Mientras la atención estaba en la lucha por el “top” del medallero y la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de París 2024, el deporte estadounidense fue sacudido por un escándalo que muchos preferirían pasar por alto.

Esta vez, no se trata de temas políticos como la ausencia de la mayoría de los atletas rusos, sino de una grave acusación que amenaza con empañar la esencia misma del evento deportivo más importante del mundo. La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) señaló a Estados Unidos por permitir que atletas dopados compitieran sin ser sancionados, poniendo en entredicho la integridad de los Juegos y la credibilidad de la USADA (Agencia Antidopaje de Estados Unidos).

En un comunicado demoledor, la AMA ha denunciado que la USADA ha ocultado casos de dopaje durante años, permitiendo que deportistas que violaron las normas antidopaje siguieran compitiendo. Este encubrimiento no solo socavó los principios de juego limpio que representan los Juegos Olímpicos, sino que también golpea la reputación de Estados Unidos, autoproclamados “líderes” en la lucha contra el dopaje.

Uno de los aspectos más escandalosos del informe de la AMA es la revelación de que al menos tres atletas actuaron como “agentes encubiertos” para la USADA. A pesar de haber cometido graves infracciones del Código Mundial Antidopaje, estos deportistas continuaron participando en competiciones internacionales sin enfrentar sanciones y con las ventajas injustas que esto conlleva. Apenas en mi columna de ayer, señalé la trampa que usan los atletas gringos para obtener “excepciones” para consumir anfetaminas y antihistamínicos por las múltiples dolencias que los aquejan, según ellos.

Entre los casos más impactantes se encuentra el de un atleta de élite que admitió el uso de esteroides y EPO (eritropoyetina), pero que, a pesar de ello, siguió compitiendo en eventos clasificatorios y recibiendo premios. Según la AMA, cuando finalmente la USADA reconoció estos hechos, pidió que no se divulgara el nombre del atleta para proteger su seguridad, una medida que ha generado indignación en la comunidad deportiva internacional.

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Hasta ahora, la USADA ha adoptado una postura defensiva, alegando que actuó dentro de un marco legal y ético para proteger la seguridad de los atletas. Sin embargo, la explicación ha sido recibida con escepticismo, y la comunidad internacional cuestiona si la USADA ha fallado en su misión principal: garantizar un deporte limpio.

La AMA ha dejado claro que no permitirá que esta situación quede sin resolver. Ha exigido una revisión exhaustiva de las prácticas antidopaje en Estados Unidos y ha anunciado que tomará medidas adicionales para sancionar adecuadamente a los responsables de cualquier infracción.

Es lamentable que los Juegos Olímpicos de París 2024, que deberían ser una celebración de lo mejor del espíritu humano, se vean empañados por un escándalo de esta magnitud, además de que se trate de ocultarlo más allá de los reportes en algunas agencias noticiosas.