“Solo cuadernos, nada de hojas sueltas”. ¿Recuerda usted esa frase? Se usa coloquialmente para decir que a un evento, reunión o fiesta solo asistirán los cuates, amigos, “panas”, camaradas, allegados, pues.
Así pensaban algunos que sería el evento de ayer 5 de febrero en Querétaro, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador conmemoró el 106 Aniversario de la Promulgación de la Constitución de 1917.
Lo pensaron, por supuesto, los “ignorantes-sabiondos” opinadores de café, pues al ser un acto oficial, deberían asistir no solo los integrantes del gabinete y gobernadores morenistas, estaban invitados políticos de todos los partidos quienes a gusto o no, desfilaron en la “alfombra roja” y posaron para la foto.
Se esperaba, claro que sí, la asistencia de los cuatro “corcholatos” o aspirantes a ganar la encuesta de Morena para ser el candidato de ese partido a la presidencia de la República en el cada vez más cercano 2024.
No hubo grandes sorpresas, o quizá sí, según la óptica desde la que se vea.
Acompañando al presidente estuvieron dos de ellos: el secretario de Gobernación, Adán Augusto López y la jefa de gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum.
Ricardo Monreal supusimos que no iba a asistir. El senador no es “cuaderno” es “hoja suelta” que cada vez más se la lleva el viento.
Y la suposición no falló.
A Monreal, por gusto o por soberbia, vaya usted a saber, le acomoda el papel de ausente, por ser el eterno inconforme prefiere no estar para dar de qué hablar y con suerte, casi de puntada, sube tantito en las encuestas.
Pero el que nunca falta y ahora sí faltó es el canciller Marcelo Ebrard, quien como niño que se pone el termómetro en la boca para que su madre lo crea indispuesto y no lo lleve al colegio, se reportó “malito”, enfermo, con incapacidad, pues.
No dijo qué le dolía o qué le pasaba, solo que estaba mal. Y su ausencia dio de qué hablar, y mucho.
De Monreal sabemos su molestia, incluso días anteriores el jefe del Ejecutivo reconoció que entre este corcholato y él existen diferencias, pero ¿Marcelo?
“Tik-tokeando, ando”...
“Malditas redes sociales que te roban la privacidad”, me dijo un amigo no hace mucho, en alusión a que había sido descubierto por su novia en una fiesta, cuando alguien cometió la indiscreción de subir un video de él con cerveza en mano y muy animado en el bailongo.
Le había jurado “por la salvación de su alma” a su pareja que estaba “malito” y que no podría acompañarla a una reunión familiar con sus tías las indiscretas “chinga-quedito”.
No contaba, pues, que la cámara indiscreta, lo cacharía infraganti y le ocasionaría tremenda pelea con su ofendida novia, quien de milagro no le rompió la maceta (literal) del enojo.
“Sucede, cuando pasa”, dice mi hija.
Y sucedió que horas más tarde, el “indispuesto Marcelo” apareció en Tik- tok sonriendo en una selfie con unos amigos suyos, funcionarios de la BMW.
La foto no era de ayer, al menos eso se deduce por sus acompañantes, quienes sonríen con un filtro con orejas y nariz de perro.
¿El Tik-tok de Ebrard tiene jiribilla?
Puede que sí, o puede que no.
Si le preguntan a sus incautos seguidores, a quienes les da nombramientos y promete llevarlos al cielo si gana la encuesta, responderán con toda la seriedad que el canciller bromeó en su red social solo porque sí, porque quiso, porque le dio la gana, porque es así de simpático y solo fue un “chistín” sin maldad mientras convalecía de sus dolencias. Nada más.
Los “ninis” de la política (que son mayoría, podrá usted suponer) me tacharán de paranoica si sugiero que el Tik-tok de Marcelo es una parodia (¿o una burla?) a la selfie que se tomó la doctora Claudia Sheinbaum con los gobernadores de todos los partidos en Querétaro, donde sonreían de oreja a oreja junto a la mandataria capitalina, quien por cierto, lidera las encuestas y es la corcholata con mayor aceptación entre los morenistas para ser su próxima candidata presidencial.
Al momento de escribir estas líneas nadie ha dicho si fue o no una broma, si tiene relación con la selfie de Claudia o si solo es mera coincidencia. Lo cierto es que Marcelo no fue a Querétaro y ya veremos los apuntes de la comentocracia respecto a su ausencia y al rotundo éxito que tuvo la presencia de Sheinbaum en el acto solemne del día de ayer.
Por cierto...
De ser fingida la enfermedad de Marcelo y no viajó a Querétaro solo por capricho, su ausencia le restará más puntos en su carrera para ser el elegido de la militancia de su partido para ser el candidato presidencial.
No asistir fue un desplante, no a los posibles electores sino al presidente López Obrador, pues Ebrard es parte de su gabinete.
En momentos claves para la encuesta que definirá quién va y quién se queda en el intento, un error como este puede dejar al canciller en la lona, pues se le está yendo el “gas” a esta corcholata a quienes muchos aseguraban llevaba la delantera en las preferencias.
Lo dijo muy bien el filósofo francés Voltaire: “El hombre se precipita en el error con más rapidez que los ríos corren hacia el mar”.
¿La “regó” Marcelo? El tiempo tendrá la respuesta.