El retiro del piloto mexicano Sergio “Checo”Pérez en el Gran Premio de Canadá prende una vez más las alarmas en la batalla por los títulos de pilotos y constructores en la presente temporada, en donde la famosa fiabilidad, es decir, que el auto no falle y rinda al 100% hasta el final de cada carrera, se ha convertido en un factor decisivo.
Muchas son las variables que juegan en contra de un piloto para no terminar una carrera, desde un choque, una mala parada de pits (recordemos la famosa detención en fosos del Gran Premio de Mónaco de Valtteri Bottas el año pasado, cuando la tuerca de uno de los neumáticos de su Mercedes jamás quiso salir).
Pero sin duda la más lastimosa causa, sin poner en riesgo la integridad física del ocupante, es perder el auto por un falla mecánica o eléctrica. ¿Por qué lo digo? Porque si bien la máxima del automovilismo reza que los fierros no tienen palabra de honor, en prácticamente en el 99.99% de los casos una falla en el auto es algo que se pudo haber evitado, algo que no se planeó de la manera correcta, desarrollos mal ejecutados, piezas defectuosas (que alguien no revisó), etc.
Para la presente temporada se sabía que este tipo de problemas eran más que probables ante la entrada del nuevo reglamento técnico, el cual prometía nivelar fuerzas entre las escuderías, lo cual hasta el momento no ha pasado pues tenemos lo mismo de siempre: dos equipos que por encima de los demás pelean por los títulos; el año pasado la lucha fue entre Red Bull y Mercedes, cambiando para 2022 entre los primeros y Ferrari.
En la presente temporada se han dado32 retiros (llamados DNF por sus siglas en inglés: Did not finish), 20 de los cuales han sido por causas directamente relacionadas con fallas mecánicas o eléctricas en los autos. Tan solo en la primera carrera de la temporada, en el Gran Premio de Bahrein, los motores provistos por Honda desarrollados por Red Bull fallaron en tres de sus cuatro autos en pista, dando cuenta de Sergio Pérez, Max Verstappen y Pierre Gasly, pasando algo similar con Ferrari en el Gran Premio de Azerbaiyán, en donde tanto Charles Leclerc como Carlos Sáinz quedaron fuera de combate, así como los dos autos de su equipo cliente Alfa Romeo.
Mucho se había hablado de que Ferrari venía pasado por una crisis en su unidad de potencia pues también en España el equipo italiano sufrió el retiro de Leclerc que vio perder una ventaja de 50puntos, pero Red Bull ya empató el marcador con el retiro de Pérez en Canadá, igualados en este sector en tres, con las fallas de Red Bull también en Australia en el auto de Verstappen, sin olvidar los problemas en la unidad de potencia por la que pasó Checo a lo largo del Gran Premio de Estados Unidos en Miami y que lo marginaron del podio en otra batalla perdida por la fiabilidad del RB18.
Actualmente, los equipos tienen que lidiar también con los límites presupuestarles impuestos para esta temporada (fijado en 142,4 millones de dólares: 140 millones pactados para 21 Grandes Premios, más 1.2 millones por evento adicional), además de penalizaciones en cambio de piezas (hasta 10 posiciones en la grilla de partida por elementos extra usados). De tal modo que la batalla más que nunca no está en la pista, sino en las fábricas de los equipos así como en sus proveedores.
Hoy por hoy, encontrarle la cuadratura al círculo de la fiabilidad tanto para Red Bull como para Ferrari será la clave para dirimir la supremacía en 2022. Y ojo con un dato: el único equipo que ha finalizado todas las carreras con sus dos autos ha sido Mercedes.