El rey de Parangaricutirimícuaro se quiere desparangaricutirimicuarizar, el que lo desparangaricutirimicuarize un buen desparangaricutirimicuarizador será.

Trabalenguas

Dirán quienes sí saben de estas cosas que el antónimo de pausar sería activar o proseguir. Pero las relaciones diplomáticas de México con España exigían una nueva palabra, y la creó Carlos Fernández-Vega, columnista de La Jornada.

Despausar la pausa decretada por AMLO el pasado mes de febrero es lo que, en estos días, pensaron que estaban haciendo el canciller mexicano don Marcelo Ebrard y el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación del Gobierno de España, don José Manuel Albares.

Fantaseaba Marcelo y hasta deliraba. Como en la canción infantil, él soñaba que en el mar en una lancha iba a remar…, mas de repente, al embarcar, se cayó de la cama y se puso a llorar. Y es que, sin duda, Andrés Manuel lo despertó muy bruscamente en la mañanera al decir algo así como: qué despausada ni qué ocho cuartos, las relaciones con el reino de España siguen interrumpidas, pero sin romper nada de lo verdaderamente relevante.

Más allá de lo que se piense de la pausa —que no ha perjudicado a nadie que tenga negocios con empresas de España, viaje a ese país como turista o reciba visitantes españoles—, lo cierto es que Marcelo Ebrard fue por lo menos ingenuo al declarar el “relanzamiento” de las relaciones bilaterales México-España.

Lo hizo nuestro canciller, como lo dijo Fernández-Vega, “con la sonrisa de lado a lado”. Se equivocó Marcelo al irse por la libre, y es que —cito al columnista de La Jornada— “olvidó un pequeño detalle: consultar y obtener autorización de su jefe, que despacha en Palacio Nacional”, a quien la despausada “no le causó mayor gracia”.

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Tan perdido andaba Ebrard, que declaró que AMLO se puso feliz por la reunión despausadora —la Comisión Binacional México-España,— , que el presidente mexicano “evidentemente autorizó”.

Seguramente Andrés Manuel dio su visto bueno para la celebración del encuentro, pero despausar la pausa ya era demasiado. Entonces, el presidente de México salió en la mañanera ooootra vez a contradecir a su secretario de Relaciones Exteriores: la pausa sigue y solo concluirá cuando los españoles se disculpen por lo que hicieron en nuestra nación a partir del siglo XVI.

¿Es excesivo que AMLO espere de parte de España aceptar que “hubo abusos, masacres, que se reprimió a los pueblos originarios”? Creo que esto sería lo más fácil para el reino español. Verdaderamente complicada la segunda exigencia del presidente López Obrador: que los potentados españoles ya no se lleven a los expresidentes de México “de empleados de sus empresas”. Creo que Andrés Manuel piensa en Felipe Calderón, quien fue asalariado en Iberdrola y ahora trabaja en el Instituto Atlántico de Gobierno, del derechista José María Aznar. La diplomacia española tendrá que analizar lo que esto significa para el gobierno mexicano.

La corcholata, los corcholatos y España

Marcel Ebrard es corcholato, esto es, quiere ser presidente de México. Ha hecho su trabajo de promoción y va segundo en las encuestas —desde luego, tendrá que apurarse porque la líder Claudia Sheinbaum en cada nuevo estudio demoscópico amplía la ventaja—.

La pregunta interesante es la de qué harían con la pausa, en el siguiente gobierno de México, la corcholata Claudia y el corcholato Marcelo —y el otro corcholato, que tiene lo suyo aunque vaya muy rezagado en las encuestas, Adán Augusto López—.

Si Andrés Manuel despausa antes de que termine su sexenio, su sucesora o sucesor no enfrentará el problema de qué hacer con las relaciones entre México y España. Pero, ¿si AMLO se retira de la política sin decretar el fin de la pausa?

Queda claro que Marcelo un buen despausador quiere ser. ¿Claudia, tan cercana a Andrés Manuel, ha pensado en la continuidad, o no, de una forma diplomática de protesta absolutamente simbólica, es decir, como bien sabemos sin consecuencias prácticas para los negocios y el turismo? ¿Adán Augusto qué haría?

Es interesante el tema, me parece. Lo dejo para que reflexionen la corcholata líder y los corcholatos que tratan de alcanzarla.