“El terrorismo jamás podría ser justificado, jamás…”

Principio humano y universal

Ahora que existe éste terrible conflicto en Líbano por culpa de un grupo minoritario denominado al parecer arbitrariamente: “Hezbolah”, los seres humanos de origen libanés que viven en otros países deberían apoyar a sus compatriotas de alguna manera, incluyendo a los que emigraron a México.

Yo, por ejemplo, que mis abuelos y bisabuelos fueron originarios de Siria, he escrito varios artículos y comentarios en redes sociales a favor de la paz en la patria de mis familiares ascendentes cercanos, incluyendo un análisis muy profundo sobre la guerra en ese país publicado en éste portal SDP Noticias el 1 de marzo del 2021.

Por supuesto que el nacionalismo debería ser perenne, si yo en algún momento tendría que dejar mi amada patria llamada México por alguna razón, jamás olvidaría todo lo que hizo éste gran país por mi, y perdón por mi atrevimiento, pero lo mismo deberían de hacer los grandes influyentes mexicanos con ascendencia libanesa por la patria de sus ancestros, incluyendo, por mencionar a algunos: a los Slim, a los Harp y a los Karam.

Y no necesariamente con apoyo económico, el apoyo moral a los ciudadanos inocentes del Líbano que no tienen la culpa de los desastres que ocasionan los de Hezbolah debería estar presente, también porque lo que está pasando en esa región del mundo es similar a lo que ocurre en nuestro país: por una pequeña minoría que se dedica al narcotráfico, todo México se ve envuelto en el conflicto generado por esos pocos, aunque afortunadamente en el caso de México, nuestra grandeza supera a esos problemas.

Finalmente, todos sabemos que en México muchas familias de origen libanés han sido muy influyentes política, social y económicamente, incluyendo a don Carlos Slim, quien no necesita presentación, y a quien tengo el honor de conocer personalmente, y al maestro Daniel Karam, quien fue director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en una de sus mejores épocas de plusvalía.

Los pensadores deben de pensar, los intelectuales deben de razonar, los escritores tienen que escribir, pero cualquier ser humano debería alzar la voz y usarla en beneficio de los demás seres humanos.