Sabemos que, alarmantemente, el presidente Andrés Manuel López Obrador desde que llegó al poder ha asumido que ciertas cosas son de su propiedad: como el Palacio Nacional por ejemplo entre muchas otras cosas.

Pero también ha querido apropiarse de las fiestas patrias, con esta idea egocéntrica de que esto se trata de él y de que  es su fiesta y de que la noche del festejo por el Grito de Independencia le pertenece... es en su honor y nada más.

De pronto, y sin avisar, la fiesta más importante para todos los que somos mexicanos nos la ha intentado arrebatar AMLO, que se dice ser también de todos los mexicanos.

Y es que ayer apareció en su mañanera, sorpresivamente,  y digo sorpresivamente, porque había asegurado que no lo veríamos sino hasta la noche del grito desde el balcón presidencial.

Pero la verdad es que creo que no le estaban saliendo las cosas bien a la siempre bella Luisa María Alcalde al mando de las mañaneras.

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Porque solo Obrador y nadie más que Obrador puede sostener con un ritmo particular y sostenido sus mañaneras.

Conoce perfectamente los tiempos, las maneras... Conoce a los reporteros a los que les da la palabra, ubica a quien quiere evadir y silenciar para que no se le cuestione. Maneja magistralmente a Jesús Cuevas y no permite que nada se le salga de control.

Eso no lo estaba logrando nuestra flamante secretaria de Gobernación, con todo y que siempre le avienta porras a su jefe y se desvive por él.

Y habiendo retomado sus mañaneras, ayer el presidente dijo algo que me dejó estupefacta:

Aseguró que a “su” fiesta del 15 de Septiembre no invitaría a la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia, ya que dijo que la mayoría de los integrantes del Poder Judicial son representantes de los oligarcas y de los delincuentes del crimen organizado, y de los del cuello blanco. Son los malos, pues, según él.

Cabe recordar que al caballero Arturo Zaldívar, ex presidente de la Corte, a ese sí que lo invitaba el presidente de México a echar el grito desde el balcón de Palacio  y luego a la tertulia mexicana.

En esta ocasión, dijo que no invitará a Norma Piña, en particular, porque las cosas habían cambiado. De plano nuestro líder de la nación se sinceró y dijo: “No llevamos buenas relaciones”. Indicó que era algo público y notorio y del dominio de todos.

Y aseguró que no serán invitados a la fiesta de todos los mexicanos, porque lo atacan mucho.

Me parece algo verdaderamente ofensivo el que el presidente se crea que la noche del 15 de Septiembre se trate de él.

En particular es una de las fechas que más me gustan en la vida. Mi padre me enseñó a amar a mi país y a sus tradiciones y celebraciones. Recuerdo que él y yo veíamos con atención cada año por televisión el Grito de Independencia y ya, cuando fui mayor y formé mi familia siempre he organizado cenas con amigos y familiares para celebrar nuestra independencia.

En esta ocasión, pasaré la noche del 15 de Septiembre con gente que fue muy importante para mí y eso me ayuda a volver a echar raíces como cuando celebraba las fiestas patrias junto a mi padre.

Bueno, todos estos detalles se que les parecen irrelevantes, pero es para ponerlos en contexto del porqué me parece una ofensa que un presidente quiera apropiarse de esta fecha tan importante. La siente suya. El festejo es para él y siente que es su fiesta.

La egolatría del presidente raya en lo infinito, ha perdido el piso, literalmente.

Por supuesto que estoy casi segura que a quien sí va a invitar a dar el Grito es a Claudia Sheinbaum. Políticamente hablando sería un error. Pero el presidente ya no está midiendo los golpes. Se está dejando ir y habla sin filtros, sin pudor, con un profundo resentimiento, que nos cala a todos muy hondo cada vez más.

Porque, ¿no es supuestamente la fiesta del 15 de Septiembre para recordarnos que somos independientes?

¿Pero, qué tan independientes somos, si el líder de la nación invita a quien él quiere a dar el Grito y rechaza a quien no le cae bien?

¿En dónde radica que verdaderamente seamos independientes si estamos sometidos a lo que el presidente quiera hacer con nuestra máxima fecha patria?

A los mexicanos no nos queda mejor opción que ser eso:  ser mexicanos. Ese mexicano que intenta reunirse en familia aún cuando los apuros económicos nos merodeen.

Ese mexicano que le abre las puertas de su casa a otros mexicanos y que por un momento se hermanan familias completas.

Ese mexicano que se apura para cocinarle a sus seres queridos y a sus invitados.

Ese mexicano que no rechaza a otro, como el presidente lo hace.

Ese mexicano que estará viendo por televisión el Grito de Independencia porque aunque para muchos lo de un presidente  que no nos representa, al final la nostalgia por todos los “Viva México” que hemos experimentado en la noche del 15 de Septiembre nos hace explotar de emoción nuestro corazón. Es más nostalgia que emoción hoy en día.

Ya ni se diga de todos aquellos que acudirán al zócalo porque como cada año y desde hace muchos años, las familias también encuentran un momento de felicidad, de orgullo y de despeje de sus problemas, tristezas y angustias. Así somos los mexicanos.

Mucha pieza para un presidente que se atribuye y se adjudica nuestra fiesta patria.

Somos mucha pieza para un presidente resentido, enojado y a la defensiva todo el tiempo.

Somos mucha pieza para un presidente que cree que la fiesta del 15 de Septiembre se trata de su fiesta y olvida que ese día lo hacemos todos y la fiesta es de todos.

Lástima que mucha gente siga dormida pensando que está es nuestra única opción y nuestra única salida.

Nos hace falta, mucha falta trabajar en el amor propio.

Mientras tanto, yo hago un llamado para que el día de mañana por la noche exista unidad y hermandad, porque si alguien sabe de qué se trata esto es el mexicano.

Y por más que han tratado de dividirnos, en una fiesta como la de mañana, demostraremos cómo cada año y estando el presidente que sea, que por una vez, nos unimos todos, olvidando que alguien más quiere desunirnos.

Yo disfrutaré, así lo espero, este día porque estoy orgullosa de ser mexicana y de ser quién soy. Porque aquí en mi país  se me ha salvado la vida, porque aquí nacieron mis hijos y porque nunca me alejaré de mi país.

A mi sí, espero se me cumpla lo que aquella canción dice: “México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormida, y que me traigan aquí”.

No permitamos que nadie opaque nuestra felicidad por celebrar este día.

Todavía recuerdo hace muchos años cuando todos poníamos una bandera o algún adorno en nuestra casas.

Pocas casas la tienen (yo sí tengo un adorno mexicano en mi puerta). La ilusión parece de pronto haberse ido. Pero alguna magia especial tiene la noche del 15 de Septiembre que nos devuelve la esperanza.

Espero que el odio no rebase al amor y nos topemos con escenas trágicas.

Fomentemos el amor a nuestro país porque en la medida que lo amemos de verdad querremos para él lo mejor.

¡Viva México, señores!

Es cuanto