La agenda política de abril está pesada, primero la consulta y a los 2 días la discusión en el Pleno de la Cámara de Diputados y posterior votación de la Reforma Eléctrica, donde se pondrán una vez más a prueba la fuerza y capacidad política del presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno.

Como ya se sabe, la consulta revocatoria terminó bien para el presidente que obtuvo a favor 15 millones 60 mil votos y en contra un millón, dicho en números redondos, es decir que el presidente arrasó en una consulta que fue boicoteada desde el inicio por la autoridad electoral, que fue escondida, que tuvo solo el 33% de las casillas, y lo hizo en una proporción de 9 a 1.

Toda esa narrativa absurda de la oposición de que la consulta fracasó, no tiene nada que ver con la realidad, porque una cosa es decirlo y otra cosa es hacerlo.

Sacar a casi 17 millones de ciudadanos a participar en un ejercicio inédito, en el domingo previo a las vacaciones de Semana Santa, con pocas casillas y prácticamente con nula propaganda y con una contra campaña feroz de parte de los medios de comunicación “tradicionales” es toda una hazaña política.

Estaba yo revisando los datos de las elecciones más recientes, es decir 2018 y 2021, y resulta que los votos que logró López Obrador en la “revocatoria” superan con mucho los resultados de la elección presidencial y los 12 millones 610 mil que logró el PAN y sus aliados del MC y el PRD, y se llevan de calle los 9 millones 289 mil del PRI-PVEM-Panal y aunque es poco más de la mitad de los 30 millones 113 mil que logró Morena-PT-PES, nos permiten tomar perspectiva.

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No se diga respecto a los resultados de la elección intermedia, cuando PRI-PAN-PRD lograron juntos 12 millones 576 mil votos y Morena-PT-PVEM 12 millones 802 mil. Es decir, el presidente aún en condiciones de adversidad arrasó con esos resultados.

Seguramente si la consulta se hubiera llevado en circunstancias de máxima difusión y con el despliegue normal de 157 mil casillas, los números que hoy revisamos de lo ocurrido el 10 de abril, serían exponencialmente mayores, en una proporción de 3 a 1.

La negación que manejan al respecto de esta realidad los partidos de oposición y su actitud infantilista en torno a los resultados de la consulta, hace ver que aún no acaban de comprender y asimilar la realidad, y es que mientras ellos (PRI, PAN PRD y una elite político empresarial que encabeza Claudio X. González y otros personajes) viven en un mundo de fantasía, el presidente tiene el respaldo del pueblo.

Y eso lleva a un baño de realidad, porque ese pueblo está dispuesto a respaldar a López Obrador y su proyecto de país con todo en las eleciones del 2024, a partir de la premisa verdadera hoy en día de que su voto cuenta; es decir la consulta revocatoria llevó a México entero a entender que la democracia participativa existe y que en ese sentido la fuerza de cada voto puede marcar la diferencia.

Ese es el escenario en que se mueve la vida de la política electoral en este país y por supuesto no es obra de la casualidad que después de esa demostración de fuerza del presidente, ahora deba procederse a votar la primera de las reformas estructurales que él se ha planteado al cierre de su mandato.

Hablamos de la Reforma Eléctrica, que este martes pasa a su discusión en el pleno de la Cámara de Diputados.

El timming es perfecto, como lo es también la visión de que esos que voten en contra, lo estarán haciendo en también contra el país y el interés nacional porque están actuando a favor de empresas y capitales extranjeros, pero peor aún, en contra de sus representados, por lo que serán exhibidos como unos traidores, en tal grado que será repudiados por sus electores y muy probablemente a partir de la decisión que tomen este martes en el pleno vean sus carreras políticas acabadas o con alternativas, todo depende del sentido de su voto.

Para el presidente López Obrador esta discusión es determinante, aunque ya con el fallo de la Suprema Corte de Justicia que declaró constitucional su propuesta, tiene margen de maniobra, tan es así que este lunes advirtió que de no aprobarse la reforma eléctrica, al día siguiente estará en condiciones de enviar una iniciativa para reformar la Ley de Minería y en todo caso enfocarse en proteger el Litio, como mineral estratégico.

En pocas palabras, de lo que ocurra este martes 12 de abril, dependen muchas cosas.

Lo más interesante es que el presidente López Obrador muestra una vez más que tiene control pleno de la agenda, de las discusiones y del panorama político y que si las cosas siguen como van, no habrá nadie que le dispute la hegemonía a su movimiento en los años por venir.

López Obrador, por ponerlo en términos de béisbol, es el dueño del bar y las pelotas.

Demian Duarte en Twitter: @Demiandu

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