En estos días, Carlos Loret de Mola se ha tomado la molestia de escribir sobre los primeros dos meses de la administración de Claudia Sheinbaum y como no podía ser de otra manera, lo ha hecho con una pluma afilada y un sentido del drama digno de una telenovela. La “trepidante, aunque tropezada” gestión de la presidenta se convierte en el hilo conductor de su artículo, pero como buen especialista en producir sensacionalismo, Loret nos ofrece una serie de críticas que mas que ser análisis, parecen ser un guion para un próximo reality show.

Loret comienza por descalificar el manejo del poder de Sheinbaum, insinuando que la administración “más ordenada” carece de la garra y el poder que caracterizó a López Obrador. Nos dice que en México el poder sigue en Palenque. Aclaremos algo, Carlos: si Sheinbaum no quiere parecerse a López Obrador, está en su total derecho. Quizás, al contrario de lo que muchos esperaban, a la presidenta le interesa mas gestionar el país que ponerle su firma a cada proyecto populista que se le pase por la cabeza. No todo debe ser espectáculo, aunque si de eso hablamos, Loret bien podría ofrecer unos cuantos consejos, dado su pasado montajista con el caso Florence Cassez, que fue un episodio digno de un Oscar a la mejor “exclusiva” manipulada. Pero claro, a él se le olvida ese pequeño detalle cuando critica a Sheinbaum por los operativos mediáticos.

Y hablando de “shows mediáticos”, Loret nos recuerda las caminatas de Sheinbaum por Culiacán y los operativos en el Estado de México y en Izazaga. Aparentemente, para Loret, lo que no produce resultados inmediatos en los noticieros no vale la pena. Claro, porque todos sabemos que los problemas de seguridad en México se resuelven con un par de cámaras y unos minutos de cobertura televisiva. Como si en realidad las administraciones anteriores hubieran sido modelos de eficiencia en este campo. Pero no nos hagamos los tontos: el verdadero “show” es el que Loret protagonizó, cuando, en su afán de “exponer la verdad”, término sirviendo de eco al montaje de una detención en el caso Cassez, lo que fue un espectáculo en sí mismo. Ahora se rasga las vestiduras porque Sheinbaum toma decisiones visibles, aunque quizás no todas resulten en un cambio instantáneo. Pero bueno, eso es pedir demasiado, ¿verdad?

Ahora pasemos a la política exterior. Loret acusa a Sheinbaum de ser lenta y confrontativa con Trump y Trudeau, mientras que, por supuesto, aplaude el estilo de diálogo directo del mandatario canadiense con Trump, parece que no ha visto la sugerencia de Trump a Trudeau de que Canadá se convierta en estado numero 51 de Estados Unidos. Sin contar que Trump ya amenazo con un arancel del 100% a países del BRICS (Brasil, Rusia, China, Sudáfrica) si tratan de sustituir al dólar. Pero claro, criticar a Sheinbaum por “faltarle al respeto” a Trump es más redituable, cuando de hecho, la postura firme hacia el imperialismo de Estados Unidos podría ser precisamente lo que México necesita, y no es algo que Loret quiera ver. En lugar de criticar los gestos simbólicos de Sheinbaum, sería más sensato preguntarse si la estrategia diplomática de la presidenta es tan mala como él la pinta o si tal vez está preparando un terreno más solido en lugar de lanzar insultos a diestra y siniestra.

No podemos dejar de mencionar su crítica a la economía, ese terreno donde Loret se presenta como el nuevo adivino del desastre, desde que Sheinbaum asumió la presidencia, el peso se ha devaluado un 25% y para Loret, eso es motivo suficiente para sentenciar que la economía esta “a punto de reventar”. ¿De verdad, Carlos? El peso tiene altibajos porque la economía mundial también los tiene ¿O acaso olvidas que los impactos económicos globales, como la inflación, no son responsabilidad directa de Sheinbaum? Quizás más que alarmarse, Loret debería investigar un poco mas sobre los factores externos que están afectando el panorama económico. Por ultimo, Loret se atreve a mencionar el caos en el sistema de salud, un sector evidentemente complicado que, como Sheinbaum misma sabe, no puede resolverse de la noche a la mañana. Pero claro pedirle a un gobierno que resuelva todos los problemas estructurales heredados con un solo giro de varita es como pedirle a Loret que deje de hacer de las suyas con los medios. Ni uno ni otro parece muy realista.

En mi opinión, el artículo de Loret no es más que una extensión de la narrativa de crítica fácil, esa que nos recuerda que el populismo y los montajes mediáticos son mucho más atractivos que una gestión seria y ordenada. A Sheinbaum le toca enfrentar el legado de un país fracturado, pero en lugar de criticar su falta de “shows”, quizá Loret debería considerar la posibilidad de que la presidenta prefiera actuar con una estrategia mas seria, lejos de la propaganda y el escandalo. A final de cuentas, el problema no es que Sheinbaum esté siendo “lenta”, sino que Loret se aburre rápidamente cuando no hay un buen “escandalo” que vender y solo se pone a escribir por escribir.