Quien diría que los relevos generacionales de Andrés Manuel López Obrador, ese que hizo de la humildad y la austeridad un emblema de vida, el que aspiraba a separar el poder económico del poder político e hizo una causa de miles combatir a empresarios que hacen política, serían los mismos relevos que adoptaron las viejas formas de ganar elecciones

Sería un error señalar tan solo a una persona que por su juventud y exitosa condición pudiera pecar de ceguera temporal, aquella que encandila por el exceso de luz brindada súbitamente. La realidad es que no solo es Andrea Chávez. Los de vergonzosos desafueros qué 20 años después emulan y contrastan por ser lo opuesto al fundador del movimiento de la esperanza, los diputados que ofrecen lujosas fiestas en ranchos del Ajusco, los cacicazgos que se vistieron color transformación para continuar con el dominio de territorios afligidos a través de sí mismos, de sus hijas, de sus hermanos y de sus sobrinos. El largo desfilar de ejemplos, incluidos algunos con tantísima cercanía al expresidente que es de mal gusto nombrar.

Es por ello que el esfuerzo de la presidenta Claudia Sheinbaum por enviar mensajes para moralizar a Morena es loable. Destaca por su mesura y sensatez al tiempo de ser frontal. Se dice que entre los viejos códigos del priismo, había un mensajero , a menudo titular de la Secretaría de Gobernación, que se encargaba de hacer llegar las sugerencias o recomendaciones para la prudencia en el comportamiento de uno que otro desbocado.

Esas recomendaciones eran una sutil advertencia pero al mismo tiempo, discreta. A lo mucho, el mismo mensaje lograba filtrarse a la prensa y profundizarse por aquellos que en algún momento eran denominados “intelectuales orgánicos”. De ello, lo más  orgánico que se encontrará en Palacio Nacional son los nuevos chocolates del bienestar pues Claudia Sheinbaum no necesita mensajeros y la aludida no necesitaba un regaño presidencial para reconocer que a veces, hasta la elocuencia comete algunos errores y en ese caso, la humildad de corregir puede ayudar . 

Tras la sugerencia de la militante con licencia más importante del partido/movimiento qué ahora necesita moralizarse, se ha anunciado que pronto habrá una convocatoria para integrar a un nuevo Consejo Nacional. Un sinónimo de limpia qué parece enfocarse en desintoxicar de las malas influencias que continuaron colocando piedras en el camino de la presidenta, ahora desde el poder legislativo. La apuesta de todos los que no obtuvieron su lugar era desde el inicio, controlarla y mantenerse indispensables, hacer que de ellos dependiera la gobernabilidad y si no, al menos el contenido programático y el proyecto de nación. No contaban con que la presidenta tendría un gran equipo justo en el talón de Aquiles de varios que no representan los valores del fundador de su movimiento.

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Lo interesante es la ruptura sin ruptura que esto representa. Colocar límites, como dice el director de este medio en su columna, es un límite a quien permitió que se llegara al exceso.

Limitar el poder de quienes han sido inmorales desde hace tiempo podría ser lo que haga la gran diferencia entre Claudia y su antecesor, quien tuvo que tolerarles hasta el final. Demuestra dos cosas: o el acuerdo pragmático ha terminado para López Obrador y el arrendamiento del varios Estados del país ya no tendrá renovación o tenemos una presidenta que con bisturí, auto extirpa tumores cancerígenos en una operación más que delicada, sin pedir perdón y mucho menos permiso.

Tiene con qué y puede hacerlo, después de todo, es la presidenta.