La defensa a la soberanía nacional ha quedado en un segundo lugar de la discusión pública por una omisión infantil, que en realidad, ha sido un gran favor para la presidenta.
Una falta protocolaria que revela una profunda frivolidad en quienes coordinan los trabajos de las bancadas de Morena y el Partidos Verde en las Cámaras de Diputados y Senadores del Congreso de la Unión empañó el mensaje de estabilidad en el que la presidenta ha dejado claro que por encima de la imprudencia que impera en el mandatario norteamericano, mediante la sensatez y la ecuanimidad, a partir del 2 de abril podría esperarse un respeto irrestricto al T-MEC. El hecho es que la falta de atención al saludo presidencial en la escena que Claudia Sheinbaum camina mientras Ricardo Monreal, Adán Augusto y Manuel Velasco se fotografían sin saludar en el evento que les reúne es un favor para la presidenta.
Primero por lo desagradable que podría ser para ella tener que saludarles por cordialidad después de que su operación en semanas anteriores con la Ley anti nepotismo fue desfachatada y criticable. No solo por el desprecio a la iniciativa acordada para entrar en vigor desde 2027 y evitar que familiares directos de quienes hoy desempeñan cargos pudieran aspirar a llegar al poder, sino porque fue enviada hasta el 2030 y tuvo que ameritar cambios a los estatutos de Morena para impedir que las dinastías continúen en el poder a nombre de Morena, haciendo parecer que la presidenta podrá ser la titular del ejecutivo pero no la guía moral del movimiento de la 4T.
Segundo porque esa operación falló. Los veteranos que se sentían grandes estrategas -y por décadas lo fueron- se han topado con pared ante la lealtad hábil de Luisa María Alcalde, presidenta de Morena y el joven equipo del Comité Ejecutivo Nacional que les ha echado a perder varió planes. Además del candado estatutario para que la reforma antinepotismo aplique para ese partidos en el periodo electoral inmediato, las semanas anteriores, el diputado Guillermo Santiago tomó protesta como representante de Morena ante el INE dejando fuera a su par que había sido negociado por el mismísimo Ricardo Monreal. Un diputado acusado, por cierto, de ser deudor alimentario.
Si hay algo en el liderazgo de aquellos veteranos que les ha permitido lograr todo lo que desean, es la idea y proyección de que ellos encarnan los deseos y designios de Andrés Manuel López Obrador. Aquella idea ha hecho que cualquiera ceda por no querer desencanjar con el presidente. Pero la distancia que ellos mismos han dibujado lejos de darles poder, hace más evidente que Claudia Sheinbaum tiene un equipo sólido que logra materializar los planes de gobierno así como los principios y valores en los que aquellos tienen poco espacio.
No se trata de una presidenta qué no fue saludada, se trata de un pequeño grupo que tuvo mucho poder durante el primer sexenio que gobernó Morena y que va en decadencia.
Pudo mirarse en la elección de la alcaldía Cuauhtémoc y probablemente podrá ser claro en las elecciones de 2027. Si es que Saúl Monreal logra ser candidato a gobernador así como Félix Salgado Macedonio, sabremos que nuestra lectura fue equivocada. Pero si no, sabremos que en realidad, Claudia Sheinbaum pasa de largo no solo durante la superficial toma de fotografía, pasa de largo al momento de autenticamente desmontar el poder de quienes han secuestrado la esperanza para servir a sus propias ambiciones.