El único aspecto positivo, a regañadientes, de la adquisición de Twitter por parte del oligarca Elon Musk, es el enterarnos de las carretadas de inmundicia y control por parte de algunos miembros del gobierno sobre esta y otras redes sociales.
Aunque ya no finalizaron en los mejores términos por el despotismo y los ánimos censores de Musk, la labor que Matt Taibi y otros periodistas realizaron con los “Archivos Twitter” (Twitter Files) demostró lo que muchos sospechábamos: cómo la red social suprimió ciertos usuarios y noticias y favorecía otras.
Ahora, en entrevista con el conductor de programas en la cadena conservadora Fox News, Tucker Calrson, Musk señaló que cuando adquirió Twitter “no estaba enterado” de las distintas agencias de gobierno que tenían acceso total a su sistema, “incluyendo mensajes privados”.
Más allá de lo vergonzoso que puede resultar que terceros lean desde conversaciones personales hasta escarceos románticos, sexuales y amorosos, durante algún tiempo Twitter fue utilizado para organizar protestas “espontáneas” cómo la denominada “Primavera Árabe”, que ahora sabemos se trató de esfuerzos coordinados contra países “enemigos” de Estados Unidos y su complejo militar industrial.
Habría que preguntarse hasta qué punto estas conversaciones fueron manipuladas con propósitos de desestabilizar gobiernos incómodos, o si este espionaje fue usado para actos más ruines y peligrosos.