En esta oportunidad planteo algunas preguntas, que implícitamente llevan una opinión, esto con la idea de animar y contribuir al debate público en las perspectivas de la sucesión presidencial en México de 2024.

¿Cuál es el contenido y orientación de los discursos políticos de las y los aspirantes a ocupar la presidencia de la república el próximo año, específicamente en materia educativa?

Por el momento, las y los actores políticos que aspiran a gobernar el país no se han manifestado, de manera explícita, sobre los problemas de la educación pública nacional y local, y menos aún acerca de cómo se relacionan las necesidades educativas con los grandes problemas nacionales. Sería de interés para la ciudadanía que pronto lo hicieran.

Sin embargo, más allá de los resultados que arrojen las encuestas o los procesos de promoción para captar las preferencias electorales, y más allá de las estrategias comunicativas y el diseño-cuidado de la imagen de las y los aspirantes, considero que es importante identificar los posicionamientos que cada una/uno de las y los precandidatos ofrece a la sociedad mexicana en torno a esos grandes problemas nacionales, esto como para dibujar una idea sobre el perfil del tipo de gobierno y de gobernante que se proyectan.

Planteo, en primer lugar, algunas preguntas para las y los contendientes relacionados con los problemas más relevantes y significativos del sistema educativo:

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¿Qué hacer con la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM) y el marco legal que le da vida? ¿Se destinarán recursos económicos, administrativos y académicos (formación continua) para reivindicar la revalorización y revaloración del magisterio? ¿Cuál será la ruta a seguir con respecto a los cambios curriculares para la educación básica iniciados en 2022? ¿De qué manera se abordarán los graves problemas del rezago educativo (personas mayores de 15 años que no han iniciado o no han concluido la educación básica)?

¿Cuál es el posicionamiento de las y los aspirantes a gobernar la nación en las cuestiones relacionadas con la evaluación de las políticas públicas educativas (en lo macro), así como sobre los procesos finos de la evaluación educativa (en lo medio y micro)? ¿Qué piensan hacer frente a la falta de información sobre indicadores nacionales de educación y sobre los rezagos identificados en el ámbito de los procesos formativos y los aprendizajes escolares?

¿Seguirán las mismas políticas acerca del diseño y confección de los libros de texto gratuitos, en términos de no integrar a profesionales de la educación, especialistas ni a profesionales del diseño gráfico y la producción editorial?

En segundo lugar, menciono algunos ejes sobresalientes para ubicar, más que definir, las rutas discursivas y las matrices de la transformación (es decir, con mayor o menor orientación hacia el cambio) que ofrecen los programas políticos de las coaliciones, frentes o agrupaciones, así como algunos contenidos de los discursos en términos de las definiciones o probables posicionamientos de sus abanderados, quienes contenderán en el plano nacional el próximo año.

Planteo lo dicho antes en forma de preguntas: ¿cuál es el posicionamiento de las y los precandidatos sobre los siguientes ejes o temas generales de políticas públicas y de qué manera cada uno de estos ejes se vincula o no con la agenda futura de las políticas públicas educativas?

¿Cuáles son los posicionamientos que tanto las y los precandidatos como las organizaciones políticas tienen acerca del papel del Estado en la economía y cuál es el rol que en su opinión juega el sistema educativo nacional en ese ámbito (la vieja discusión acerca de si la escuela pública sólo forma mano de obra barata)?

Por otra parte, ¿qué dirán las y los aspirantes sobre la agenda de derechos humanos, equidad, inclusión y diversidad? ¿O qué piensan sobre los programas en favor del desarrollo social y de combate a la pobreza? ¿Encuentran una vinculación del sistema educativo, concretamente en lo que toca a la educación básica del medio rural e indígena y los ejes mencionados?

Acerca de la seguridad ciudadana (incluye el proceso de militarización del país) ¿hay algún posicionamiento y cuáles serían las estrategias a seguir? ¿Qué hay sobre el sistema de salud (formación de profesionales del sector)? ¿Qué podrían decir al respecto? ¿Y acerca del combate a la corrupción y la impunidad? ¿Cuál será el papel de las escuelas en esta agenda? ¿O sobre el sector de generación de energía y cuidado del medio ambiente?

También, sobre el sistema de justicia nacional y por estados: ¿de qué manera participa o no en ello el sistema educativo? ¿Las y los aspirantes qué propondrán sobre las cuestiones del trabajo, la vida sindical y el salario? ¿O sobre las relaciones con la prensa y los medios de comunicación? ¿Qué acerca de la agenda internacional y la situación actual de la migración (especialmente en el marco de la relación bilateral con Estados Unidos)? Sobre los nuevos proyectos de infraestructura en comunicaciones y transportes ¿cómo se podrían vincular estos ejes con el derecho a la educación?

En otro orden de ideas, ¿cómo se vincularán los ejes específicos e intencionalidades del programa sectorial de educación 2024-2030 y las necesidades de las comunidades indígenas y pueblos originarios? ¿Cómo se vincularán las escuelas con las líneas programáticas generales de la cultura, las artes y los proyectos deportivos recreativos o de “alto rendimiento”? ¿Qué piensan las y los aspirantes en torno a las relaciones del gobierno federal con los movimientos sociales y las organizaciones urbano populares?

Así mismo, ¿cuál es el posicionamiento de las y los políticos o aspirantes a gobernar el país sobre las políticas de ciencia, tecnología e innovación, y su relación con el sistema educativo nacional, especialmente con la educación superior? ¿Cuáles serán los ejes para reordenar la formación de profesionistas en México?

¿Qué propondrán sobre las necesidades nacionales y regionales en el ámbito de las comunicaciones y transportes? ¿Qué hay sobre el eje agricultura, ganadería y el desarrollo económico (sectores productivos y de servicios, como el turismo, así como las industrias grande, mediana y pequeña)?

¿Cómo visualizan las relaciones del gobierno con los partidos políticos y el futuro del sistema electoral? ¿O sobre los circuitos del comercio exterior e interior? En fin, éstas serían algunas preguntas para construir y animar el debate público durante los próximos meses.

Pienso que para desarrollar este análisis y tratar de contestar estas preguntas se requiere de un enfoque metodológico en el cual se incluya la transversalidad y la creación de matrices de transformación social.

Pero quizá antes sería interesante preguntar lo siguiente a las y los aspirantes: ¿están de acuerdo con dar continuidad y profundizar la transformación social puesta en marcha desde 2018, a través de políticas públicas no de corte neoliberal ni tecnocráticas? ¿O están convencidos en regresar o retornar a los esquemas de políticas públicas ensayados entre 1982 y 2018?

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