Once I get you up there
Where the air is rarefied
We'll just glide
Starry-eyed
Once I get you up there
I'll be holding you so near
You may hear
Angels cheer, 'cause we're together
Weather-wise, it's such a lovely day…
Come fly with me, let's fly let's fly
Pack up let's fly away
Frank Sinatra / Luis Miguel
Pan de cazón
¿A dónde llevó López Obrador a sus invitados —Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, entre otros y otras— a comer en Campeche? ¿Les convidó pan de cazón o unos camarones con coco? Ya lo sabremos, pero eso no es lo relevante. Eso sí, la jefa de gobierno de la capital y el secretario de Gobernación deberán tener cuidado de que el bienmesabe no termine en un recargado puchero político por parte del mandatario…
El pretexto para ir a aquella entidad fue presentar los resultados de la Jornada Nacional de Vacunación que inició en febrero y concluyó el jueves, si bien la verdad es que la prioridad del primer mandatario posiblemente haya sido ir a comer chocolomo o chiles X-catic. Eso y placear a la doctora Sheinbaum como su favorita… porque, tanto como la presencia de ella se notó la ausencia del otro supuestamente puntero en la sucesión en Morena, el canciller Marcelo Ebrard.
¿Serás que Ebrard no fue convocado porque es alérgico al pan de cazón? ¿O será que ya se le ve en la 4T listo para irse a sentar a la mesa de gastronomía veracruzana de Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano?
Pero, que nadie cante victoria antes de tiempo. Y es que Claudia no se ha quedado todavía sola en la carrera, al menos no lo estuvo en Campeche. Ahí, en la mañanera, participaron los de cajón; eran muchos, pero solo uno, además de ella, llamó la atención: no fue, claro que no, el subsecretario López-Gatell, cada día más irrelevante; ni la gobernadora Layda Sansores, quien cual Pésima Musa improvisó unos versos dedicados al presidente; tampoco José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina, y Luis Cresencio Sandoval, titular de la Defensa, siempre al lado de Andrés Manuel; mucho menos el gobernador del cercano Quintana Roo, Carlos Joaquín González, ni Jaime Bonilla, ya pronto exgobernador de Baja California, quien usó el evento como su gira del adiós…
El otro que llamó la atención en el show campechano fue el titular de Gobernación, Adán Augusto López. Y es que, a falta de Ebrard, Adán Augusto puede meterse de última hora entre las corcholatas a destapar por el inquilino de Palacio Nacional.
El caso es que la comida campechana, seguramente bendecida con cerveza Baluarte, debió haber sido todo un acontecimiento previo al 2024. Porque ni modo de que hablaran de lo mismo que en la mañanera: los resultados de la Jornada Nacional de Vacunación. Eso ya aburría. Y además AMLO evitó el tema a la hora de los camarones con coco, para no correr el riesgo de que Claudia insistiera en que ella fue más seria en el trato de la pandemia que el mismísimo zar anti covid, lo cual no es decir mucho. Eso habría propiciado que los joroches y el bistec de cazuela se le indigestaran a López Obrador.
Tampoco es probable que allá en Campeche se haya tratado el tema de la UNAM. Le sacó la vuelta la jefa de gobierno. No debe agradar a Sheinbaum tener que coincidir, por disciplina partidista, con todas las críticas del presidente contra su alma mater; la universidad no solo donde ella trabajó, sino en la que tiene una plaza que la espera por si desea retomar sus proyectos de investigación y de divulgación científica. Dada su posición, quizá era demasiado pedir que defendiera a la UNAM de los ataques incomprensibles de Andrés Manuel, pero no se esperaba que se fuera al extremo de ignorar el espíritu puma. Menos aún cuando, siendo estudiante, tanto bregó por la autonomía de la universidad y ahora hace que la virgen le habla en un momento en que, desde el poder, tal autonomía queda en tela de duda. Un poco de solidaridad universitaria no estaría mal.
A lo que voy es que ir a Campeche o a cualquier punto geográfico del país no bastará para que doña Claudia sea electa presidenta, por mucho que coma fritangas a pie de carretera. Tampoco le alcanza a Adán Augusto, quien quizá ya se metió a la carrera del 2024. Mucho más que eso deberán hacer si quieren trascender. Los mexicanos ya nos empezamos a cansar de que los políticos anden en tales argüendes en lugar de quedarse en el escritorio trabajando para resolver los problemas. Pero la jefa de gobierno y el secretario de Gobernación, ya sin el estorbo de Ebrard, han optado por repetir la misma receta que nos endilgaron y nos hartó en los regímenes priistas y panistas, y que en los últimos sexenios no le ha funcionado a nadie. En fin, ella y él sabrán…
¿Y Marcelo Ebrard? Pues con dolores de barriga por el pan de cazón sin siquiera haberlo probado?