Hablemos del documental dirigido por Epigmenio Ibarra sobre el nuevo aeropuerto “Felipe Ángeles”. Sin duda alguna quedará para la posteridad como parte de nuestra memoria audiovisual.
Puede verse en la plataforma de YouTube, en el canal Argos Media Group; con no más de 6 mil suscriptores, al momento de redactar este texto lleva cerca de 300 mil reproducciones; pero también otros canales han transmitido dicho documental, como el Canal Catorce, con casi 200 mil reproducciones y el canal oficial de Andrés Manuel López Obrador, con más de un millón y medio de reproducciones.
El documental tiene una duración de una hora, con doce minutos y diecisiete segundos. El nombre que lleva es “Una obra del pueblo… una mirada”. Hace unos días en este mismo espació escribí sobre el tema de los segundos pisos edificados cuando AMLO era Jefe de Gobierno de esta capital, y mencioné que el hijo cineasta de Juan Rulfo, Juan Carlos, realizó el documental “En el hoyo”, en el que podemos conocer el punto de vista de la gente que construyó dicha obra vial, de gran formato.
Conocimos el otro lado de la moneda a través de los trabajadores de la construcción, quienes pusieron sus rostros, humanizando la obra y hablando de su experiencia de trabajar en dicho proyecto. No olvidemos que el caso de los segundos pisos fue extremadamente polémico, había expertos por todas partes que auguraban que nunca iban a servir, que se iban a caer y un sinfín de predicciones estilo Mhoni Vidente.
Los 17 años transcurridos desde aquel lejano marzo del 2005, nos dejan claro que todo lo que se dijo en contra de ellos fue pura palabrería y demagogia. Lo anterior nos sirve de contexto para comparar el documental hecho por Epigmenio Ibarra, un asunto completamente diferente. Abre con una visita hecha en octubre de 2017 a lo que iba a ser el nuevo aeropuerto, mejor conocido como NAIM; aparece Andrés Manuel observando los trabajos que ahí se realizaban, y en donde decide establecer su postura:
“Es una obra faraónica, estimada en una primera etapa en 200 mil millones de pesos. Nuestro país no está en condiciones de sufragar, de invertir, tanto dinero para resolver un problema que lo podemos atender de otra manera, en forma más económica, austera. Se encapricharon en hacer este nuevo aeropuerto, cuando se tiene la opción de hacer dos pistas nuevas en el aeropuerto militar de Santa Lucía. A diferencia de este terreno, en Santa Lucía hay tierra firme, aquí se está rellenando el lago de Texcoco”
AMLO
Mientras dice estas palabras, podemos ver el suelo rojo, de tezontle, piedras rojas por todo el terreno. Después de filmar en el NAIM, Epigmenio nos lleva a diciembre de 2021, se observa que es de madrugada, miles de obreros se mueven como hormiguitas; a su paso distintos vendedores ambulantes ofrecen tortas, sándwiches, café, y demás alimentos para ser adquiridos por los trabajadores y lleguen a la obra con algo de comida en el estómago. Justo aquí, la magia aparece.
Como mujer, estoy gratamente sorprendida de la enorme cantidad de mujeres que participaron en la construcción de este nuevo aeropuerto, desde obreras, ingenieras, arquitectas, diseñadoras entre tantas profesiones que se requirieron para llevar a cabo esta obra.
No podemos dejar de lado que se construyó durante los dos años más crudos de la pandemia, de la cual todavía no terminamos de salir por completo. Lo construyeron personas que algunos desprecian por ser “pueblo”, junto con el magnífico trabajo realizado por el grupo de Ingenieros Militares, que hablan del orgullo que representó estar a cargo de la construcción de esta nueva terminal aérea.
Andrés Manuel aprovecha la visita a la torre de control del Felipe Ángeles para hablar de lo que significaba el NAIM, que estaba pensado inaugurarse en 2025, cerrando de manera definitiva las operaciones tanto del aeropuerto “Benito Juárez” como de la base militar de Santa Lucía, dejando los terrenos del AICM a merced de la especulación inmobiliaria.
Posteriormente llegamos a la carnita del documental, cuando el General Luis Crescencio Sandoval González quien dice:
“Venir del pueblo, saber de qué sufre el pueblo, qué atraviesa el pueblo, cuáles son las necesidades del pueblo, eso hace a nuestra institución tener apego y ser diferentes. No es un ejército normal, es un ejército con misiones muy apegadas a lo social, con misiones de apoyo a todos los mexicanos, con misiones que van precisamente a solventar los problemas que se tienen en nuestro país”
Luis Crescencio Sandoval
Nos muestra el documental la reubicación de la base militar, la construcción de unidades habitacionales, complejos comerciales, hospitales, centros educativos y un corredor museístico con tres museos, uno dedicado a la aviación, otro referente al rescate paleontológico del Mamut, y otro más dedicado al tren presidencial “Olivo”.
También la construcción de una terminal del tren suburbano frente al aeropuerto, y conexiones a tres autopistas. Después vemos al presidente hacer un agradecimiento a los militares, hombres y mujeres, por el trabajo en pro del país. Observamos la visita de AMLO a la terminal aérea, y ahí explica el por qué la decisión de que fuera el nuevo aeropuerto ahí, en Santa Lucía. Termina felicitando a los trabajadores de la construcción que participaron en el AIFA.
El documental finaliza con imágenes del domingo 13 de marzo, a casi una semana de hacerse la inauguración oficial del aeropuerto con la visita de miles de personas que acudieron a conocerlo, a pasear en bicicleta, a tomarse fotografías. Observamos a la gente que acude a conocer la terminal aérea, la mayoría de ellos de piel morena.
Y justamente estos rostros morenos, muchos provenientes de los municipios aledaños, son la gente que más desprecian aquellos que critican ferozmente el AIFA. La oligarquía y arribistas, pasando por encima de quien se deje para obtener un mejor estatus social, y para muestra un botón:
Irving Gatell con más de 270 mil seguidores plasmó lo siguiente en un tuit:
“No, chairo. No es clasismo. Sólo sucede que nosotros sí entendemos de qué se trata un aeropuerto internacional. No todas las obras de un gobierno deben ser ‘para el pueblo’”.
Treinta palabras que desnudan una forma de argumentar que debería quedarse en el pasado. Treinta palabras que no puedo ignorar porque están latentes en muchas personas.
Este señor parte de una falsa premisa, y asume que el nuevo aeropuerto “no debe ser para el pueblo”; entonces ¿para quién se construye? Y lo peor, ignora -o pretende que se ignore- que gran parte de los usuarios de aviación son precisamente el pueblo.
Las aerolíneas clasifican a los pasajeros en: viajeros frecuentes o de negocios, turismo -ya sea nacional e internacional-, y pasaje étnico. Sí, ese que el autor del tuit cree que no viaja en avión, ese cuya piel es morena y trabaja en el campo. Ese pasaje que viaja horas muchas veces en camiones de redilas, para llegar al aeropuerto, antes de partir a un país que no es el suyo, pero que mandará dólares a su familia.
Quiero quedarme con una idea: que la gente que mueve diario a este país merece un gran reconocimiento de nuestra parte. Gracias a los trabajadores de la construcción, gracias por dejar corazón, cuerpo y alma en esta obra del pueblo y para el pueblo, aunque a algunos clasistas no les guste.
Faltan algunos años para poder evaluar justamente al AIFA, pero el trabajo que sus manos realizaron durante años críticos, no solo para el país sino para el mundo, ese trabajo en sí mismo es ya una lección de vida.