Una de las críticas más consistentes en contra de Televisa -así como de las televisoras concesionadas- ha sido la extrema libertad para distribuir contenidos que con el paso de tiempo, se ha moderado con reformas a la Ley de Telecomunicaciones que enuncian los derechos de las audiencias.

Producto de estas reformas, existen restricciones como evitar contenidos que sean inapropiados para niñas, niños y adolescentes o prohibir contundentemente todo tipo de publicidad falsa o engañosa.

En la lucha por los derechos de las audiencias, hoy se plantea la posibilidad de que en televisión se restrinja el anuncio de comida chatarra. La noticia no puede ser mejor, ya que la caricaturas de personajes como el gato de “Cheetos” o el Tigre Toño han creado por años una cultura de consumo infantil centrada en productos cargados de azúcares, exceso de sodio, colesterol y calorías vacías sin nutrientes.

Durante algunos años fuimos el lugar número uno en obesidad y la influencia de refrescos o botanas en los medios, en las escuelas, en las fiestas y en lo común tiene mucha responsabilidad. Únicamente Estados Unidos con sus alimentos ultra procesados nos han desbancado.

El hecho es que en este paulatino avance hacia reconocer que las audiencias, especialmente los menores de edad, aprenden y replican lo que ven en televisión, podría hacer que caminemos hacia contenidos que no solo dejen de promocionar comida chatarra sino que comience a mostrar nuevas realidades de interacción, telenovelas con historias sobre construcción de paz y restricciones a la publicidad sexista.

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¿Ha notado usted que los cuerpos voluptuosos y en ropa pequeña suele utilizarse para promocionar frituras en tiempos de mundiales o finales de futbol ?

¿Ha notado que la publicidad sobre desodorantes con olor a hombre atractivo suele representar a varias mujeres estereotipadas como bellas, que parecen obsesionadas por efecto mágico de aquella fragancia?

Mujeres blancas, delgadas y muchas de ellas, representando un ideal de sensualidad mediante ropa pequeña o ajustada son también formas de violencia estética que siembran la idea del consumo de mujeres.

Es decir, a las mujeres se les objetiviza, hipersexualiza y en lo más profundo de la mente tanto de niñas, adolescentes y mujeres se van sembrando ideas de cómo deberían verse, comportarse o vestirse.

Hace unos años, de la mano a la diputada Martha Patricia Ramírez Lucero, se presentaron iniciativas para reformar la ley estableciendo restricciones en los horarios de distribución de publicidad sexista para evitar que las audiencias menores de edad observen todo tipo de contenido en el que las mujeres sean sexualizadas, humilladas o burladas.

En la iniciativa se contemplan los conceptos de Pierre Bordieu sobre lo simbólico y la violencia de aquello que se representa en lo estético, al ser inalcanzable o francamente, un dispositivo para servir a los deseos sexuales y eróticos de los hombres. Ante estas circunstancias, vale la pena proteger la mente de los menores de la misma manera en que buscamos proteger su nutrición.