Siempre me ha parecido que aunque compilador y prologuista de algunos artículos de Jorge Ibargüengoita, Guillermo Sheridan carece de sentido del humor. Está más cercano a la encarnación de un “hígado de persona” como tal vez, de vivir, lo clasificaría el autor nacido en Guanajuato y fallecido en el avionazo de Barajas, España, en 1983 (por cierto que ahí murió también ese otro gran escritor, autor La ciudad letrada, Ángel Rama). Y el asunto es que Sheridan no tiene gracia porque no la tiene y ya, aunque se empeñe en imitar a su compilado y prologado; como en esa su concepción de “pueblo” que tan famosa ha hecho López Obrador en su conferencia matinal.

Pero hoy podría decir que el autor de Libres Letras (en vez de Letras Libres, porque ya hemos visto que no lo son), se levantó con el pie derecho, porque me ha generado cierta gracia el párrafo inicial de lo que no puede ser más que un intento de auxilio, de respiración de boca a boca a Xóchitl Gálvez (imagínense). Dice Sheridan:

“Se me ha incitado a escribir sobre las acusaciones de plagio lanzadas contra una candidata a la presidencia. Ignoro por qué, pues carezco de cargo oficial y hasta de software para detectar copias. Si he escrito sobre plagios, es sólo como un ciudadano que obedece los llamados del presidente López Obrador a mejorar la vida pública, señalando faltas de higiene moral en un país propenso a la falsificación”.

No deja de sorprender la inocente confesión de Sheridan, que aunque no tiene cargo oficial ni el “software” para detectar copias, se le “ha incitado”. Pero, ¿quién lo ha incitado, inducido, estimulado, instigado, avivado, azuzado, apremiado, soliviantado, importunado, acuciado, provocado, excitado, insinuado, revolucionado, perturbado, interesado, atraído, sugerido, seducido, tentado, calentado, espoleado, empujado, pinchado? (todos los seudónimos, tomados de WordReference.com; para que no se enoje Sheridan). Esa es la pregunta, ¿quién?

Sheridan y sus jefes están con el ánimo puesto en igualar a Claudia con Xóchitl, por eso ahora, en la página de Loret de Mola patrocinada por “Lord Berlín”, Roberto Madrazo, insisten en acusar a la científica mexicana y muy probable próxima presidenta de México, de plagiaria. No importa que, contrario a la confesa y “pendejiosa/pendejiada” Gálvez, haya aclarado racionalmente el asunto.

Pero la sorpresa se convierte en atención si conocemos el historial de golpeador político de Sheridan -con credenciales académicas y literarias-, al servicio de otro gran golpeador político con credenciales de ingeniero, historiador, ensayista, articulista, editor, empresario, ciudadano interesado en la política y etcétera, Enrique Krauze, nada menos que su jefe. Se nota que este puso a trabajar a Sheridan y le envió información elaborada pues, como confiesa, él no tiene ni herramientas ni virtudes…

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Si recordamos la campaña emprendida por estos personajes contra el hoy presidente en 2005-2006 para evitar que llegara a la presidencia, si recordamos “Un mesías tropical”, el libelo clasista y aun racista de Krauze, de junio de 2006, que se usó junto con la frase “AMLO: Un peligro para México”. Si recordamos su convalidación del fraude y el abrazo a Felipe Calderón; si recordamos todo eso, la cuestión se aclara.

También en 2012 estuvieron muy activos, pero sobre todo hacia el 2018, cuando Krauze encabezó la célebre “Operación Berlín” que depositó en las calles las tétricas “Pejeleaks”. Pero entonces los derrotó de forma abrumadora AMLO y el pueblo que no le gusta a Sheridan y es de suponerse que tampoco a Krauze.

Algunas fuentes cercanas –que no la del patio de Palacio Nacional- han dicho esta mañana, con más conocimientos de “datos duros” que de chismes, que la embestida de Quique y Memo contra Clau –o Krauze y Sheridan contra Sheinbaum- es porque la candidata del frente opositor Gálvez, nada más no levanta. El globo inicial insuflado por el presidente se ha desinflado. Va en caída libre y este dúo dinámico empujado, incitado acaso por X. González y los jefes de este gerente politiquero, está tratando de recurrir a una vieja treta al acusar a Claudia Sheinbaum de plagio: establecer que todos los políticos son iguales. Y lo están haciendo antes de tomar la decisión de sustituir a la candidata por alguien más. ¡Última oportunidad para ese fracaso llamado Xóchitl! Por eso, Sheridan le da respiración artificial.

O se desinfla Claudia con campaña sucia -que le saca hasta más de 50 puntos de ventaja en las encuestas a su opositora- o quitan a Gálvez y ponen a otro u otra, a quien sea. ¡Urge!

Lo cierto es que, como lo ha hecho ante la calumnia, Sheinbaum responderá a Sheridan y le dará cátedra como rigurosa científica que es. Y de paso, le dará el raspón que merece al creador de “Operación Berlín” que ahora quiere construir la Operación Berlín 2.0 contra Claudia y a ello lanza a su escudero Memo. Interesante labor la del dúo dinámico de Libres Letras. Claro, no lo hacen por odio o por ideología, simplemente es cuestión de negocios, pues, de privilegios perdidos que se buscan recobrar. Veremos qué pasa.

Héctor Palacio: @NietzscheAristo