Bienvenidos amantes de la gastronomía. Si hay una flor característica de la época, es nada menos que la endémica “Cempohualxochitl”, cuyo nombre en náhuatl significa veinte flores, cempoalli: veinte, y xochitl: flor. Esta típica flor que se usa para adornar las ofrendas el día de muertos, decorar tumbas y para hacer caminos naranjas con sus pétalos y así nuestros familiares vengan del más allá a visitarnos un día de huateque.
La flor de cempasúchil ha dado el salto del camposanto a la cocina, pues es una flor comestible que se puede utilizar de un sinnúmero de maneras. Los pétalos de esta flor son ricos en carontenoides, los pigmentos que colorean estas flores del amarillo al rojo, y que son fuente de vitamina A, como las zanahorias y otros alimentos que comparten la misma colorimetría. ¿quién no escuchó en casa a su madre o su abuela decir, “comete las zanahorias para que tengas buena vista”?
Pero no solo es una fuente importante de vitamina A, también contiene valiosos antioxidantes, que impiden que nuestras células envejezcan de manera rápida, y por consiguiente retrasan el envejecimiento de nuestra piel. Y en forma de té es excelente para aliviar los dolores de estómago, la inflamación, indigestión y hasta los cólicos; imagínese un té endulzado con miel.
Lo que distingue a esta flor, cuando se utiliza dentro de nuestra gastronomía es su sabor, el cual podemos describir como dulce con una nota amarga al final, similar al amargor que deja un buen café.
Con el boom del uso de flores comestibles, el cempasúchil agarra fuerza esta temporada y nos lo podemos encontrar desde una crema de calabaza de castilla con cempasúchil, o en mermelada, pues queda excelente en una tabla de quesos, pues se puede untar en un pan y tiene un cierto gusto a la mermelada de naranja agria.
También en ensalada, con lechuga francesa, granada que también es fruta de temporada, pepino, eneldo, cebolla morada, jitomate Cherry, pimientos morrones y pétalos de cempasúchil con una vinagreta de aceite de oliva y vinagre balsámico.
Por supuesto que también se puede hacer en salsa, con los tallos de la flor principalmente, es delicioso cuando se mezcla con almendras tostadas, cebolla, caldo de pollo y mantequilla, y con esta mezcla bañamos un pollo con papitas cambray al romero.
Al igual que la flor de calabaza, la flor de cempasúchil también se puede guisar con epazote, para preparar unas deliciosas quesadillas sin queso -que somos chilangos-, en tortilla de masa azul.
Ahora que hay gran cantidad de panes de muerto, también se puede incluir el cempasúchil en la masa, dejando un sabor dulzón amargo, riquísimo para acompañar con una buena taza de chocolate, o … esperen… ¿qué tal con un atole de flor de cempasúchil?, aromatizado con canela en rama.
Ya que estamos en lo dulce, ¿no se les antoja un helado? ¿quizá un tamal de cempasúchil?, ¿un flan? ¿un arroz con leche con flor de cempasúchil? Como es pueden dar cuenta, la imaginación es el límite y lo mejor es que hay oferta de productos por si quieren probarlos.
Por ejemplo tenemos una panadería que hace pan de muerto pero relleno de cempasúchil: Palma y Huella, que se ubica muy cerca del parque España de la Condesa, en el #21 de calle Parque España, en la Roma Norte, alcaldía Cuauhtémoc. Están en un horario de martes a domingo de 09:00 a 18:00 horas.
Ahora, si eres de paladar más aventurero, ¿qué tal un pulque de cempasúchil?, este lo encuentras en Doña Vero, en la calle de Monterrey #313, en la Roma Sur, también en la alcaldía Cuauhtémoc. Se puede visitar de lunes a sábado de 09:30 a 23:00 horas, y domingo de 09:30 a 20:00.
Por supuesto que también se puede cocinar en casa o buscar un restaurante de la “nueva comida mexicana”, seguramente se encontrarán con un platillo elaborado con esta flor tan típica de esta época del año.
¡Bon appétit!
Cat Soumeillera en Twitter: @CSoumeillera