“La verdad siempre triunfa”
Ministra Norma Piña
Nunca en toda la historia de la medicina habían existido tantas confusiones en cuanto al tratamiento de una enfermedad como ahora existen con el cáncer en general.
Después de tantas dudas que se sembraron por la pandemia de COVID que afortunadamente ya cedió como tal, la enfermedad por cáncer generó aún más, incluyendo las falsas especulaciones de que las vacunas pudieran aumentar el riesgo de cáncer, o que existieran casos de cáncer muy acelerados que les llamaron coloquialmente: “turbo-cáncer”
Lo que sucede realmente alrededor del cáncer en todo el mundo es el abuso en el uso de tratamientos alternativos que utilizan los pacientes, ya que la gran mayoría de ellos pueden causar alteraciones en el organismo y complicaciones que hacen que el cáncer no pueda tratarse adecuadamente con los tratamientos médicos establecidos, incluyendo cirugía, quimioterapias e inmunoterapias, y radiaciones, además de que la gran mayoría de las veces los pacientes que utilizan dichos tratamientos alternativos lo hacen engañando a sus médicos.
Estos tratamientos alternativos, que la gran mayoría de los pacientes con cáncer utilizan cotidianamente, de manera desleal, repito, por no informarlo a sus médicos, pueden tener muchas repercusiones en los mismos pacientes y en sus resultados de laboratorio o de imagen que confunden a los médicos, a los diagnósticos y a los pronósticos, incluyendo al dióxido de cloro, inimaginablemente derivados del petróleo, hierbas de muy variado tipo como la de San Juan o las hojas de guanábana, vitaminas a dosis convencionales o altas, incluyendo vitamina c intravenosa, laetril, cápsulas usana y biotiquin, homeopatía de muy diversos tipos, tóxicos a “dosis bajas” como arsénico, acupuntura y sus complicaciones.
Proteínas concentradas como immunocal o el famoso factor de transferencia, pócimas y tés, no se diga de inyectarse orina, dietas como la cetogénica y la de Gerson, y obviamente venenos, que solo su nombre indica toxicidad, incluyendo al del también famoso escorpión azul, también productos animales como piel de víbora de cascabel, caldo de zopilote o carne de zorrillo, comer insectos vivos como los gorgojos chinos, tratamientos iónicos inespecíficos, radiaciones pulsátiles también inespecíficas, etcétera, basta buscar en internet “cura del cáncer” para encontrar cientos de inimaginables pseudo-curas más, además de los miles de médicos y terapeutas que se anuncian de todas partes del mundo en las redes sociales que aseguran curar el cáncer con éstos y con otros tratamientos alternativos; y dichas repercusiones originadas por cualquiera de éstos tratamientos alternativos en los pacientes que los utilizan, que en la mayoría de los casos son combinaciones de varios, confunden a los médicos en cuanto a los resultados que deben esperar con tratamientos que universalmente son reconocidos como efectivos para tratar el cáncer, y así los pacientes sufren complicaciones por los tratamientos alternativos “per sé”, y por eso caen en las categorías de “turbo-cáncer”, entre otras confusiones existentes, incluyendo las inexplicables complicaciones de las vacunas para COVID.
Por eso resulta de prioridad mundial que se establezca que los pacientes que utilizan cualquier tratamiento alternativo para tratar el cáncer, o cualquier otra enfermedad, lo informen a sus médicos, para que sean ellos los que valoren que las complicaciones que pudieran presentar son por éstos tratamientos alternativos y manejarlas tal cual, y dejar de adjudicar dichas complicaciones a la misma enfermedad o a las vacunas.
Finalmente, la posibilidad de reconocer que el ácido cítrico pudiera ser efectivo como tratamiento del cáncer también está ya obstaculizada por estos tratamientos alternativos, y muy probablemente sea definitiva, pero afortunadamente la ciencia avanzó a la par a pasos tan agigantados que muchos tipos de cáncer ya son curables con cirugía, quimioterapias cada vez más específicas, incluyendo las inmunoterapias dirigidas, y la radioterapia también más dirigida.