Qué manera tan grosera, infame y vulgar de destruir un partido político por intereses personales y de grupo, como la que encabeza Marko Cortés y su camarilla.

En los casi seis años que Marko lleva como dirigente el PAN ha perdido todo: elecciones, militancia, principios, valores y su calidad de partido opositor que llegó a ostentar el poder en dos sexenios. Desde que fue electo el 12 de noviembre de 2018, Marko Cortés ha estado prácticamente en paralelo a la presidencia de AMLO. Para reelegirse, en octubre de 2021, se valió de una serie de triquiñuelas como decidir que la elección fuera con trabas como firmas en un padrón manipulado y utilizando la estructura partidista para presionar militantes y dejar fuera a sus competidores.

Esta dirigencia del PAN ha sido una vulgar comparsa de AMLO. No es la oposición que siempre fue, dejó de ser un partido con principios sólidos y firmes para convertirse en una verdadera empresa de unos cuantos.

Silencio y traición

Basta ver la forma en que la dirigencia nacional dejó solos a los legisladores panistas que mostraron su oposición en las discusiones sobre las principales reformas propuestas por AMLO como la del poder judicial, la que militariza la seguridad, o la concerniente a la Ley de la Industria Eléctrica, por citar algunas.

Importantes personajes han traicionado o se han vendido, como Santiago Creel ex secretario de gobernación en el foxismo, compañero de dos piezas fundamentales del gabinete de AMLO, como el fiscal carnal, Alejandro Gertz y el ex secretario de seguridad y actual gobernador de Sonora, ex secretario particular de Vicente Fox, Alfonso Durazo y otros panistas, algunos infames, que saltaron a Morena como Manuel Espino.

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El buen Marko tiene también sus pseudo reporteros en la mañanera, que fueron militantes del PAN y que se han convertido en comparsa de AMLO y de su vocero, como la reportera de la mañanera Judith Sánchez Reyes, que en 2018 fue candidata a diputada local en la delegación Cuauhtémoc y que se ha caracterizado por hacer preguntas incomodas para los panistas y la oposición a AMLO y Morena, o para golpear, por ejemplo, al candidato del PAN al gobierno de Veracruz, Pepe Yunes y a sus cercanos.

Hasta pena da decir que teniendo el PAN una larga tradición de juristas y doctos en materia de derecho constitucional, en el debate de la propuesta de reforma al poder judicial que forma parte del famoso Plan C de AMLO, sea la hora en que Marko no levanta la voz, vaya, si hasta en Morena hay voces que disienten con la locura de AMLO, pero Markito calla como momia y de presentar una contrapropuesta ¡ni hablemos!

El saldo de la elección

En un partido que se jacta de ser democrático como el PAN, luego de los adversos resultados electorales, de quedar por debajo incluso del PVEM y del PT, lo primero que debió hacer su presidente nacional era disculparse y renunciar, pero eso no sucedió.

Se habla ya del relevo porque así lo marcan los estatutos, pero en lugar de hacerse a un lado para que las estructuras orgánicas del PAN decidan quien los dirigirá, Markito, tal cual AMLO, intenta dejar a alguien que pueda ser controlado y maniatado para que el partido siga por la línea que han marcado él y su antecesor Ricardo Anaya, que tanto mal ha hecho al partido.

Marko impulsa a Mauricio Vila, de 44 años, actual gobernador de Yucatán de quien se dice ya está prácticamente en las filas de Morena; Jorge Romero, de 45 años, actual coordinador del PAN en la Cámara de Diputados, el senador Damián Zepeda y simulando diferencias Max Cortázar.

En la pasada elección el PAN solo acredito al 35% de representantes de casilla, cuando por su poder territorial, una de las virtudes del partido, era cubrir más del 90%, para tener vigilancia y certeza de los resultados, pero ahora no lo hizo.

La dirigencia se abstuvo de apoyar a su candidata presidencial y a muchos de sus candidatos a cargos de elección popular y para justificar su fracaso electoral culpa a la candidata.

El mejor negocio de Marko Cortés es terminar su periodo en la dirigencia del PAN y pasar al Senado, donde quizás le tocará pagar favores con su voto o su ausencia a la hora de votar, cuando a Morena le falte algún senador para alcanzar la mayoría calificada.

Con Markito el PAN se echó a los brazos de AMLO y perdió todo. ¿Podrá la militancia tradicional recuperarlo?

X: @diaz_manuel