Los famosos encabezados por Eugenio Derbez que se oponen a la construcción del Tren Maya por los posibles daños ecológicos a la selva que se tendrían con la edificación de esta obra ferroviaria, tendrían que estar informados acerca de que desde hace décadas las granjas porcinas que están ubicadas en la península de Yucatán están provocando daños ambientales de la zona.

Los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo albergan cuatro acuíferos que contienen la reserva hidrológica más importante de México, los cuales están sufriendo daños ambientales por el desarrollo de granjas para la cría de puercos, las cuales en algunos puntos han provocado hasta 85 miligramos por litro de contaminantes. Las comunidades de esa región del país han emprendido una lucha contra la industria porcícola y no ha tenido el apoyo de las personalidades del espectáculo que protestan sin muchos argumentos por el proyecto ferroviario.

En la península del sureste operan 257 granjas porcícolas de las cuales 222 están Yucatán, 21 en Quintana Roo y 12 en Campeche; 43 están en Áreas Naturales Protegidas (ANP) y una en un sitio Ramsar (Un sitio Ramsar es un humedal designado como de importancia internacional bajo el Convenio de Ramsar); además, 122 se ubican en sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad.

Según un estudio elaborado por Greenpeace, “la causa principal de la contaminación del agua y el suelo por la producción porcina, son los desechos de los animales”, este que se forma por los alimentos que les proporcionan a los puercos para aumentar la velocidad de engorda.

El nitrógeno suministrado a los cochinos en forma de proteína para acelerar la engorda, más del 60% es excretado a través de las heces o la orina, en una sustancia que se conoce como purín, la cual se infiltran en los mantos friáticos de la zona con nitratos (NO3) que son sumamente contaminantes.

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La investigadora Viridiana Lázaro afirma que la contaminación del acuífero, la atmósfera, (con la emisión de gases de efecto invernadero) y la desforestación son los problemas más grandes que provoca el desarrollo de la industria porcina en la península de Yucatán.

Según un estudio realizado en 2019 por la Universidad Autónoma de Campeche y Greenpeace sobre los pozos aledaños a las granjas porcinas, arrojó que cinco de las muestras rebasa la Norma para la protección de la vida acuática y en todas se exuden los limites recomendados de nitratos para garantizar la salud de las personas.

La investigación concluyo que el sitio más contaminado fue el pozo cercano a la granja Kekén, ubicada en el estado de Yucatán, con 85 miligramos L-1; el cercano a la granja Santa María, con 43 miligramos L-1.

El pasado mes de agosto cientos de habitantes del municipio de Homún acudieron a Palacio de Gobierno de Yucatán para exigir al gobernador Mauricio Vila Dosal que no intervenga en favor de la mega granja porcícola de la empresa Producción Alimentaria Porcicola (Papo), subsidiaria de Kekén, la cual se encontraba en esa fecha fuera de funciones mediante un mandato judicial. La protesta no fue apoyada por famosos del espectáculo.

La mega granja fue construida en una zona de protección natural, ya que en el municipio de Homún y otros de la misma zona están asentados en un “anillo de cenotes”, por esta razón los habitantes de la región no quieren que se vuelva abrir, para que el agua no se contamine por la orina y excremento de los puercos. El 80% de la población vive del turismo que acuden a bañarse a los cenotes.

Kekén cuenta con 12 granjas porcícolas distribuidas en tres centros en Yucatán, las cuales producen cada una 500 lechones diario, que son enviados a las granjas de engorda, con lo que producen cerca del 80% de la carne de cerdo de la Península.

La Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) que dirige María Luisa Albores y las autoridades locales deben de ser más enérgicas para normar a las granjas porcinas de la península de Yucatán y frenar el daño ambiental que producen.