Este libro es una síntesis de las reflexiones realizadas durante los últimos 5 años sobre el cambio curricular y la descripción de la cultura escolar de la educación básica en México. Y es también el producto de múltiples ejercicios de análisis y observaciones sistemáticas efectuadas sobre estos dos campos de problematización.
Sobre el segundo de estos campos de problematización, en particular, más que escribir acerca de “la cultura escolar” propongo una caracterización conceptual que sea más próxima a la idea de “culturas escolares” existentes en el país, debido a su escasa unicidad, y su notable diversidad y complejidad.
Así, un propósito de este trabajo es contribuir a la comprensión del cambio curricular en el contexto de la reforma educativa reactiva que impulsó, desde 2018, el gobierno del presidente López Obrador; así mismo, tiene la finalidad de analizar los puntos de continuidad y ruptura con el proyecto neoliberal ejecutado décadas atrás y que fue aterrizado, a través de un paquete de políticas públicas educativas, por los gobiernos federales anteriores, es decir, entre el 2000 y 2018.
Este conjunto de análisis incluye una serie de observaciones críticas sobre los antecedentes del cambio curricular vigente (cuya propuesta fue publicada oficialmente por la Secretaría de Educación Pública, SEP, entre enero y febrero de 2022) y se inserta también un grupo de reflexiones sobre las tensiones y las resistencias que se han registrado en torno al proyecto de modificaciones antes mencionado, así como sobre las nuevas orientaciones, reestructuraciones de los contenidos educativos y dispositivos curriculares (como la flexibilidad y los distintos niveles de la autonomía escolar, de gestión y de actuación docente), que han sido dirigidos específicamente a la educación pública preescolar, primaria y secundaria.
Como sucede con otras publicaciones que he dado a conocer en forma de libros, tanto en formato impreso como digital, en esta oportunidad también presento una selección e integración de comentarios u opiniones expresadas y difundidas previamente en prensa escrita, a través de colaboraciones que he enviado cada semana a la mesa de redacción de SDP Noticias, como parte del análisis de coyuntura que he desarrollado sobre las políticas públicas educativas aplicadas recientemente en México. Todo ello, también, desde la mirada del trabajo docente y de investigación-difusión que llevo a cabo cotidianamente en la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro.
En las páginas del libro se podrá constatar que, en reiteradas ocasiones, me referí a estos campos problemáticos, que son tan necesarios de entender, desde antes del 2022, año en que la SEP del gobierno de la “Cuarta Transformación” lanzó su propuesta curricular para la educación básica, en respuesta a la necesidad de profundización o complementación de las acciones reformistas de la educación iniciadas en 2018.
En el texto que ahora se presenta, enfatizo las similitudes encontradas entre las acciones de los gobiernos federales de Enrique Peña Nieto (2012-2018) y de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), en términos de los patrones y las actuaciones de políticas públicas. Para explicarme en este breve espacio, pongo dos ejemplos: 1) en la lógica reformista, se buscó operar, primero, los cambios constitucionales o legales y después las modificaciones en el plano curricular y pedagógico; y 2) se procedió a procesar y dar a conocer la propuesta de nueva “reforma curricular” para la educación básica al final de cada sexenio.
Una hipótesis que aventuro, formulo y argumento en el libro, acerca del por qué sucedió esto, es decir, por qué se dieron estas actuaciones de políticas públicas educativas y por qué son semejantes las acciones de los dos últimos gobiernos en este sector, es debido a la falta de un proyecto educativo nacional, integral, de reforma educativa, en el plano macro, y de sus consecuentes cambios curriculares, en los planos medio y micro.
En ambos casos, se trata de construcciones de diseño y ejecución de políticas públicas educativas que dependieron de las decisiones políticas más amplias y genéricas y de otras variables coyunturales que no necesariamente surgieron de las demandas sociales para transformar el sistema educativo nacional.
Mientras el gobierno de Peña Nieto anunció la reforma educativa estructural el día de la toma de posesión el 1 de diciembre de 2012, el gobierno de López Obrador hizo algo parecido el 12 de diciembre de 2018, once días después de asumir el poder político nacional; ambas decisiones estuvieron centradas en concretar, primero, la reforma al texto constitucional, específicamente plasmada en las modificaciones al artículo 3, y años después se dieron las puestas en operación de los cambios curriculares.
El patrón de actuación política de estos dos gobiernos, al iniciar las acciones reformistas, a través de la modificación del texto constitucional y luego esperar las reacciones del sector social involucrado, -el magisterio como actor protagónico, no unificado ni cohesionado-, se dio de forma semejante en ambos casos. ¿Por qué no se hizo al revés en estas coyunturas? ¿Por qué no procesar, primero, el consenso social y luego formalizar los acuerdos a nivel legislativo?
Como se podrá observar en el libro, el otro patrón que también se generó durante las dos administraciones federales analizadas, fue la puesta en operación de la reforma curricular para la educación básica al final del sexenio. Sin embargo, para este otro campo de estudio sugiero una interpretación argumentada diferente sobre estos hechos (aquí hay más matices): aunque los ingredientes y las formas fueron similares o parecidos, las intencionalidades son o han sido diferentes.
De eso trata este libro, de enunciar de los cambios, analizar las tensiones y pensar o repensar en torno a las resistencias que diferentes actores sociales han expresado sobre las dos modificaciones curriculares recientes y que se han sucedido en México (lanzadas en 2016-2017 y en 2022-2023 por parte de la SEP), a cargo de dos gobiernos que, aparentemente, son de orígenes ideológico-políticos diferentes, pero que, en esencia, conservan rasgos de identidad, de semejanza o que han mostrado un accionar parecido, significativo, en la concepción y aplicación de sus políticas públicas educativas.
El título y el subtítulo del libro representan un ir y venir entre estos dos planteamientos e interpretaciones analíticas sobre la realidad educativa actual: si bien los gobiernos proponen o imponen una orientación curricular (única, nacional y obligatoria) para la educación básica, se observa que coexiste, sin embargo, una significativa diversidad de culturas escolares en México, aun cuando la fuente de sostenimiento y la estructura organizativa sea la misma, es decir, me refiero a lo que se ha dado en llamar “la escuela pública”.
Cuando me refiero al concepto de “cultura escolar” me identifico con la caracterización que utilizan Tyack y Tobin (1994) y a Tyack y Cuban (2001), acerca del carácter perdurable de la gramática escolar. Estos autores explican, a través de ese concepto, “la naturaleza estable y resistente al cambio de las prácticas y relaciones fundamentales dentro de la escuela. Son esas reglas que constituyen el ‘núcleo duro’ de la escolaridad las que definen en el imaginario social lo que es una ‘verdadera escuela’. La consistencia de ese formato es lo que ha mantenido la legitimidad social de la educación. Los y las docentes han sido socializados en esta gramática como estudiantes y para el momento que inician su actividad profesional la asumen como natural, como “la forma en que las cosas siempre han sido”. En este sentido, Tyack y Cuban (2001) aclaran que la gramática es descriptiva, al señalar cómo son las cosas y, al mismo tiempo, tiene una función prescriptiva al determinar cómo deben ser.” (Retomo aquí el texto de Elías (2015). La cultura escolar: Aproximación a un concepto complejo. Revista Electrónica Educare, 19(2), 285-301).
Espero que este material de lectura sea de interés para quienes se dedican al estudio y análisis de las políticas públicas educativas aplicadas en México durante la última década y, específicamente, en el periodo 2018-2023; y confío en que quienes tengan en sus manos este texto, para debatirlo y cuestionarlo, sean las y los directamente involucrados y comprometidos con la educación básica pública: docentes, directivos escolares, asesores técnicos, las y los estudiantes y sus familias.
*Texto escrito originalmente como presentación del libro mencionado, el cual está aún en etapa de revisión, previo a la entrega de la versión definitiva al editor.
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