Por fin llega la tan esperada bendición del agua a una parte de México. En Monterrey son esperadas las lluvias pues han sido muchos años de sequía que tiene a la población al límite.

Para el gobernador Samuel García se acerca un descanso de un tema del que es responsable pero que a su vez no puede hacer mucho más por arreglarlo.

Viene el agua y viene la tranquilidad, pero solo será momentánea porque con esas lluvias se volverán evidentes todas las fallas de los sistemas hidráulicos y eléctricos. Nos daremos cuenta de que el drenaje no está bien, nos daremos cuenta que las tuberías que llevan el agua no están bien, nos daremos cuenta que el cableado no está bien.

Si las votaciones hubieran sido después del diluvio que viene, seguramente no hubiera alcaldes reelectos pues mucho de su trabajo será revelado por el agua.

Todos esos permisos de construcción y bajadas de agua por toda la pavimentación afectarían definitivamente todas las zonas bajas. Sin ser oráculo, veo problemas de encharcamientos en toda la zona de Cumbres pues es la zona que más sea ha poblado y la que tiene más pendiente descendiente de la ciudad.

Las columnas más leídas de hoy

Desaparecerán, por un rato, los problemas de contaminación. Bajará, por un rato, el problema de la delincuencia, pues los ladrones no son Aquaman , Namor o Mandibulin.

El problema de la violencia familiar es algo latente porque serán varios días de encierro. Todos los encargados del DIF y todo lo que tenga que ver con lo familiar debería de estar muy al pendiente pues el encierro y la probable falla en los servicios seguramente hará que este tipo de problemas surja.

Esperemos que después de estas esperadas lluvias la gente siga cultivando la cultura del cuidado del agua. Que el gobierno trabaje en solucionar los problemas de fugas, pues antes de andar construyendo hay que resolver lo básico y necesario para que la ciudad funcione.

Muchos de los regios probarán si los cimientos de sus casas están sobre arena o sobre piedra solida pues también las lluvias torrenciales podrían poner a prueba las construcciones de los desarrolladores en los nuevos desarrollos inmobiliarios. Queda en la conciencia de los desarrolladores que no ocurra algún desastre.

Dicen que Alex más Gilberto suena a Alberto, ojalá el fenómeno traiga el agua necesaria sin los percances de los dos más emblemáticos desastres naturales que han pasado en Nuevo León en los últimos años.

En la obra “El diluvio que viene” en el acto final todos celebran e invitan a Dios a la mesa a la comida de celebración, esperemos que lo mismo pase en el Monterrey de mi vida.

¡Ánimo!