Existe, desde hace unas semanas, una gira intensa que está protagonizando el coordinador de la fracción parlamentaria de Morena en San Lázaro. Es, además del momento único para profundizar las políticas públicas, un instrumento de organización para ir apuntalando las prioridades de la agenda. De ahí la importancia que ha tenido cada reunión con diputados federales y locales a lo largo y ancho del país. Desde luego, la inmensa mayoría de los congresos, por la proporción numérica, está inclinada a favor del proyecto de transformación. Y si, es una causa común que todos los cuadros que pertenecen al movimiento de izquierda en México tienen como fin. Al interior de todo ello, naturalmente, hay un vínculo sólido con la presidenta constitucional, Claudia Sheinbaum. La mejor prueba de ello, hasta ahora, son las reformas que ha ido aprobando el constituyente.

Las razones, obviamente, radican en la construcción del segundo piso de la 4T. Sin ir más lejos, el legislativo federal, desde el paso que tuvo Andrés Manuel López Obrador en el gobierno, significa un gran sostén para acompañar y, por ende, avalar el paquete de iniciativas que han dado un giro preponderante en el desarrollo del país. Algo que todos reconocimos, en su momento, fue elevar a rango constitucional los programas sociales que, como tal, han reducido la brecha de la desigualdad y, de paso, mejoran la calidad de vida de millones de mexicanos. Y qué decir del proyecto al poder judicial y la supremacía constitucional. Es allí donde Morena y los aliados han concentrado los esfuerzos. Sí, muchos dirán que la proporción numérica acota los contrapesos, sin embargo, esa fue la determinación del soberano en la pasada elección del 2 de junio.

En lo político y social, la sociedad tenía en sus planes darle seguimiento al proyecto que encabezó Andrés Manuel López Obrador. Hoy, ya con el bastón de mando en el poder, Claudia Sheinbaum ha velado por el interés del pueblo de México. Es, como dijo AMLO, el pueblo bueno y sabio que jamás se equivoca. Eso mismo puede decirse en las determinaciones que tomaron los votantes; fue, además de la ratificación del mandato popular, la muestra más contundente para seguir generando las condiciones de continuidad. La sociedad, en su inmensa mayoría, está de acuerdo en continuar reformando el marco constitucional, específicamente en el paquete de iniciativas. Algunas de ellas están pendientes de la administración de AMLO y, el grueso de las otras, son proyectos que nacieron de la campaña y recorrido territorial que realizó Sheinbaum.

Hoy podemos atestiguar, a nivel local, que los congresos estatales están jugando un papel preponderante, primero, para avalar las reformas constitucionales que, en sí, alcanzan la concepción de declaratoria constitucional por su aprobación en más de la mitad del poder reformador local en el país. Eso, a la par, también ha sido crucial para concretar una agenda de prioridades que, sabemos, son producto de la participación social. En Michoacán, que tiene un significado especial en la lucha democrática del país, la fracción parlamentaria de Morena, en concreto, ha cumplido al pie de la letra el mandato popular; es decir, ha coronado leyes y reformas que fortalecen el marco legal en muchas materias. En cuanto a ello, tenemos que darle el reconocimiento al liderazgo de Fabiola Alanís Sámano, presidenta de la Junta de Coordinación Política y, en los tiempos de resistencia, una de las piezas claves del engranaje de Andrés Manuel López Obrador en tierras purépechas.

Si nos detenemos un poco en esa época, Fabiola Alanís Sámano, hoy coordinadora de la fracción parlamentaria de Morena en el Congreso Local de Michoacán, es pionera y precursora, junto a otros personajes cruciales de este proceso, para que el ejercicio de transformación haya triunfado en 2018. Dada la responsabilidad como estratega, Alanís se ha convertido en un elemento crucial que, a la postre, la ha hecho partícipe de la construcción del segundo piso de la 4T. De hecho, el congreso local, luego de que se avalaron los proyectos, fue un punto decisivo para la declaratoria constitucional y, por ende, la publicación del decreto en el Diario Oficial de la Federación. O sea que, en los instantes decisivos, Michoacán es punta de lanza en ese espíritu de continuidad.

Las columnas más leídas de hoy

Eso ha provocado, a la par de esa fiebre preelectoral que se vive desde hace meses por las elecciones intermedias del 2027, que Fabiola Alanís, en una aspiración legítima, levante la mano para la gubernatura de Michoacán. Desde luego, las mismas encuestas, en sí, la colocan en el mapa electoral que viviremos en un par de años, pues 17 entidades federativas, incluidas Michoacán, tendrán mucho en juego. Y si, así como aconteció en 2018, Morena es, en definitiva, inmensamente favorito para retener el poder en el Solio de Ocampo. Hay muchas razones poderosas para asegurar ese escenario. El primero, claro está, el momento inmejorable y los altos índices de aprobación que tiene Claudia Sheinbaum; y el segundo, evidentemente, el panorama desdibujado que tiene la oposición en un futuro inmediato.

Mientras eso sucede, qué importancia tienen los congresos locales a lo largo y ancho del país. Eso, a su vez, ha abierto la brecha para que muchos temas, cuyas prioridades son determinantes, se vayan desahogando y aprobando en los marcos locales.