TENGO OTROS DATOS
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), informó hace unos días que el número de personas en situación de pobreza aumentó en 3.8 millones de personas en comparación con 2018, periodo en que inició el Gobierno de la Cuarta Transformación (4T), esto a causa de la pandemia de coronavirus.
La crisis de salud provocada por la expansión de la pandemia de Covid-19, ocasiono una depresión económica severa en México y en la mayoría de los países del mundo; esto por el cierre de la muchas de las actividades económicas, así como por las medidas de confinamiento y aislamiento social que se tomaron para detener el avance del contagio del virus de SARS-CoV-2. Esta enfermedad no solo ha cobrado la vida de millones de personas, sino que ha arrinconado en la pobreza a millones personas no solo en el país azteca sino en casi todas las naciones del orbe.
Los resultados de la “Medición multidimensional de la pobreza en México 2018-2020”, de la institución encargada de evaluar la política de desarrollo social nos dicen que en 2018 había 51.9 millones de personas en situación de pobreza, mientras que, en 2020, año de la pandemia de Covid-19, dicha cifra se incrementó a 55.7 millones.
Coneval habla que en rubro de población en situación de pobreza extrema se registró un aumento de 2.1 millones, por lo que el número total subió de 8.7 millones a 10.8.
Por otro lado, el número de personas en situación de pobreza moderada se elevó en 1.7 por ciento, es decir, el cambió fue de 43.2 millones a 44.9 millones.
Según datos del organismo que dirige José Nabor Cruz Marcelo los programas sociales implementados por la administración del presidente López Obrador ayudaron atenuar para que no fuera más grande el número de mexicanos que cayeran en la pobreza.
Por desgracia las transferencias del Gobierno de la 4T en recursos por programas sociales no alcanzaron a cubrir las pérdidas por ingresos salariales que generó la pandemia.
Según estimaciones del Banco Mundial el coronavirus produjo el año pasado entre 119 y 124 millones de nuevos pobres en el mundo, cifra que podría escalar a entre 143 y 163 millones para este 2021, y se tendrá aumento en la desigualdad por efecto de la crisis sanitaria.
El estudio de la institución bancaria internacional nos dice que América Latina y el Caribe, la pandemia habría elevado el número de pobres de 23.9 millones a 27.4 millones en el mejor escenario para luego descender a 26.6 millones este 2021, pero en su escenario pesimista la cifra alcanzará los 27.6 millones en 2020 y se mantendrá sin cambios este año. De no haber ocurrido la pandemia, la expansión del virus de SARS-CoV-2 cerraría probablemente este año con 23.3 millones de personas en pobreza en la región.
La pandemia de Coronavirus disparo la pobreza en la mayoría de los países de América Latina a pesar de los paquetes de estímulos fiscales con lo que los gobiernos trataron de mitigar los efectos más devastadores de la crisis sanitaria y económica.
En la mayoría de los casos, los gobiernos se endeudaron para inyectar fondos de emergencia en los sistemas de salud y entregar ayudas directas a las familias más vulnerables y a las empresas más afectadas por una recesión que hizo que la actividad económica cayera 7.7% en 2020.
La pobreza llegó a su nivel más alto en los últimos 12 años, afectando a un 33.7% de la población, es decir, uno de cada tres latinoamericanos cayo en la precariedad.
La pobreza extrema alcanzó su mayor nivel en las últimas dos décadas: 12.5% de la población de la región latinoamericana, según las proyecciones hechas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Un Estudio de la Cepal nos hablan que donde subió más la población en pobreza extrema el año pasado fue en México, Honduras y Ecuador, mientras que en Brasil la extrema pobreza disminuyo el año pasado de 5.5% a 1.4%
La ayuda fiscal de Brasil que inyectó a la economía fue de cerca de un 8% de su Producto Interno Bruto (PIB), mientras que México apenas gastó un 0.7%.
La política que uso el presidente de Brasileño Jair Bolsonaro, para paliar la difícil situación económica de su país por causa del Coronavirus se basó en la distribución de un subsidio mensual de 600 reales (unos 120 dólares) entre abril y junio para cerca de 50 millones de desempleados, informales y personas de escasos recursos, y pretende extender la ayuda en julio y agosto, aunque con un valor menor.
El mandatario de Brasil ideó una estrategia para la conservación del empleo que llamó Programa de Emergencia de Mantenimiento del Empleo, el cual permite a las empresas reducir los sueldos y jornadas de trabajo de sus empleados en un 25 por ciento, 50 por ciento o 70 por ciento por hasta tres meses, así como la suspensión del vínculo laboral por un periodo de hasta dos meses.
La inyección de recursos a la economía provocó que la deuda nacional del país amazónico aumento a récord de 85 por ciento del Producto Interno Bruto y el sector público marcó un techo de 36 millones 500 mil dólares de déficit primario en junio, según datos de la Banca Central de ese país.
La administración federal brasileña revisó su pronóstico para el déficit presupuestario primario de este año a 787 mil 400 millones de reales (unos 154 mil millones de dólares) en su reporte de ingresos y gastos, desde un saldo negativo de 540 mil 500 millones de reales proyectado en mayo pasado.
La administración del país sudamericano suspendió esos beneficios a fines del año pasado, dando prioridad a las maltrechas finanzas públicas y sin anticipar el brutal tsunami del Covid-19 que se produjo a partir de enero.
Los beneficios se reanudaron en abril, aunque abarcó a solo dos tercios de la población y distribuyendo mucho menos dinero que antes.
El mercado laboral brasileño se vino abajo, este año con un sector informal grande, según una comparación internacional publicada el pasado 14 de mayo por un instituto de investigaciones del gobierno.
La pobreza en Brasil es decir la gente que vive con menos del salario mínimo— subió en el primer trimestre de este año a su nivel más alto en al menos nueve años, tras bajar marcadamente en el 2020, según Marcelo Neri, director del centro de políticas sociales de la Fundación Getulio Vargas.
Las medidas que tomo el Gobierno de la 4T para enfrentar la crisis de la pandemia, no contemplaron estímulos fiscales ni subsidios a las empresas, y solamente se dio un adelanto de las pensiones por los próximos cuatro meses a adultos mayores, entrega de más de 450 mil créditos a pequeños negocios y el fortalecimiento de dos programas que ya venían funcionando: uno de reforestación que llama “sembrando vida” y otro de aprendices en empresas.
La estrategia de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador para revertir los efectos de la pandemia en el plano económico si bien es cierto el año pasado no fueron suficientes para que no aumentara la pobreza en México, pero si han servido para que se tengan finanzas sanas en el país y poder revertir este fenómeno una vez que se llegue a una apertura de todos los sectores económicos y ahora si invertir en actividades productivas que creen empleo y bienestar a la población.
El aumento de la pobreza en México no empezó con la pandemia de Covid-19 ni con el Gobierno de la Cuarta Transformación; este problema tiene muchos años y se debe a políticas erráticas de los gobiernos federales.
En la administración del expresidente Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) la pobreza en el país aumentó en forma alarmante, según datos de Coneval del 2008 al 2010 el número de pobres en México se incrementó, de 49 a 52 millones y según datos de la CEPAL en el 2012 en el único país de América Latina, en donde no disminuyó la pobreza y hasta aumentó fue en la nación azteca.
El gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto, tampoco fue muy eficiente en disminuir la pobreza en el país, ya que entre 2012 y 2014 el porcentaje de mexicanos en condición de pobreza subió del 45.5 por ciento al 46.2 por ciento del total de habitantes hasta llegar a los 55.3 millones de personas, reportó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
En conclusión, podemos afirmar que México no tiene la exclusividad del aumento de la pobreza a causa de la pandemia de Covid-19 ni que el fenómeno del deterioro de los niveles de vida de los mexicanos haya empezado en el Gobierno de la 4T. Lo que también podemos visualizar es que la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador está llevando una política de finanzas públicas sanas lo que facilitara que el país tome la ruta del crecimiento económico y revertir los índices de pobreza.
La inyección masiva de recursos a la economía no ha logrado detener el desplome de la actividad productiva en ninguna parte del mundo. En el mejor de los casos, han conseguido sostener algún nivel de consumo con su efecto social. Un lujo que pueden darse economías grandes, como Estados Unidos o Alemania, pero que impone sacrificios fiscales desmesurados para economías como las de Latinoamérica, que incluso podrían estar comprometiendo el desarrollo inmediatamente posterior a la pandemia y aun a plazos más largos.