En la administración del presidente López Obrador se han estrechado las relaciones de México con China. Hace unos días se reunió con el embajador Zhang Run, en Palacio Nacional, desde donde mandaron señales de cercanía. Intercambiaron un dragón y un jaguar, figuras milenarias de ambas culturas que simbolizan prosperidad y poder.
La relación de México y China tiene efectos multidimensionales en lo económico y en lo político, no solo en el escenario bilateral, sino en el regional y global. Y en ese tenor, Estados Unidos tiene un rol de especial interés, sobre todo por la política comercial de “de-risking” con la que busca reducir riesgos con China.
China es la mayor economía manufacturera y exportadora del mundo (3.6 billones de dólares), por encima de Estados Unidos (un poco más de 2 billones de dólares) y Alemania (1.6 billones de dólares), según los últimos datos de la OMC, de 2022.
De la mano del presidente Xi Jinping, China busca liderar a las economías emergentes en lo que se conoce como el movimiento del “Sur Global” y los BRICS+. EU y China juegan un papel preponderante en la redefinición del orden internacional, en medio de un ambiente bélico.
¿Qué posición guarda hoy México frente a la relación China-EU?
AMLO ha definido que “por razones económicas, de vecindad, de geopolítica, México va a continuar fortaleciendo la alianza de América del Norte y toda América”. En la práctica, la apertura a China ha sido cada vez mayor.
Para China, México es un destino estratégico de inversión. La inversión extranjera directa (IED) de origen chino en nuestro país se aceleró 48% en 2022 respecto a 2021, mientras que en toda la región cayó 6.7% anual en promedio. México es el tercer receptor de inversión china (solo por debajo de Brasil y Argentina), y va en camino ascendente.
Con el nearshoring, que es la relocalización de inversiones y cadenas de suministro, México se ha vuelto más atractivo para China por las oportunidades que ofrece para abastecer al mercado norteamericano. El nearshoring ha desatado una serie de “avisos de inversión” multimillonarios a partir de 2023 en nuestro país, y China ocupa ya el segundo lugar, abajo de EU.
La inversión china en México se concentra en la industria automotriz y manufacturera, telecomunicaciones, electrónica, farmoquímica, textil, y plataformas como Ali Baba y Shein, lo que representa retos y oportunidades.
México es el segundo mercado receptor de autos chinos a nivel mundial, después de Rusia, según datos de LGS, especializada en negocios de China en Latinoamérica.
En 2023, los vehículos importados desde China representaron el 19.4 % del mercado interno, con un crecimiento en su comercialización del 62.5 %, según la Asociación Mexicana de la Distribuidores Automotores. Dos de cada 10 vehículos vendidos en el país son de origen chino.
La industria automotriz china representa una amenaza para las armadoras europeas, japonesas, y norteamericanas y por consecuencia, para México, por la naturaleza de su estructura de producción y costos. También presenta desafíos en términos del T-MEC, como bloque regional.
En su visita al país, el pasado mes de diciembre, Janet Yellen, secretaria del Tesoro de EU y Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda, firmaron un “Memorandum de Entendimento” para integrar un equipo de trabajo bilateral para realizar una “inspección de inversiones”, donde Yellen dejó entrever la preocupación de EU por la creciente inversión de China dentro del marco del nearshoring en el país, especialmente en ciertas áreas que plantean “riesgos de seguridad nacional” (por ejemplo, tecnología -i.e. “chips”-, farmacéutica por el fentanilo, infraestructura critica, y “datos sensibles”).
Yellen mencionó que EU busca privilegiar el “friendshoring” y “allyshoring” (comercio con amigos y aliados), en la entrada de inversiones a la región, por encima del fenómeno de nearshoring.
Además, otro tema de interés para EU, es la inmigración ilegal de origen chino que cruza la frontera desde México. En 2023, más de 31,000 ciudadanos chinos fueron detenidos por cruces ilegales en EU, en comparación con un promedio de alrededor de 1,500 por año, en la década pasada. (Datos de ICE).
El ritmo de participación de China en México en el futuro dependerá de la postura que tome la próxima presidente de México.
La relación con China es uno de los temas críticos de la campaña electoral en EU. En la contienda en nuestro país será importante conocer qué tipo de diplomacia planea adoptar quien asuma la presidencia en 2024.
¿Hasta dónde y bajo qué directrices se definirá la inversión china y nuestra relación con el gobierno de ese país, bajo la lupa de nuestro principal socio comercial, dentro del esquema regional? Un asunto fundamental para México frente a la revisión del T-MEC en 2026.
Se necesita empezar a discutir planteamientos serios en materia de política internacional que, sin duda, impactarán la agenda nacional.