hablaré netamente de aviación. Y es que resulta que en las últimas horas se enviaron dos aviones de la Fuerza Aérea Mexicana para repatriar a mexicanos que se encuentren varados en Israel y Palestina.

Hablemos claro: son vuelos de rescate. Por la infinidad de comentarios con los que me he topado en redes sociales, queda clarísimo que quienes los emiten tienen la creencia de que solamente hay que tomar un avión, “ponerle gasolina” -como dijera literal Mario Di Constanzo- ¡y ya!, salgamos raudos y veloces al rescate.

Temo decepcionarlos, porque el asunto no funciona así. Partamos del punto que el Gobierno Federal -por el momento- solamente ha habilitado el uso de dos aeronaves Boeing 737 para ir al rescate de nuestros connacionales; para ello, se debe planear quiénes son las tripulaciones que llevarán a cabo la misión.

Después, hay que hacer un plan de vuelo, y aquí me permito informarles a todos aquellos que es falsa la creencia de que los aviones vuelan en línea recta. La principal “queja” en las redes sociales, es que se tendrán que hacer varias escalas, siendo la primera en Canadá, posteriormente Irlanda del Norte y finalmente Turquía, como la última escala antes de llegar a Israel.

La autonomía de vuelo de los equipos de la Fuerza Aérea Mexicana es de alrededor de 4,200 km y la distancia que hay de México a Israel es de 12,422 km; dependiendo si hay viento en contra o a favor, esto implica aproximadamente, 17 horas de vuelo.

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En internet, hay quienes con voz en cuello reclaman que fue una reverenda estupidez, vender el avión presidencial, el TP01 José María Morelos y Pavón, porque ese avión sí llegaba en un solo envión.

Llegada del avión de la fuerza aérea mexicana a Israel para transportar al primer grupo mexicanos que serán repatriados

Déjenme decirles que eso es falso, la autonomía de vuelo de dicho equipo es de 8,500 km, por lo tanto, tendría que haber hecho una escala, esto es, no hubiera llegado de manera directa como lo sugieren algunas voces evidentemente inexpertas.

Tomen en cuenta que, como señalé, los aviones no vuelan en línea recta, no cruzan el Océano Atlántico, sino que los vuelos transoceánicos sobrevuelan Groenlandia. Seguramente se están preguntando “¿por qué?”, y la respuesta es simple: por la circunferencia de la tierra, además para no perder contacto, esto es, los aviones cada cierto tiempo deben contactarse con los aeropuertos que encuentran a su paso, mismos que les indican si van bien en su ruta o hay algo qué modificar, ya sea un tráfico, o mal tiempo.

Esto también se debe a que la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) establece este procedimiento como obligatorio dentro de la normatividad correspondiente. Y además debe considerarse el uso del sistema de navegación en estaciones terrestres y aerovías VOR y NDB; para que quede claro, tienen que pasar por puntos de referencia, por la seguridad en el tráfico aéreo y para evitar accidentes.

Las escalas no son caprichosas, funcionan para la recarga de combustible y para verificar que no haya alguna modificación importante en el plan de vuelo, sobre todo porque el espacio aéreo israelí no está siendo seguro para las operaciones aéreas, y lo que se busca es llegar a salvo, y salir con nuestros compatriotas de la mejor manera posible del aeropuerto de Tel Aviv.

La Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) anunció que el primer vuelo saldría a las 10:00 de la mañana del lunes, con las escalas ya mencionadas y un ETD (estimado de vuelo) de 16 horas. Para que quede claro, a la hora que despeguen del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el plan de vuelo les indica que traen viento a favor. Esto es, harán casi una hora menos con todo y las escalas programadas.

Pero el siguiente vuelo, el que se programó para despegar a las 15:54 de la tarde del lunes, tiene un ETD que indica 22 horas vuelo, esto es, se encontrarán con viento en contra. Esto es uno de los tópicos de la aviación que mucha gente a veces no llega a comprender.

A manera de anécdota: una vez volando rumbo a Montreal, nos tocó hacer casi 6 horas en la ida, pero al regreso hicimos 3 horas y media. Por supuesto hubo quien se quejó porque su boleto indicaba que el vuelo iba a durar más tiempo, el chiste es que le habíamos “robado” horas de vuelo, porque según argumentaba el pasajero, el desconsiderado capitán de la aeronave, “le había acelerado mucho”.

Salida del avión de la fuerza aérea mexicana que transporta al primer grupo mexicanos repatriados desde el territorio israelí

Operar una aeronave no es fácil de realizar, y mucho menos en una encomienda de rescate. Se debe de garantizar la seguridad tanto de los tripulantes como de los pasajeros, porque los pilotos -aunque vayan en tripulación reforzada- van a alterar sus ciclos circadianos al cruzar varios husos horarios, y la fatiga puede llegar a convertirse en un peligro; por eso se deben extremar precauciones.

Eso sin contar con las constantes presurizaciones y despresurizaciones que van a sufrir por las diversas escalas. Lo digo en serio, yo sé que en el papel parece algo muy fácil, pero quienes llevan el avión para rescatar vidas humanas, deben estar en óptimas condiciones para que la misión sea un éxito total.

Y ya que hablamos de vuelos de rescate, el país podría pedirles a las líneas aéreas mexicanas cooperar; en este caso podría pedirle a Aeroméxico un vuelo de rescate o de ayuda humanitaria. ¿La razón?, viene estipulado en la concesión de la línea aérea, y no sería la primera vez que lo hacen.

Me imagino que tendrían que evaluar -y eso ya lo debe de saber el Gobierno Federal- quiénes y cuántos son los connacionales que están solicitando la repatriación a México, porque sabemos que siempre habrá quienes prefieran quedarse, por múltiples y muy respetables razones.

El principio de esta misión por parte de las Fuerzas Armadas de México es llegar bien, y salir ilesos del conflicto de Medio Oriente, para llegar a nuestro territorio sanos y salvos. Ese es el objetivo, por lo que “más vale paso que dure, que trote que canse”. Recuerden que, en la aviación, la seguridad siempre será primero y sin escatimar.