“El que primero dispara, primero mata. Pues bien, la política de México, política de pistola, sólo conjuga un verbo: madrugar.”
"Algunos escogían ya la frase que pronunciaría su boca al herirlos las balas: ¡Viva México!"
“Cayó, porque así lo quiso, con la dignidad con que otros se levantan.”
MARTÍN LUIS GUZMÁN
Elucubraciones y sospechas en torno a la muerte de un hombre de cultura, pero que siempre se mantuvo en las breñas del poder. Se informa que Raúl Padilla López, exrector de la Universidad de Guadalajara y presidente de la FIL (Feria Internacional del Libro de Guadalajara), falleció este domingo en su hogar.
Más especulaciones —que espero pronto se aclaren— han seguido a este anuncio, y es que fue un fin de semana raro en Jalisco: a Marcelo Ebrard se le vio muy contento con Enrique Alfaro (lo mismo también a Claudia Sheinbaum hace una semana). Mas, al gobernador jalisciense le internaron en un hospital a las pocas horas de la reunión. Para el sábado ya estaba fuera del nosocomio. Nadie supo qué pasó. Nada se informó de forma concluyente.
Lo que sí se dijo por parte de la Fiscalía de Jalisco, casi a 24 horas después de lo ocurrido, es que Raúl Padilla se quitó la vida; ello lo compartió de inmediato el gobernador del tapatío estado en sus redes sociales.
Pocas veces la Fiscalía ha podido determinar de forma tan pronta y expedita que se trata de un suicidio. ¡Qué prontitud para realizar la averiguación previa!, ni siquiera mediaron las palabras “supuesto” o “posible”. ¿Será que la determinación y lo tajante de la conclusión parte de que el padre del hoy occiso, Padilla Gutiérrez, murió a los 49 años en las mismas circunstancias?
El hecho es que si Padilla López se quitó la vida, por respeto a su familia no tenía que ser divulgado; no así. Si no se la quitó, peor aún…
Sí, y es que no pocos suponen en público —pero sobre todo en privado— que lo “suicidaron”. Se habla de que estaba enfrentando un pulso político contra el gobernador Alfaro.
Otros más apelan a la decencia para permitir a la familia vivir su duelo y, ante la información de que se trató de un suicidio, recuerdan que Padilla pasó por una enfermedad terrible y tal vez quitarse la vida fue una forma de deshacerse de tanto dolor.
No falta el memorioso que señala que el rector Carlos Jorge Briseño (puesto por Padilla, pero quien terminó de pleito con él) también se suicidó en 2009, cuando Padilla lo depuso de la rectoría de la UdeG.
Hay quien señala que, más allá de la muerte, Padilla tuvo fama de cacique; de político controversial, contando con muchos amigos y también con muchos enemigos.
¡Cómo son las cosas! Mario Alberto Mejía, escritor y periodista poblano, hace algunos años en su novela “Se dicen cosas terribles de ti”, predijo el suicidio de Padilla. La literatura que tanto estimaba cantó su muerte… ¿O sería que eso le sembró la idea al hoy difunto?
Raúl Padilla López fue rector de la UdeG del 1º de abril de 1989 al 31 de marzo de 1995, aunque en más de un sentido continuaba siendo cabeza del grupo político que mandaba en la UdeG. Aspiró a la candidatura por el gobierno de su estado (Jalisco) y formó parte del grupo político ‘Grupo San Ángel’. En 1997 fue “electo” diputado plurinominal local por el PRD. El 26 de abril de 2006 ingresó como miembro de la Academia Mexicana de Ciencias Políticas. Además fue creador y presidente de la FIL; del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, de la Feria del Libro en Español de Los Ángeles, California (LéaLA) y de la muestra de Cine Mexicano Guadalajara en esa ciudad norteamericana.
Sus relaciones políticas lo acercaron y alejaron de presidentes y también de gobernadores; más de uno suponía —no estaría en algunos aspectos equivocado— que trató de gobernar Jalisco desde la UdeG y después desde la FIL. En su momento apoyó a López Obrador como pocos, si bien en el 2018 optó por Ricardo Anaya. Quizá por ello, a fechas últimas, Andrés Manuel se refirió de Padilla en las mañaneras como “cacique” y “aliado del conservadurismo”… Consuelo Saizar, intelectual y exfuncionaria pública, recordó en sus redes sociales que Padilla López fue “un hombre controversial, importante en la vida universitaria jalisciense y en la vida cultural del país; nos dejó la FIL como su legado.”
Y es tal vez por esos fuertes contrastes que algunos consideran que no se mató, sino que lo mataron; llegando a señalar como posible responsable al hoy gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro.
¿Razones? Una de ellas: Padilla arrebató el poder de la UdeG al padre de Alfaro, y algunos ven entonces un ajuste de cuentas. Otros consideran algo más que una coincidencia que los enemigos de Alfaro se “mueren”.
Lo que es un hecho es que el deceso de Padilla dejará de estorbar a muchos y abrirá una nueva pugna por la UdeG y la misma FIL, donde políticos, intelectuales y algún vivillo tratará de ocupar su lugar. Ojalá que, en esa lucha, no terminen destrozando a la FIL.
El ambiente político en México sigue empeorando. Tanto así que a mí parecer en más de un sentido estamos de regreso a las épocas de los caudillos.
Y una parte de ello es que quienes suponen que la muerte de Raúl Padilla no fue un suicidio, lo comparten así tal cual en sus redes sociales y nadie se escandaliza de ello. Una forma de aceptación social de que todo podría ser.
El extraño caso de Raúl Padilla, muestra que en el México ahogado en las grillas, el miedo y la violencia, todo y más es posible. ¿No les parece eso terrible?