Un par de anécdotas sobre AMLO, primero como candidato y ahora, como presidente. En 2017, me tocó ir a cubrir la presentación del libro “¡Oye Trump!” en un teatro ubicado en pleno downtown de Los Ángeles, California. Los paisanos abarrotaron el pequeño teatro en donde se llevó a cabo el evento, en donde también asistió el columnista Pedro Miguel. Luego de hablar aproximadamente una hora, AMLO intentó salir del lugar y tardó cerca de una hora y quince minutos en poder llegar a los vehículos que lo retornarían a la ciudad de Tijuana, Baja California.
¿La razón de su tardanza? Los cientos de personas que buscaban una foto, un saludo a simplemente ver de cerca o tocar al entonces aspirante a la presidencia. En las afueras del lugar, me tocó observar todo tipo de personas de origen norteamericano preguntándose que era lo que causaba tal conmoción.Ahora nos trasladamos a hechos actuales. A la espectacular recepción de AMLO en Nueva York, se le suma un apoteósico recibimiento por parte de los paisanos en las afueras de la embajada de México en Washington, según reporta el periodista Kurt Hackbart.
Gritando “es un honor estar con Obrador” y “no estás sólo”, es como uno comienza a darse cuenta del fenómeno político y, aunque a algunos no les agrade la idea, histórico, que constituye la presidencia de AMLO.
Algunos de los medios independientes y “youtubers” que cubrieron la visita de AMLO a Naciones Unidas hace unos días relataban que las personas de origen estadounidense que presenciaron el apoyo de los paisanos al presidente no se podían explicar el recibimiento a un presidente, de esa manera, si este no se encontraba en campaña. Para ellos, es comprensible. Pero en México, al fenómeno AMLO no se lo podrán seguir explicando aquellos que bajo ninguna circunstancia quieren comprender la nueva realidad que comenzó a partir del 1 de julio de 2018.