El reporte denominado “Resultados PISA 2022 (Volumen III) Mentes creativas, escuelas creativas”, publicado el 18 de junio pasado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), organismo internacional del que México es miembro, señala lo siguiente: “Por primera vez, en 2022, PISA evaluó la capacidad de los estudiantes de 15 años de edad para participar en el pensamiento creativo en 64 países y economías, definida como la capacidad de los estudiantes para producir ideas originales y diversas.” (ver:https://www.oecd-ilibrary.org/education/pisa-2022-results-volume-iii_765ee8c2-en).

Independientemente de la lógica economicista que domina los estudios de la OCDE, me parece interesante revisar los resultados de este tipo de evaluaciones complementarias a las aplicaciones de pruebas estandarizadas que realiza ese organismo internacional sobre competencias, a través del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA por sus siglas en inglés), porque con ello se abordan algunas de las capacidades cognitivas transversales que pueden desarrollar las y los estudiantes de educación básica, no necesariamente para impactar y reducirse a entornos laborales, sino para desarrollar los aprendizajes a lo largo de la vida.

Como se sabe, dicho programa de evaluaciones está orientado hacia la resolución de problemas que realizan estudiantes de 15 años en campos como la comprensión lectora, el pensamiento matemático y el pensamiento científico, además de aplicar algunos cuestionarios sobre los contextos sociales, económicos y culturales  y, como en este caso, para evaluar las capacidades y habilidades creativas.

Se pidió, por ejemplo, a las y los estudiantes que pensaran en soluciones originales y diversas para tareas expresivas simples y problemas familiares, como generar una idea para una historia interesante o pensar en diferentes formas de llevar a cabo una campaña de sensibilización en la escuela.

¿Por qué la OCDE tiene interés en evaluar el pensamiento creativo? “Este volumen describe el desempeño de los estudiantes en pensamiento creativo en diferentes contextos y cómo el desempeño y las actitudes del pensamiento creativo varían entre países y economías, y dentro de ellos. Examina las diferencias en el desempeño según las características de los estudiantes, incluido el género y el estatus socioeconómico, así como las características de la escuela. El volumen también ofrece una visión de las actitudes de los líderes escolares y docentes hacia el pensamiento creativo, cómo las oportunidades para que los estudiantes participen en el pensamiento creativo varían entre las escuelas y cómo estos factores se asocian con los resultados de los estudiantes.”

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El pensamiento creativo, en el informe PISA 2022, se evalúa a través de tres procesos cognitivos clave: generar ideas diversas, generar ideas creativas y evaluar y mejorar ideas. Además de estos procesos, el pensamiento creativo se evalúa en cuatro contextos diferentes: escritura creativa, expresión visual, resolución de problemas científicos y resolución de problemas sociales. Cada uno de estos contextos presenta diferentes tipos de tareas que desafían a los estudiantes a aplicar su creatividad en diversas situaciones.

¿Cómo define PISA-OCDE al pensamiento creativo? PISA define el pensamiento creativo como “la competencia para participar productivamente en la generación, evaluación y mejora de ideas que pueden resultar en soluciones originales y efectivas, avances en el conocimiento y expresiones impactantes de la imaginación”. (Tomado del cap. 1. Midiendo el pensamiento creativo, del documento de referencia).

Si se siguieran los procedimientos para definir las competencias de la misma OCDE, se puede afirmar que a esta definición le faltan dos elementos: el componente ético, que generalmente se expresa en la redacción de las actitudes o valores sociales esperados de las y los estudiantes al desarrollar dicha competencia creativa, y el contexto socio cultural y económico donde se espera se concreten las actuaciones creativas. Esto último de “las actuaciones” lo retomo a partir de la definición de competencias educativas que sugieren César Coll y Elena Martín, en España.

De acuerdo con el documento mencionado de la OCDE, la creatividad puede manifestarse de diferentes maneras, pero las investigaciones generalmente distinguen entre creatividad con “C grande” y “c pequeña” (Csikszentmihalyi, 2013; Simonton, 2013).

La creatividad “C grande” o “Big-C” se asocia con avances intelectuales o tecnológicos u obras maestras artísticas o literarias que requieren una profunda experiencia en un contexto determinado. Por el contrario, todas las personas pueden demostrar creatividad “pequeña c” (o “cotidiana”) participando en el pensamiento creativo. Este es el tipo de creatividad que la gente manifiesta cuando, por ejemplo, organiza fotografías para exhibirlas, combina las sobras para preparar una comida sabrosa o encuentra soluciones a los problemas del día a día. La creatividad “pequeña c” (o “little c”) se puede desarrollar mediante la práctica y perfeccionarse mediante la educación (Kaufman y Beghetto, 2009).

Algunas preguntas que surgen, a propósito de las reflexiones e investigaciones recientes sobre el pensamiento creativo son: ¿El plan y los programas de estudio de la educación básica en México (2022) incorporan, en sus diseños curriculares y didácticos, la noción o el concepto de desarrollo temprano del pensamiento creativo, desde la educación inicial y preescolar hasta la educación primaria y secundaria? ¿En los contenidos y métodos del plan y los programas de estudio de la educación básica en México, diseñados por la SEP, históricamente se trabaja el pensamiento creativo? La respuesta es ambigua: sí y no.

Existe como registro, por ejemplo, un leve acercamiento conceptual por parte de la SEP, en 2017, sobre la relación entre el desarrollo del pensamiento creativo y la comprensión y ejercitación del pensamiento matemático.

La SEP señala lo siguiente en el documento denominado: “El plan y los programas de estudio para la educación básica” (Acuerdo 070617, DOF, 29 junio 2017, p. 67): “Pensamiento matemático se denomina a la forma abstracta de razonar que utilizan los matemáticos profesionales para resolver problemas provenientes de diversos contextos, ya sea que surjan en la vida diaria, en las ciencias o en las propias matemáticas. Este pensamiento, a menudo de naturaleza lógica, analítica y cuantitativa, también involucra el uso de estrategias no convencionales, por lo que la metáfora pensar fuera de la caja, que implica un razonamiento divergente, novedoso o creativo, puede ser una buena aproximación al pensamiento matemático. En la sociedad actual, en constante cambio, se requiere que las personas sean capaces de pensar lógicamente, pero también de tener un pensamiento divergente para encontrar soluciones novedosas a problemas hasta ahora desconocidos”

Como se puede apreciar, hay similitud entre la concepción del pensamiento creativo de la SEP (2017) y la que establece en sus estudios la OCDE: “Esta definición de pensamiento creativo incluye tanto procesos cognitivos divergentes (es decir, la capacidad de generar ideas diversas e ideas creativas) como procesos cognitivos convergentes (es decir, la capacidad de evaluar ideas e identificar mejoras a esas ideas).”

Un punto a discutir y revisar tanto en el plano del diálogo científico-técnico como ideológico, es saber si con la fusión que estableció la SEP recientemente (2022) entre los campos de formación del pensamiento científico y matemático será posible desarrollar el pensamiento creativo durante los primeros años de vida de las y los mexicanos.

Cabe recordar que la fusión mencionada significó la desaparición o la subordinación del campo de formación “pensamiento matemático” (SEP, 2004-2027) al campo de saberes y pensamiento científico (SEP, 2022), lo que dejó claramente debilitado y con menor presencia al pensamiento matemático.

Otras cuestiones a debatir son: ¿Qué papel jugará la SEP, a pesar de estos vacíos pedagógicos y curriculares antes señalados sobre el pensamiento creativo, para reorganizar o reconfigurar el programa nacional de formación continua profesional (no “capacitación”) para docentes, directores escolares y asesores académicos de educación básica en servicio? Y ¿cómo se podrían recuperar, previo análisis por parte de la sociedad, los estudios recientes sobre el pensamiento creativo y crítico (además de los que ha publicado la OCDE), para enriquecer en este ámbito la formación de los futuros docentes de educación básica, en las escuelas normales, en la Universidad Pedagógica Nacional y en los Centros de Actualización del Magisterio?

En este renglón, tanto a las instituciones como a las autoridades del ramo educativo y especialistas nos hace falta reflexionar y “ser creativos” acerca de cómo desarrollar el pensamiento creativo y crítico en la educación básica.

Fuente consultada: OCDE (2024), Resultados PISA 2022 (Volumen III): Mentes creativas, Escuelas creativas, PISA, Editorial OCDE, París, https://doi.org/10.1787/765ee8c2-en .

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Juan Carlos Miranda Arroyo en X: @jcma23