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El gobierno de la Cuarta Transformación está aplicando una política para hacer frente a la creciente dependencia del país en granos básicos como el maíz, trigo, frijol, arroz y lácteos, y que estos alimentos se produzcan en México al mismo tiempo que disminuya la importación; para ello se han diseñado programas que tienen como fin restaurar de cierta manera la autosuficiencia en estos productos, sin embargo esta estrategia choca con los subsidios a los productores agrícolas que tiene la administración de los Estados Unidos que provoca que sus precios de exportación a los mercados foráneos estén por debajo de sus costos de producción lo que se conoce como dumping.
La política de subsidios agrícolas del gobierno estadounidense afecta a los productores mexicanos al no poder competir con los precios de los alimentos del campo que vienen de la Unión Americana, además provoca la migración de habitantes de zonas rurales a las grandes urbes nacionales o al país de las barras y las estrellas.
Según un informe elaborado por el Banco Mundial en 2008, las medidas propias de gobiernos neoliberales, como el retiro de los apoyos oficiales y la apertura de las fronteras a la importación de alimentos –ambas, puestas en práctica desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, han provocado una reducción de 25% en la población rural. A su vez, esto ocasiona la movilidad de ese sector hacia los centros urbanos donde las expectativas de empleo tampoco son abundantes– y, finalmente, la migración indocumentada a Estados Unidos.
De acuerdo con un informe elaborado por la Cámara de Diputados, el flujo de migrantes indocumentados de México hacia Estados Unidos y Canadá se incrementó alrededor de 10% en 2008, una vez que entró en vigor el capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que permitió la importación sin aranceles de maíz y frijol. En el documento, los legisladores establecieron que, a la par de la apertura indiscriminada de las fronteras mexicanas a los productos agrícolas extranjeros, el campo mexicano ha padecido el retiro de casi 50% de los subsidios gubernamentales durante la década que va del 1998 al 2008, lo que colocó a los campesinos nacionales “en clara desventaja” con relación a los productores estadunidenses y canadienses –que reciben grandes subvenciones por parte de sus respectivos gobiernos, por lo cual optarían por abandonar el campo para buscar trabajo, principalmente en la nación vecina del norte.
Los productores de maíz amarillo transgénico de los Estados Unidos son los que más reciben subvenciones de parte de su gobierno, solo en 2019 estas agroindustrias recibieron 2 mil 200 millones de dólares y estos estímulos favorecen más a las grandes empresas que dominan el mercado.
Las compañías agroindustriales también gozan de subsidios indirectos al contratar trabajadores indocumentados a los cuales les pagan salarios por debajo del promedio del mercado de los Estados Unidos.
En un estudio de la Secretaria de Agricultura se indica que “el dumping estadounidense costó a los productores mexicanos de maíz y trigo casi 6,000 millones de dólares en valor perdido para sus cosechas. Con las exportaciones de los Estados Unidos de maíz y trigo que entraron en México con márgenes de dumping del 10% y el 27% respectivamente, de 2014 a 2020, los precios de los productores nacionales se redujeron en porcentajes comparables. En conjunto los productores mexicanos de maíz perdieron 3,800 millones de dólares en valor de sus cosechas, mientras que los productores de trigo perdieron 2,100 millones de dólares”.
El dumping agrícola que es la práctica de exportar materias primas a precios inferiores al costo de producción puede ser devastador para los agricultores de los países importadores, especialmente los de bajos ingresos que tienen poco poder para utilizar las normas comerciales para defender a sus mercados. Es una competencia desleal para los agricultores de otros países exportadores. Y, al alentar la sobreproducción en Estados Unidos, atrapa a los productores de este país en una necesidad incesante de mayores rendimientos y/o de granjas más grandes.
El dumping es una práctica que es importante para el gobierno de los Estados Unidos sin embargo está política socava la viabilidad económica de los agricultores competidores, ya sea que éstos produzcan para sus mercados internos, o destinen sus cosechas a la exportación en competencia con la producción estadounidense. Esto es especialmente un problema para los países en desarrollo en gran parte agrícolas que dependen de la agricultura para la estabilidad económica. Ha sido objeto de controversias en curso en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y en el contexto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), impulsadas particularmente por los gobiernos de los países en desarrollo cuyos agricultores se quejan de la inundación de importaciones baratas.
El dumping es una amenaza para los productores fuera de Estados Unidos, la mayoría de los cuales venden su producto a mercados controlados por un puñado de comercializadoras de productos agrícolas (cuatro empresas controlan entre 75 y 90 por ciento del comercio mundial de cereales).
El maíz ocupa un lugar importante en la economía, la dieta y la cultura de México. Bajo el TLCAN-TMEC, las exportaciones de maíz de EU a México aumentaron más de 400% en los primeros años del Tratado y destrozaron los mercados locales. Basado en estadísticas mexicanas, Timothy Wise estima que más de dos millones de mexicanos dejaron la agricultura a raíz de la inundación de importaciones del TLCAN, esto es una cuarta parte de la población agrícola. Incluso cuando las tasas de dumping disminuyeron durante el período de altos precios, los programas de apoyo público a la agricultura en México, al igual que en Estados Unidos, se orientaron a apoyar a los agricultores más grandes y a los intereses de los agronegocios, en lugar de favorecer a los pequeños productores, columna vertebral de la economía rural.
Los esfuerzos que ha hecho el gobierno de la Cuarta Transformación no han dado los resultados esperados porque no se ha podido frenar el crecimiento de las importaciones de granos básicos debido a los precios de los alimentos baratos que están por debajo de los costos de producción.