Se han dado a conocer audios y videos en donde sacerdotes católicos, pertenecientes a la Provincia Eclesiástica del Bajío, orientan el voto de las personas hacia la candidata del sector conservador Xóchitl Gálvez. Aquí 5 puntos para entender la gravedad y el problema que tiene la Iglesia al no sancionar estos actos y el riesgo en el que pone a la campaña de Gálvez.

1. Canon 287 § 2: No han de participar [los clérigos] activamente en los partidos políticos ni en la dirección de asociaciones sindicales, a no ser que según el juicio de la autoridad eclesiástica competente, lo exijan la defensa de los derechos de la Iglesia o la promoción del bien común. El Código de Derecho Canónico es bastante claro, actualmente no hay un documento del Episcopado Mexicano o de algún jerarca en donde se haga público el apoyo a la candidata conservadora. Es decir, estos sacerdotes actúan de manera contraria al magisterio de la Iglesia y, en total incongruencia, violan la ley de la Institución a la que pertenecen. ¿Será que piensan que está bien mandar al diablo a las instituciones?

2. Es grave para la campaña de Gálvez porque la Provincia Eclesiástica del Bajío (comprende las diócesis de Irapuato, Celaya y Querétaro, tuteladas por la Arquidiócesis de León), cuenta con una feligresía de 8 millones de personas. Un número considerable para las elecciones por venir, también es uno de los bastiones con mayor retroceso en materia de derechos humanos y evidente alergia a todo lo que suene a progresismo, es una región congelada en una radical guerra fría en donde todo lo referente al bien común suena a comunismo y el comunismo, desde su cosmovisión congelada en el tiempo, es demoniaco. Ni hablar del tema provida en donde Xóchitl tendrá que decidir si opta por una agenda del siglo XXI o si le da gusto a estos grupos defensores de la vida desde su concepción. ¿Sabrán también del pasado “comunista” de Xóchitl?

3. El Episcopado Mexicano ha dado un paso importante con el Compromiso por la Paz, firmado por las tres candidaturas a la presidencia. Este tipo de declaraciones antiobradoristas, emitidas por el clero, afirmando que Xóchitl es el camino, Claudia es atea y el presidente es satánico, etc., resultan en una contradicción que puede resultar costosa para este esfuerzo que agrupa a distintos sectores sociales y el silencio sobre este tipo de actos de difamación hace parecer que no hay seriedad o consecuencia con lo expresado en ese Compromiso.

4. La laicidad absoluta es una utopía, no existe un México sin el elemento sincrético dado, en gran medida, por el catolicismo o en una visión más amplia, por su cristianismo. Ambas candidatas han decidido que el tema religioso es algo importante, lo hicieron al momento de publicar sus encuentros con el Papa Francisco. Una vez abierta esa puerta, la objetividad religiosa se vuelve un componente difícil de exigir. Sin embargo, en respeto a los principios del Estado laico, los ministros de culto deben guardar una postura de aliento al voto pero no de orientación hacia algún partido. Se acabaron los días en que, desde el púlpito, los curas pedían votar por el partido que tenía el color del cielo y de la Virgen María.

5. Sheinbaum en sus 100 propuestas de campaña, menciona en el numeral 5: respetar la libertad religiosa, política, social y cultural, así como combatir cualquier forma de discriminación, como el clasismo y el racismo. A nivel discursivo es loable pero no se ve un camino para hacerlo. Diseñar una estrategia (como hablar de la continuidad de la Estrategia Nacional para la Promoción del Respeto y la Tolerancia a la Diversidad Religiosa o si habrá algún apoyo para proyectos de colaboración interreligiosa para la construcción de paz) sería pertinente para mostrar que su apuesta no es por un gobierno jacobino y, de paso, exponer el error en el que se encuentran estos clérigos preconciliares, cuyo discurso parece más cercano al del terrorismo espiritual que al de la promoción de los derechos humanos y la propagación de la esperanza.