Hay un dicho muy cierto que dice “Zapatero a tus zapatos”, lo que significa que no estamos obligados a saber, conocer y opinar de todos los temas. Y lo traigo a la mesa porque considero que esto es algo que le aqueja terriblemente a Andrés Manuel, el presidente de nuestro país, específicamente cuando de aviación se trata.

No escatimo el talento y carisma que posee, cualidades que lo vuelven brillante para exponer algunas áreas y temas. Pero, con una disculpa de antemano si sueno dura e intolerante, tengo que decir que el compañero presidente se desdibuja y actúa de manera torpe cuando de hablar de aviones y aeropuertos se trata; y es que no atina a responder lo que se le pregunta, además de irse por las ramas.

A diferencia del mandatario, aquí aterrizaremos varias de las dudas que surgen a raíz de la publicación de la Revista Proceso, quienes ponen al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en el ojo del huracán.

Existe una tremenda confusión -tanto en reporteros como en el propio presidente- acerca de dónde estamos parados en materia aeronáutica. Primero, la aviación nacional es la que se encuentra degradada a Categoría 2, y eso es completamente diferente a la repetida idea de que es consecuencia de que el AIFA “no tiene las certificaciones internacionales”.

Es un hecho, en materia aeronáutica nuestro país está muy deprimido, derivado de que no existe una verdadera política en la aviación comercial que impulse el crecimiento y afianzamiento de las líneas aéreas nacionales; al contrario, es trabajo del Estado velar por el correcto usufructo de las concesiones aeronáuticas, a través de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes (SICT).

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La falsa premisa de que “el AIFA no despega”, intenta crear una narrativa equivocada, que apunta a que dicha terminal aérea es un “terrible fracaso de la administración de Andrés Manuel”, y eso es una absoluta mentira. No podemos ver al AIFA como un hecho aislado, ya que si se hace de esta forma no estamos entendiendo el funcionamiento de la aviación en nuestro país.

El AIFA está creciendo a pesar de la gran limitante que significa la degradación a Categoría 2. Ello es lo que impide que se puedan abrir rutas hacía, y desde, los Estados Unidos. Ya lo mencioné en columnas anteriores, el gran mercado de las líneas aéreas nacionales es el pasaje “étnico”, mejor conocido como nuestros paisanos.

Ante la evidente presión de la reportera de la revista Proceso, en la conferencia mañanera, Andrés Manuel dijo que la solución es abriendo los cielos; confirmó que llevan un tiempo estudiando con la SEDENA la posibilidad de que las aerolíneas puedan hacer cabotaje en nuestro país, aunque el primer mandatario aclaró que “primero hay que fortalecer la aviación nacional”. Detengámonos aquí, y dirijamos los reflectores a este punto específico, pues todo lo demás fue paja, que no sirve para nada, sino para “confundir al enemigo” en una diatriba que solo aspira a ser un discurso verborreico.

La duda vuelve a surgir en mi mente: ¿Quién se encuentra asesorando al Presidente de la Nación?, cada vez me convenzo más de que esa persona es el peor enemigo de AMLO; la propuesta de “abrir los cielos” solo se le puede ocurrir a alguien que no entienda lo que significa tal medida; permitir el cabotaje de aerolíneas extranjeras en nuestro país es una propuesta francamente irresponsable.

Aclaremos puntos; para empezar no hay ningún problema con el AIFA, como lo han repetido una y otra vez sus detractores. El aeropuerto ha estado creciendo a pesar de una degradación a Categoría 2. No debemos olvidar que sí hay una urgencia, pero es para toda la aviación, y no es el AIFA, sino el que regresemos a la Categoría 1 toda la aviación, pues permitiría a todos los aeropuertos del país, no solo al AIFA, aumentar la oferta de rutas y slots con el vecino país del norte. Esto traería como consecuencia el fortalecimiento de las aerolíneas nacionales, sin necesidad alguna de abrir los cielos a las líneas aéreas extranjeras como lo dibujó el presidente de la nación.

Hoy por hoy las aerolíneas extranjeras son las que están moviendo la mayor parte del pasaje. Vean ustedes la conferencia de prensa, y verán que cuando la reportera trata de que le responda, Andrés comienza a sacar un tema común: la historia de la bajada de vuelo de Mexicana de Aviación.

No la voy a repetir, porque creo que ya se la saben, llevamos varias semanas escuchando la misma historia en ese espacio. La pregunta que la reportera no hace -porque no sabe o no le interesa-, es: ¿Y dónde están actualmente los responsables Gastón Azcárraga, los Miguel Alemán y Zvi Katz? Pues están libres, felices y contentos, sin que nadie del gobierno los llame a rendir cuentas.

Gastón Azcárraga, por ejemplo, vive libre en la ciudad de Manhattan. Él es el responsable de la debacle de Mexicana de Aviación al hacer una “venta ilegal” de las acciones de la compañía aérea. Este movimiento lo definió perversamente Javier Lozano como “un acuerdo entre particulares”, para librar al Estado de su responsabilidad, pero sobre todo al Grupo Posadas, evitando que fuera demandado como “Patrón sustituto”. Sabemos muy bien que esta etapa del fraude no le tocó a Andrés Manuel ni a su administración, pero es más que evidente que la 4T no está trabajando para que paguen los culpables.

Desafortunadamente para los trabajadores de las líneas aéreas comerciales de nuestro país, aún con la llegada de otro partido político, seguimos en una especie de olvido u orfandad. La Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes (SICT) prefirió hacerse de la vista gorda ante el paro de operaciones de Interjet. Los dueños originales (los Alemán, padre e hijo) decidieron parar operaciones, y simple y sencillamente se los permitieron. Igual que en el caso de Mexicana de Aviación, hubo una sospechosa “venta” de acciones a quienes no cuentan con los requisitos suficientes y necesarios para la tenencia de una concesión de una aerolínea, o sea, la familia Del Valle.

Ya con ellos al frente de Interjet, los Alemán decidieron huir, perdón, irse a refugiar a Francia, aprovechando la doble nacionalidad de Miguelito Alemán Magnani, y de esta forma “desdibujar” su responsabilidad como dueños de la concesión. Ni al empresario, ni a las autoridades federales les importó dejar al garete a trabajadores y usuarios de la aerolínea.

El caso más reciente es el de la empresa Transportes Aeromar, cuyo dueño, Zvi Katz se encuentra desde hace meses en Israel, y quien, según las declaraciones del Secretario General de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), “no está interesado en la aerolínea, y que se rasquen con sus uñas”.

La impunidad no puede alcanzar estos niveles tan cínicos. ¿Cómo se puede declarar que primero se fortalecerá la aviación nacional, cuando los temas irresueltos, lejos de solucionarse, van creciendo? ¡No, la cosa no funciona así!, el dueño de la concesión tiene que dar la cara y responder, y suponiendo que la empresa esté quebrada financieramente, el estado debe garantizar una salida digna a los trabajadores.

Hemos estado discutiendo este tema entre varios compañeros de la aviación, y coincidimos que Aeromar está asumiendo el lamentable rol de “pégame pero no me dejes” de la aviación nacional. Entre directiva y trabajadores existe una relación tóxica, en la que una promete que ahora sí van a cumplir con los pagos, y la otra creyendo que lo harán y no haciendo nada cuando no se cumple tal compromiso.

Sin embargo, aún en este caso patético no se puede lavar las manos la SICT. El punto 11.8 del documento correspondiente a la letra dice: “La presente Concesión se terminará por cualquiera de las causas señaladas en el artículo 14 de la ley”. Y la revocación de la misma se aborda en el punto 11.9, que dice:

“Serán causas de revocación de la presente Concesión, además de las señaladas en el artículo 15 de la Ley… la modificación sin autorización de “LA SECRETARÍA”, de la información con la que se acredite la capacidad técnica, jurídica o administrativa que varie sustancialmente las circunstancias que fueron tomadas en cuenta para el otorgamiento de esta CONCESIÓN.

En el caso de incumplimiento a cualquiera de las condiciones previstas en la presente Concesión, o bien derivado de la verificación a que se refiere la condición (punto) 11.4 o de los resultados reportados en los estados financieros anuales debidamente auditados por “EL CONCESIONARIO” presente a “LA SECRETARÍA”, esta última determine que no es posible que “EL CONCESIONARIO” continúe operando con los niveles de seguridad, técnicos y operativos requeridos…”LA SECRETARÍA” podrá ordenar la suspensión temporal del servicio concesionado…”.

¿Será que la SICT desconoce este texto? La Secretaría tiene corresponsabilidad palmaria, y pretender que no existe es consecuencia de tener en la nómina a gente sin el conocimiento o los arrestos necesarios. Hoy le toca al Ingeniero Jorge Arganis, pero pienso en todos los demás que han pasado por ahí, y se han negado o resistido a asumir su responsabilidad, y poner en orden el tema aeronáutico.

Andrés Manuel, antes de tomar la decisión, piénsalo dos, tres o las veces que sea necesario. La solución no es, ni será, abrir el espacio aéreo mexicano -patrimonio de nuestra nación-, en aras del crecimiento de una terminal aérea; eso es igual a no entender que el principal problema es la degradación a Categoría 2, que se ha prolongado como nunca antes en nuestro país. Hay mucho trabajo por hacer, sin duda alguna es todo un reto, pero se requiere de gente capaz a la que no le tiemble la mano, ni le dé “miedo o flojera”, ponerse a trabajar.

Andrés Manuel, flaco favor le haces al AIFA siendo incapaz de explicar que por seguridad su crecimiento debe ser lento y paulatino. No debe darte miedo decir abierta y claramente que el AIFA no es una deuda -como dice Proceso-, sino que es una inversión a largo plazo, y además una magnifica terminal para aerolíneas de bajo costo.

No debe haber ningún problema en declarar que antes de ver resultados, las bajo costeras deben terminar de trasladarse del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), al AIFA.

Yo creo que nos haría bien una campaña que hiciera público, para eliminar todos los prejuicios, “quién es quién en los viajes aéreos”. Más de uno se quedaría boquiabierto al conocer que no solo Polanco, Pedregal, Las Lomas y anexas viajan en avión, sino que también Iztapalapa, Tepito y Ecatepec lo hacen, y con mayor frecuencia de lo que se imaginan.

Lo grito, como lo grité en el sexenio foxista: ¡No a la política de los cielos abiertos!, ¡Sí al fortalecimiento de las aerolíneas nacionales!, ¡Urge un impulso real y honesto de crecimiento!, ¡Basta del desorden, indolencia e impunidad en el manejo de las concesiones de transporte aeronáutico!