Boeing, la fabricante de aviones de los Estados Unidos está desesperada, intentando hacer un “control de daños”, pues el panorama a corto plazo no es para nada halagador. Comencemos con un informe emitido por Wall Street que lleva por título “Auditoría de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. abre una nueva caja de Pandora”, así lo registra el medio CNN, pues en dicho informe se habla de los problemas que tiene la armadora con sus estándares de calidad.
Esto ha traído como consecuencia un desplome de las acciones de Boeing en la Bolsa de Valores. Después de estos hechos, David Calhoun, CEO de Boeing anunció mediante un comunicado que al almirante Kirkland H. Donald de la armada norteamericana se le nombró como “asesor especial” para llevar a cabo “una evaluación exhaustiva del sistema de gestión de calidad de Boeing para aviones comerciales”.
Esto con la finalidad de evaluar tanto sus instalaciones, programas y prácticas, así como la calidad de los proveedores; todas las recomendaciones que haga el almirante serán enviadas tanto al CEO de Boeing como al Comité de Seguridad Aeroespacial de la Junta Directiva de la misma empresa.
Lo que sabemos, es que con esta medida, Boeing busca mitigar los problemas a los que se está enfrentando, apoyándose en el expertise del almirante Donald, quien es reconocido “…por asegurar la integridad de sistemas de seguridad y calidad complejos y críticos a nivel mundial. Realizará una revisión independiente y exhaustiva, proporcionando recomendaciones prácticas para mejorar nuestra supervisión de la calidad en nuestras fábricas y en todo nuestro sistema de producción de aviones comerciales extendido.” Esto, según declaraciones de Calhoun hechas en su comunicado.
Sin embargo aun hay inquietud entre las aerolíneas que tienen en sus flotas el modelo B737MAX-9. De manera independiente a la auditoría, la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA), está acatando las instrucciones de la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos de Norteamérica (FAA), por lo cual no permitirá la operación de ese modelo de avión en su espacio aéreo, sino cuenta con las directrices de la autoridad norteamericana.
Por su parte el Reino Unido ha dado aviso a las líneas aéreas de su país para que realicen inspecciones preventivas a los aviones modelo B737MAX-9. El gigante asiático, China, ha pedido lo mismo que los británicos, a pesar de no contar con ese modelo de avión, están siendo muy estrictos en revisar toda su flota de aviones Boeing.
Como les comenté hace unos días, un avión de ANA (Japón) tuvo que regresar a su aeropuerto tras el despegue por una fisura en una ventanilla, y “para acabarla de amolar” -como decía una tía mía- el domingo dos aviones: un B777 de ANA y un B717 de Delta Airlines chocaron en el Aeropuerto de O´Hare, en Chicago.
La portavoz de Delta Airlines Emma Johnson declaró que solamente fue una colisión y que se están revisando los equipos, y su homólogo japonés se disculpó por las molestias ocasionadas por el incidente.
“Y por si esto fuera poco”, CNN en español está reportando que el Boeing 737 del secretario de Estado Antony Blinken sufrió una falla crítica en Davos antes de despegar, por lo que el funcionario estadounidense tuvo que viajar en otro equipo más pequeño. Todo indica que el desperfecto estuvo relacionado con una despresurización, ya que cayeron las mascarillas de oxígeno.
Y aunque no están relacionados estos incidentes con la problemática del B737MAX-9, sí pone en la mirilla a todos los aviones de dicho fabricante. Pues estarán siendo observados hasta con lupa.
El documental de Netflix “Descenso” o por su nombre en inglés Downfall es de lo más significativo, ahí pudimos observar, aunque fuera muy por encimita, cómo es el proceso de “optimización de recursos”, que en realidad es abaratamiento de mano de obra e incluso de materiales.
Y es que a partir del 2005 Boeing cambió su modelo de negocio para obtener mayores ganancias; para más claridad: hacer la empresa más “rentable”, el sueño de todo neoliberal, y las consecuencias están a la vista.
En ese documental, de una manera muy rápida nos dicen que los ingenieros que hicieron el software del avión fueron ingenieros de India, pues se les pagaba la cuarta parte del salario que hubiese cobrado un ingeniero estadounidense de Boeing.
Lo he dicho insistentemente, además de dejar que otras empresas hicieran partes de la aeronave para bajar aún más los costos de producción, hoy ante el escándalo que enfrenta Boeing, esto queda al descubierto: casi el 70% de la aeronave no fue construida por la fabricante norteamericana.
La empresa Spirit AeroSystems con sede en Wichita, Kansas, es quien fabrica parte del fuselaje y las alas de la familia de aviones 737. Está compañía, como muchas en la pandemia tuvo que hacer serios recortes a su personal, lo que afectó en la calidad de las piezas fabricadas, y Boeing perdió totalmente el control de calidad.
Pero parece que Boeing no ha entendido que está metido en este embrollo por el afán de tener más ganancias. En la India acaba de inaugurar un centro de distribución, bajo el pretexto que con este lugar se podrán atender de manera más rápida las necesidades de los aviones Boeing en la India, al tener refacciones (hechas por ellos), reduciendo costos y tiempos de entrega.
Podemos decir que Boeing enfrenta un serio problema de control de calidad, desde que salió a la luz el pésimo diseño del B737MAX, que trajo como consecuencia dos accidentes mortales, y luego por tener bajado de vuelo a ese modelo de avión por espacio de casi dos años, acarreando pérdidas por más de 21 mil millones de dólares.
Los problemas no solo son con los aviones B737MAX, también con los B787Dreamliner e incluso con los B777. Ahora pondrán los ojos en Spirit AeroSystems; de hecho el lunes un ejecutivo de Boeing del área de supervisión de aviones comerciales, declaró -y así lo recoge CNN- “la empresa examinará a fondo nuestras prácticas de calidad en nuestras fábricas y en todo nuestro sistema de producción”, Stan Deal.
En mi opinión, Boeing es una compañía muy importante en los Estados Unidos, y ahorita el “escándalo” (por llamarlo de algún modo) está centrado sólo en la división de aviación comercial, pero es importante señalar que también tienen su división de aviones bélicos o de guerra, que son sumamente relevantes para dicho país.
Por tal motivo, yo no creo que el gobierno deje caer a Boeing, al contrario, todo parece indicar que trabajarán a marchas forzadas para hacer un control de daños de tal suerte que estos incidentes queden en el pasado y puedan seguir avanzando.
Para mí es importante que se solucione el meollo de este asunto: el abaratamiento de los costos de producción. Antiguamente Boeing fabricaba absolutamente todas y cada una de las piezas de una aeronave, hoy por hoy son distintas empresas subcontratadas las que le maquilan a la armadora.
Honestamente, aquí sí aplica el dicho: “lo barato, sale caro”. Por supuesto, estamos atentos a esta trama, porque la seguridad siempre debe de estar por encima de las ganancias. Tal vez, y solo tal vez, esa sea la lección que hoy nos deja Boeing, dejando al desnudo el capitalismo rapaz.
Antes de irme, no puedo dejar de mencionarlo, porque estoy muy orgullosa: Mitsuko Tottori es la primera presidente de Japan Airlines y fue sobrecargo. Ella fue escalando dentro de la aerolínea hasta ocupar el puesto más alto. Algo impensable en México. Esa es una de las razones por las cuales yo no quise seguir volando, pues el crecimiento está muy limitado dentro de las compañías aéreas en nuestro país por el momento. Felicidades a Japan Airlines una de las mejores aerolíneas del mundo.