No sé si el célebre escritor ruso Fiódor Dostoyevski tomó el título de su novela Crimen y castigo de un diálogo del drama El rey se divierte de Víctor Hugo. Probablemente sí. No digo que haya sido un plagio, o quizá lo fue —carezco de autoridad para discutir estos asuntos de la cultura—, pero el hecho es que en la obra del francés el personaje Triboulet identifica a quien quiere sea asesinado.
Triboulet: “¿Quieres saber su nombre?”
Sicario: “Si no hay inconveniente”.
Triboulet: “Ninguno; te diré el mío también. Se llama el Crimen, y yo el Castigo”.
En la ópera Rigoletto, basada en El rey se divierte, el diálogo se repite prácticamente idéntico:
Sicario: “¿Cuál es su nombre?”
Rigoletto: “¿Quieres saber también el mío? Él es Delito (Delitto, en italiano), Castigo soy yo”.
Delito y crimen son sinónimos, cualquiera lo sabe. En fin, no sé si los expertos en literatura han discutido acerca de si Dostoyevski leyó, antes de escribir su novela, el drama de Víctor Hugo o si conocía la ópera de Giuseppe Verdi. Seguramente sí. En realidad, sí. Es conocido que el ruso admiraba al francés. Y bueno, tanto El rey se divierte como Rigoletto se estrenaron bastantes años antes de la publicación de Crimen y castigo.
¿De dónde saco todo esto? Curioseaba en internet y me detuve cuando vi, de pronto, un video de una rara canción, “Brindis por Pierrot”, si no me equivoco del uruguayo Jaime Roos. No sé si el Pierrot del brindis sea el mismo Pierrot de la pantomima. Como lo ignoro, busqué en Google detalles sobre este personaje. Así fui a dar a la ópera de Verdi, que tiene una triste final. En YouTube vi algunos videos, y me enganchó uno en el que Rigoletto contrata al sicario para matar a un aristócrata extremadamente miserable con las mujeres.
Tal video tenía subtítulos en español y quien tradujo escribió: “Él es Crimen (no Delito, como dice el libreto que luego consulté), Castigo soy yo”.
Comparé con una versión en español de El rey se divierte y ahí estaba también el ofendido diciendo que su nombre es Castigo y Crimen el del ser despreciable que merecía ser asesinado por tanto daño que había hecho.
Cuando leí lo de “Él es Crimen, Castigo soy yo”. de inmediato lo relacioné con el mal gobierno de Felipe Calderón y la necesidad de que ya lo sancione la administración de Andrés Manuel López Obrador.
Eso está ligado al que parece ser el principal proyecto de la oposición en México, la jefatura de gobierno de la capital del país.
Sin duda la oposición anda alborotada con la posibilidad —que en el PRI y el PAN consideran elevada— de ganar la Ciudad de México en 2024.
Saben priistas y panistas que no tienen posibilidades de competir en las elecciones presidenciales porque es amplísima la ventaja de Morena en todo el país. Pero quienes dirigen el PRI y el PAN creen que si se concentran en la capital pueden lograr una victoria que les sirva para volver al poder en 2030.
Entonces, el PRIAN busca al mejor perfil para la CDMX. Suenan Xóchitl Gálvez, una mujer íntegra en mi opinión; Margarita Zavala, a quien respeto por su trayectoria en la política… y, de última hora, Joaquín López Dóriga, vocero de la derecha, oficializó la precandidatura de quien tal periodista piensa sería imbatible en la capital, el esposo de doña Margarita.
No sé si Felipe Calderón sería tan temible rival para Morena como sugiere López Dóriga. En realidad, no creo que Calderón tenga fuerza en la Ciudad de México, gobernada por la izquierda desde que se elige al jefe o la jefa de gobierno.
De plano, no es imaginable la progresista sociedad capitalina votando por alguien tan conservador como Felipe. Cualquier otra locura, sí; esa no.
¿Le interesa al marido de Margarita Zavala buscar la jefatura de gobierno de la CDMX? Sí, para buscar lavar su imagen tan sucia por dos hechos terribles: (i) el fraude electoral de 2006 y (ii) haber declarado la perdida guerra al narco colocando como responsable de las operaciones bélicas a Genaro García Luna, preso en Estados Unidos porque se le acusa de haber trabajado para el cártel de Sinaloa.
Felipe Calderón tiene un alias, Crimen. Busca evitar que le caiga encima la justicia con una investigación de Andrés Manuel López Obrador (cuyo alias en este caso sería Castigo).
En esta historia tan mexicana no hay, como en la ópera, bufones ni gente de la nobleza. Hay sicarios, sí, demsiados, como aquellos a quienes Calderón entregó la estrategia y la ejecución de la absurda guerra contra el narco.
El castigo para el esposo de la señora Zavala se está tardando en llegar, pero llegará. Lo contrario atentaría contra la ética.
El presidente AMLO no ha insistido demasiado en perseguir a quienes destruyeron a México porque sabe que tienen, más que poder, cómplices muy poderosos en las oligarquías nacional y global.
En los primeros años de su gobierno no necesitaba Andrés Manuel López Obrador distraerse en una batalla compleja, pero…
La marcha del 27 de noviembre mostrará que la 4T ya se ha consolidado, y por lo tanto podrá proceder a castigar a quienes tanto jodieron a México.
Por lo demás, supongo que los encuestadores empezarán a medir a Felipe Calderón frente a Xóchitl Gálvez y Margarita Zavala en la oposición, y a él y ellas también en careos con quienes ya suenan en Morena, Omar García Harfuch, Rosa Icela Rodríguez, Martí Batres, Gerardo Fernández Noroña…
Si los habitantes de la Ciudad de México tienen memoria, y seguramente así es, cualquiera de quienes aspiran por parte del partido de izquierda derrotará a Felipe, por más que este entusiasme a la comentocracia desesperada porque sus integrantes necesitan volver a gozar la dicha inicua de que les apapache alguien con poder.