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El secretario de economía Marcelo Ebrard adelantó hace unos días que el panel internacional conformado para resolver la controversia comercial entre Estados Unidos y México sobre el maíz transgénico podría resolverse en contra del país azteca. Esta decisión podría obligar a México a comprarle a los productores estadounidenses el grano genéticamente modificado no solo como forraje para la actividad pecuario, también para la elaboración de la masa y tortillas.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo prometió el pasado jueves 14 de noviembre una protección constitucional del maíz, aunque el gobierno espera una resolución desfavorable en un panel de disputa del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) por la prohibición nacional del grano transgénico.
Habría que recordar que en marzo del 2023 el gobierno de los Estados Unidos pidió a México consultas formales bajo el acuerdo comercial del Tratado de Libre Comercio de México, Estados Unidos y Canadá y al amparo del capítulo 9 de dicho convenio, por la decisión del país azteca de restringir las importaciones de maíz transgénico y acusó a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador de no basarse en la ciencia para adoptar esa medida.
Lo que el gobierno de la Cuarta Transformación alegó para no permitir adquirir maíz transgénico es que hay estudios que hablan de que ese grano producido con biotecnología y el uso de herbicidas como el glifosato eleva el riesgo de padecer cáncer, malformaciones congénitas y abortos, además la sobre producción de esta oleaginosa en la Unión Americana hace que se tenga almacenado el producto durante mucho tiempo, lo que también provoca otro tipo de males al cuerpo humano.
En 2020 el gobierno de la 4T prohibió producir o importar maíz genéticamente modificado para 2024. Ante las protestas de su vecino del norte, el gobierno de México tomo la decisión de permitir la compra del grano para la alimentación de animales y procesamiento en diversas industrias hasta que se encuentre un sustituto.
Lo que buscaba el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y lo está ratificando la administración del segundo piso de la Cuarta Transformación es que el maíz transgénico no se use, sobre todo para la elaboración de tortillas y harina de maíz, lo que se alega es que el país es autosuficiente en maíz blanco que no está modificado genéticamente y que con este grano se produzcan los alimentos para el consumo de los mexicanos.
México es el segundo comprador mundial de maíz amarillo modificado y el 95% de las importaciones de este producto agrícola proviene de los Estados Unidos, por lo que es difícil que se dejen de adquirir sin que se tengan consecuencias para la actividad pecuaria.
Las importaciones mexicanas de maíz de los Estados Unidos de 1994 cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) al 2022 ya con el T-MEC han crecido en un 527%.
La producción de maíz y frijol de México fue decreciendo una vez que entró en vigor el capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que permitió la importación sin aranceles de esos granos.
La política de los gobiernos neoliberales estableció que, a la par de la apertura indiscriminada de las fronteras mexicanas a los productos agrícolas extranjeros, al campo mexicano le fuera retirado casi 50% de los subsidios gubernamentales durante la década que va del 1998 al 2008, lo que colocó a los campesinos del país azteca “en clara desventaja” con relación a los productores estadounidenses y canadienses que reciben grandes subvenciones por parte de sus respectivos gobiernos, por lo cual optarían por abandonar el campo para buscar trabajo, principalmente en la nación vecina del norte.
El exjefe del ejecutivo mexicano señaló en la conferencia mañanera del 9 de diciembre del 2022 ,sobre el decreto que expidió con el fin de prohibir la importación y el uso de maíz transgénico en territorio nacional: “y tenemos lo del maíz transgénico, que nosotros no vamos a permitir que se use o se consuma por personas, por seres humanos, no aceptamos eso… sí importar maíz amarillo, pero de forraje, para forraje, no para consumo humano”.
El valor de las importaciones de este grano se encuentra en un nivel sin precedente en el país, debido a que los precios internacionales de los granos comenzaron a subir desde el 2022 producto de la reactivación económica global tras las afectaciones de la pandemia. Sin embargo, a inicios del año pasado su escalada ha sido más agresiva como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania, dos importantes productores.
De acuerdo con datos del Banco de México, entre enero y agosto de 2022 el valor de las importaciones de maíz ascendió a 3 mil 764 millones de dólares, el monto más alto desde que hay registros, siendo 9% más elevado que el desembolso de igual periodo de 2021 y 86% más alto que el de 2020.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) reportó hace unos días ventas para el año comercial 2024-2025 de 133,000 toneladas de maíz a México, uno de los principales compradores del cereal estadounidense.
En mayo del 2023 la entonces secretaria de economía, Raquel Buenrostro anunció la prórroga hasta el 2025 para poder adquirir en el exterior maíz amarillo transgénico para forraje.
De acuerdo con estudios de David Schubert, profesor del Instituto Salk para Estudios Biológicos, la mayoría de las variedades de maíz transgénico están modificadas para ser resistentes contra insectos, por lo que se les aplica a los cultivos herbicidas como el glifosato que mata todo tipo de hierbas y parásitos, pero la semilla es resistente a este insecticida; sin embargo, esa molécula ha sido asociada a daños a la salud.
Además, la gran producción de maíz amarillo transgénico en los Estados Unidos provoca que este producto se tenga mucho tiempo almacenado, lo que hace que se tengan concentraciones elevadas de aflatoxinas, producidas por hongos (Aspergillus Níger, A paracitucus, Penisllium, Verucosum). Las afluxionas dañan al hígado y son altamente cancerígenas. El maíz amarillo estadounidense por sus características de almacenamiento puede contener más de 327ppm de aflatoxinas.
La NMX-FF-034/1-SCFI-2020 admite mezclas de maíz amarillo con maíz blanco para consumo humano, principalmente lo consumimos en harinas de maíz para tortillas o en frituras (frituras de Bimbo, Coca Cola, Pepsi Cola, etc.); valdría la pena investigar la correlación de niños con cáncer y su consumo con frituras.
El segundo piso del gobierno de la Cuarta Transformación está aplicando una política para hacer frente a la creciente dependencia del país en granos básicos como el maíz, trigo, frijol, arroz y lácteos, y que estos alimentos se produzcan en México, al mismo tiempo que disminuya la importación; para ello se han diseñado programas que tienen como fin restaurar de cierta manera la autosuficiencia en estos productos, sin embargo esta estrategia choca con los subsidios a los productores agrícolas que tiene la administración de los Estados Unidos que provoca que sus precios de exportación a los mercados foráneos estén por debajo de sus costos de producción lo que se conoce como dumping.
La política de subsidios agrícolas del gobierno estadounidense afecta a los productores mexicanos al no poder competir con los precios de los alimentos del campo que vienen de la Unión Americana, además provoca la migración de habitantes de zonas rurales a las grandes urbes nacionales o al país de las barras y las estrellas.
Los productores de maíz amarillo transgénico de los Estados Unidos son los que más reciben subvenciones de parte de su gobierno, solo en 2019 estas agroindustrias recibieron 2 mil 200 millones de dólares y estos estímulos favorecen más a las grandes empresas que dominan el mercado.
Las compañías agroindustriales también gozan de subsidios indirectos al contratar trabajadores indocumentados a los cuales les pagan salarios por debajo del promedio del mercado de los Estados Unidos.
En un estudio reciente de la Secretaria de Agricultura se indica que “el dumping estadounidense costó a los productores mexicanos de maíz y trigo casi 6,000 millones de dólares en valor perdido para sus cosechas. Con las exportaciones de los Estados Unidos de maíz y trigo que entraron en México con márgenes de dumping del 10% y el 27% respectivamente, de 2014 a 2020, los precios de los productores nacionales se redujeron en porcentajes comparables. En conjunto los productores mexicanos de maíz perdieron 3,800 millones de dólares en valor de sus cosechas, mientras que los productores de trigo perdieron 2,100 millones de dólares”.
El dumping es una práctica que es importante para el gobierno de los Estados Unidos sin embargo está política socava la viabilidad económica de los agricultores competidores, ya sea que éstos produzcan para sus mercados internos, o destinen sus cosechas a la exportación en competencia con la producción estadounidense. Esto es especialmente un problema para los países en desarrollo en gran parte agrícolas que dependen de la agricultura para la estabilidad económica. Ha sido objeto de controversias en curso en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y en el contexto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), impulsadas particularmente por los gobiernos de los países en desarrollo cuyos agricultores se quejan de la inundación de importaciones baratas.
El dumping es una amenaza para los productores fuera de Estados Unidos, la mayoría de los cuales venden su producto a mercados controlados por un puñado de comercializadoras de productos agrícolas (cuatro empresas controlan entre 75 y 90% del comercio mundial de cereales).
El maíz ocupa un lugar importante en la economía, la dieta y la cultura de México. Bajo el TLCAN-T-MEC, las exportaciones de maíz de EU a México aumentaron más de 400% en los primeros años del tratado y destrozaron los mercados locales. Basado en estadísticas mexicanas, Timothy Wise estima que más de dos millones de mexicanos dejaron la agricultura a raíz de la inundación de importaciones del TLCAN, esto es una cuarta parte de la población agrícola. Incluso cuando las tasas de dumping disminuyeron durante el período de altos precios, los programas de apoyo público a la agricultura en México, al igual que en Estados Unidos, se orientaron a apoyar a los agricultores más grandes y a los intereses de los agronegocios, en lugar de favorecer a los pequeños productores, columna vertebral de la economía rural.
En el panel del T-MEC al parecer no se tomaron en cuenta puntos muy importantes como son los subsidios que se dan a los productores de maíz transgénico en Estados Unidos que son una competencia desleal para los productores mexicanos o el daño que provocan a la salud estos granos al usar herbicidas como el glifosato y la forma de almacenamiento que también causa enfermedades.
X: @esquivelancona_