Por primera vez en su historia, México será gobernado por una mujer. Los dos principales bloques políticos postularán a mujeres a la Presidencia de la República.
Claudia Sheinbaum, coordinadora nacional de defensa de la Cuarta Transformación y próximamente candidata presidencial de Morena-PT-PVEM. Xóchilt Gálvez coordinadora del Frente Amplio por México y después candidata del PAN-PRI-PRD.
Más allá de las descalificaciones propias de la política, ambas candidatas son profesionales y egresadas de la UNAM de áreas duras, ingeniería y física. Producto de la cultura del trabajo, hijas, madres, abuelas. Nadie les regaló nada. Son candidatas por méritos propios, no por acciones afirmativas o por criterios de equidad.
Claudia Sheinbaum mantuvo su lugar de puntera después de 70 días de campaña, fue la aspirante que más ataques y descalificaciones aguantó. A principios de octubre, las encuestas reportan que Sheinbaum aumentó sus preferencias en las tendencias electorales. Xóchilt Gálvez navegó contra corriente entre los intereses de las dirigencias de los partidos. Ganó la encuesta. Su campaña se estancó por varios errores, pero continúa como la principal figura opositora a Morena.
El hecho de que dos mujeres sean los principales candidatos a la presidencia de la República en el proceso electoral del siguiente año, no resuelve el tema de la igualdad sustantiva.
La negligencia e intereses políticos dejaron zonas grises en la legislación de cómo debe aplicarse la igualdad en materia de candidaturas y elecciones, dejando al Instituto Nacional Electoral (INE) y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) la última palabra en esta importante materia. Los partidos deben ser claros al aplicar los principios de equidad, de no hacerlo así, las autoridades electorales aplicarán sus peculiares criterios.
El problema es que el discurso de igualdad de la clase política es sólo de dientes para afuera. El tema en las candidaturas plurinominales está resuelto, el problema está en las candidaturas uninominales, gubernaturas y presidencias municipales.
El 9 de octubre, los partidos políticos rechazaron un proyecto del INE mediante el cual establecía que, de las nueve gubernaturas en disputa, los partidos postularían a cinco mujeres y cuatro hombres. Los partidos rechazaron esta propuesta y establecieron mesas de trabajo con el Instituto.
En esta lógica y en pro de que las mujeres tengan una representación realmente competitiva, asertiva y oportuna, los partidos deberían permitir que mujeres sean candidaturas en donde puedan acceder a los puestos de poder.
Si esto fuera así, las entidades federativas en donde es claro que las mujeres deben ser candidatos por parte de Morena serían, por orden de importancia y posibilidades de triunfo, Tabasco, Chiapas, Veracruz y Ciudad de México; en el caso del PAN, Guanajuato y Yucatán, y para Movimiento Ciudadano, Jalisco. No lo harán, porque ningún político va en contra de sus intereses.
La verdad es que, en última instancia, la aplicación de estos criterios de igualdad no favorece a las mujeres, sino al sector femenino de la clase política, lo cual es un asunto totalmente diferente al principio de igualdad sustantiva. Es un espejismo que la razón debe rebasar. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?
La política es de bronce.