EL IMSS EN LA PANDEMIA
Entre los múltiples descubrimientos de los seres humanos hay uno que ha sido definitivo en la batalla entre la vida y la muerte: las vacunas. La vacunación es la intervención en salud pública más valiosa pues ha sido un factor determinante para el mejoramiento de la calidad de vida, la reducción de la mortalidad y morbilidad infantil, el incremento de la esperanza de vida; y actualmente ante la pandemia de la COVID-19, han sido el fiel de la balanza para poner las cosas a favor de la vida y la salud.
La pandemia por la COVID-19 no tomó al mundo por sorpresa en el desarrollo de métodos y técnicas en la producción de nuevas vacunas. Las que hoy tenemos y aplicamos no son producto de la casualidad ni de la improvisación.
Desde hace décadas, las vacunas con plataformas ADN, ARN mensajero, recombinantes o que utilizaban virus no replicantes (adenovirus) ya se encontraban en fases avanzadas de investigación y se utilizaron por situaciones de emergencia, por ejemplo, contra el Ébola, intervención que permitió mitigar y llegar al control epidemiológico de la enfermedad en África occidental en los años 2018 y 2019.
Fueron estos avances tecnológicos de científicos en todo el mundo los que permitieron el rápido desarrollo de vacunas altamente eficaces y seguras contra el virus SARS-CoV-2.
En México, como resultado de la intervención y gestión del Gobierno de la República tenemos un amplio portafolio de opciones para proteger a las personas que vivimos en el país.
Actualmente, con los esfuerzos coordinados entre dependencias nacionales e internacionales, estas vacunas son aplicadas a toda persona que se encuentra en territorio nacional, sin discriminación alguna, bajo los preceptos establecidos en la Política Nacional Rectora de Vacunación.
Con pleno respeto a la libertad de cada mexicana y mexicano, la vacunación es una decisión libre y voluntaria; sin embargo, es fundamental señalar que desde el punto de vista médico y con un enfoque de salud y calidad de vida, resulta importante acudir oportunamente a vacunarse, de manera ordenada y protegida, cuando las autoridades locales lo convoquen.
Es un hecho comprobado que la vacuna contra la COVID-19 otorga una ventaja valiosa contra la enfermedad, previniendo de manera muy efectiva sus complicaciones graves o la muerte. Asimismo, aunque de forma variable entre ellas, previenen el desarrollo o atenúan la magnitud de los síntomas.
Si bien la vacunación es un elemento más de protección contra la COVID-19, debemos tener claro que no sustituye el uso adecuado de cubrebocas en nuestras actividades cotidianas, ni al lavado o sanitización regular de manos, ni a la ventilación de espacios, guardar sana distancia, entre otros, para reducir el riesgo de infección y desarrollo de complicaciones.
Nuestras acciones individuales impactan cotidianamente en el desarrollo de una nueva ola de contagios y son todas estas decisiones, al alcance de nuestras manos, las que implementadas de manera correcta contribuyen a preservar la salud personal, de la familia y con los que convivimos cotidianamente. Vacunarse es un acto de responsabilidad.