Estimado Federico:
Comentamos esta mañana las graves acusaciones de Marcelo Ebrard contra Claudia Sheinbaum, resultado de la desesperación por no lograr remontar en las encuestas donde ella, desde el principio, ha ocupado el primer lugar.
Quedan solo once días para iniciar la encuesta definitiva de Morena para determinar al ganador o ganadora y Sheinbaum lleva una clara ventaja.
Agobiado, a Ebrard ya no le da tiempo de revertir la brecha y por ello ahora trata de salvar cara de su inminente derrota lanzando acusaciones sin pruebas y sin asumir su propia responsabilidad.
La falta de carisma, la excesiva soberbia y una trayectoria política zigzagueante son, entre otras, las verdaderas causas del fracaso de Ebrard ante los ciudadanos.
Desde un principio, Ebrard utilizó el puesto de Secretario de Relaciones Exteriores para promoverse como candidato presidencial. Desde 2018 personal de la SRE manejó varias cuentas de Twitter como @Ebrard2024, @TodosConMarcelo y @JovenesMarcelo, además de su cuenta personal donde reproducía los selfis con líderes mundiales para halagar su ego.
Ebrard nombró en la SRE, en embajadas y en consulados a familiares de periodistas que escriben a favor de él, sin revelar el conflicto de interés a los lectores.
Lo más grave es el enfrentamiento con el presidente Andrés Manuel López Obrador al denunciar a la Secretaría del Bienestar de enviar brigadas para decir que la favorita de AMLO es Sheinbaum.
El vulgar ambicioso cometió ayer suicidio político y su única salida es renunciar a Morena, partido al que se afilió hace apenas un año.
Tal como lo escribí hoy en mi columna en Milenio, el encabezado de Forbes es demoledor: “Sheinbaum aplasta a Ebrard”.
Sheinbaum aventaja a Ebrard con 23 puntos, según la encuesta de De las Heras-Demotecnia, publicada el 15 de agosto por la revista electrónica de negocios.
También el portal financiero Bloomberg destacó que Sheinbaum de México gana ventaja en la carrera por la nominación. El segundo lugar, Ebrard, se está quedando más atrás, según una encuesta de Citi.
Ayer, El Universal le dio a la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México 35% contra 22% de Ebrard, una ventaja de 13 puntos, según la empresa Buendía & Márquez.
También El Financiero colocó a Sheinbaum con 32%, diez puntos por encima de Ebrard, 22%.
El Heraldo reveló que entre los simpatizantes de Morena prefieren a Sheinbaum con el 30.4%, a Adán Augusto con el 23.3% y en tercer lugar Ebrard con apenas el 21.8%.
Ahora resulta que, según Ebrard, todas las encuestas están pagadas por Sheinbaum.
Ebrard es el único responsable de la debacle de su pésima campaña, en la que un día hace el ridículo al bailar “No rompas más mi pobre corazón” y luego como excanciller populista promete derribar el muro con Estados Unidos, cuando él fue quien se dobló ante Trump para desplegar la fuerza militar en la frontera. Se necesita ser muy cínico.
Ebrard acusó a Sheinbaum de acarreo, pago de encuestas falsas, uso masivo de la Secretaría del Bienestar con brigadas diciendo que el presidente quiere que sea Claudia, e incluso la acusó de orquestar una campaña negra en contra de su familia.
“Tú ganaste pero yo te apoyo”, repitió ayer Ebrard su trillado chantaje a López Obrador cuando en 2011, a pesar de que perdió en tres de las cinco preguntas para decidir al candidato presidencial del PRD, supone que ahora le toca a él sucederlo en la Presidencia por el hecho de haber reconocido su derrota.
Conviene subrayar que Ebrard se afilió hace solo un año a Morena para poder ser candidato y ahora este neomorenista pretende imponer sus condiciones al partido que no fundó y reclamar a López Obrador la silla presidencial como si fuera su derecho exclusivo.
Ebrard trata de extorsionar al presidente por supuestas complicidades cuando López Obrador desalojó en 1992 el Zócalo debido a la intervención del regenta salinista Manuel Camacho, al que sirvió como secretario general de Gobierno en el Departamento del Distrito Federal.
Las graves acusaciones de Ebrard significan un tácito rompimiento con López Obrador pero al mismo tiempo le faltó el valor civil de formalizar su renuncia a Morena.
A Ebrard solo le queda la candidatura naranja, que hasta ahora tiene guardada Dante Delgado, quien se ha rehusado a unirse a la coalición opositora Va por México, en contra de la opinión de destacados militantes de Movimiento Ciudadano.
Creo que el chantaje de Ebrard tendrá serias consecuencias. Tiene cola que le pisen. Ya perdió la candidatura de Morena y perderá la Presidencia como eventual candidato opositor.
Ebrard tiró la primera piedra sin estar libre de culpa.