Lo grave del comunicado no es su autenticidad, sino la intención del emisor al pensar en el destinatario final: nunca fue el Parlamento Europeo. Siempre fuimos nosotros.

Nos ven como una tanda de forajidos resentidos y ramplones, entusiastas panfletarios y constantemente rijosos. Por eso quieren seguirnos nutriendo con agresividad y vulgaridad.

Detrás del lenguaje burdo y contestatario del comunicado hay vileza, pues el propósito es meramente electoral. Mediante el mismo, el presidente busca hacer propaganda de su administración ante los mexicanos que ha sabido mantener satisfechos con el golpeteo a terceros, aquí o allá.

Son tiempos de desquite y de venganzas efímeras.

Preocupa que vean en nuestra gente tierra fértil para seguir cosechando encono. El reflejo está en la agenda, en el discurso: la narrativa nacional se ha enfocado en la polarización del pueblo de México.

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Por eso desde la ignorancia, la simpleza monolingüista y mentecata de nuestro gobierno se ha profesado que la mejor política exterior, es la interior. A menos que no sea para insultar a otros países o para refugiar dictadores.

El comunicado pareciera ser que se redactó con la estulcia distintiva que caracteriza a Andrés Manuel. No resulta complicado imaginarlo dictándolo. Sin embargo, creo que detrás hay algo más que indiferencia hacia la diplomacia: la revocación de mandato.

Mientras la construcción de este falso imaginario binario constituido por patriotas y traidores siga redituándole electoralmente al oficialismo, seguiremos siendo testigos de los incansables esfuerzos del lopezobradorismo por atizar la llama de la ignorancia.