“El chisme es como el dinero, hay que contarlo.”
Dicho popular
Vamos a echar chisme, “echar chal”, “comer gente”.
Estas frases las usamos tan a menudo que ya forman parte de nuestra esfera cultural.
El chisme, dicen algunos especialistas en psicología, sirve a las personas para tener pertenencia, para ser aceptados en algún grupo y hasta para ser famosos y dar de qué hablar.
¿Cuánta gente que no sabíamos que existía se vuelve viral por salir con alguna barbaridad y se vuelve “la comidilla” de todos?
El problema con el chisme es que es atractivo. Inventar algo de los demás, más si no tenemos simpatía por él o ella , llega a ser catártico. Decir que alguien es mala persona, ratera, “mujer perversa“, ”lagartona” y otras linduras nos hace sentir bien porque son ellas las que están mal y no nosotros, pues en nuestra antipatía y hasta desprecio por los demás, jamás podemos aceptar que quien nos cae mal sea bueno, exitoso y honesto, más aún si nosotros mismos no lo somos.
Leí no hace mucho un artículo del reconocido psiquiatra Héctor Grijalva que decía que el chisme, especialmente quien lo crea, es decir, el chismoso, al inventar algo sobre alguien o incluso sobre una institución “pretende llenar un hueco existencial que trae desde sus años infantiles. Una carencia de personalidad que no ha sabido llenar. El chismoso no sabe crear sus propias ideas” y por ello recurre al invento, a la calumnia, al chisme para descargar su furia contra alguien que le cae mal o que pretende perjudicar, muchas veces logrando su propósito.
¿Ha sido usted víctima de calumnias que le ha costado el empleo, el matrimonio, el desprestigio en su comunidad?
No hace mucho, en la familia, nos reímos a carcajadas al enterarnos que una prima había sido espiada en su teléfono y en sus redes sociales por parte de la ex pareja de su actual esposo con el propósito de descubrir “su doble vida”, pues había difundido el rumor que tenía un amante, que vendía “placer” para tener recursos y otras barbaridades que por poco la llevan al divorcio.
En política suele suceder algo similar y se usa el chisme con más frecuencia de lo moralmente aceptable.
Y es que ahora, en tiempos de turbulencia electoral, la descalificación del adversario es lo más usado para desprestigiarlo, de ahí la típica y deshonesta campaña negra que usa la oposición para querer ganar simpatías.
La semana que concluyó tuvimos chismes, calumnias y descalificaciones al por mayor.
La lengua viperina de Sanjuana Martínez hizo que los opositores al actual gobierno babearan y saborearan la imaginaria caída de la líder en las encuestas hacia la próxima elección presidencial, la doctora Claudia Sheinbaum.
Del mismo modo los opositores, “los fachos” los eternos añoradores del pasado y sus plumas a sueldo difundieron mentiras acerca de la familia del presidente, mentiras que se difundieron en la red para alimentar las mentes de quienes, insisto, anhelan ver al obradorismo caer.
El problema, para ellos, es que les está saliendo el tiro por la culata.
Mientras más calumnias se escriban o digan respecto al gobierno de la 4T, más se fortalece y ahí están las encuestas que muestran que incluso estados que antes estaban gobernados por la derecha se perfilan para pintarse de guinda.
La encuesta MetricsMx publicada aquí en SDPnoticias da ventaja a Morena en Jalisco y Yucatán, en tanto para la presidencia la mayoría de las encuestas marcan una diferencia de más de 30 puntos entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez.
¿Sirve el chisme y la calumnia para desbandar a Morena? Al parecer, no.
Solo sirve para mantener ocupados a la comentocracia enfurecida que destilan veneno anhelando que los rumores acaben con un régimen que goza de la simpatía de la mayoría de la población.
Al derecho y al revés
El chisme dura hasta que la verdad sale a la luz.
La calumnia difundida por Sanjuana Martínez se ha venido abajo al ser los mismos ex reporteros y corresponsales de Notimex quienes la señalan como una persona resentida que “odia” a la doctora Claudia Sheinbaum.
El mal carácter, resentimiento y odio de la exdirectora de Notimex es conocido por quienes trabajaron con ella antes de la huelga que estalló en la agencia de noticias.
Los testimonios de extrabajadores empiezan a circular y muy pronto la calumnia se vendrá al piso.
Dijo en su momento el dramaturgo Bernard Shaw: “Un chisme es como una avispa; si no puedes matarla al primer golpe, mejor no te metas con ella”.
Anote por ahí la frase, no sea que el avispero le vaya a picar.