Resulta preocupante todo lo que está pasando en la hermana República de Argentina, hoy a cargo de Javier Milei. Sólo nos vamos a concentrar en el tema aeronáutico, y no entraremos en otros temas igual de peliagudos.
Hace más o menos una semana, el gobierno de Javier Milei decidió la “desregulación aérea”, un bonito eufemismo para referirse a la política de cielos abiertos.
En este espacio he ahondado con destacado interés el tema, sobre todo cuando aquí en México se discutió abrir o no el cabotaje a las aerolíneas extranjeras.
También recordarán que tal discusión se dio en el marco de la degradación de nuestra autoridad aeronáutica a categoría 2 por parte de la Agencia Federal de Aviación estadounidense (FAA, por sus siglas en inglés) y en ese momento, para su recuperación, se requería actualizar las leyes de nuestro país en materia aeronáutica.
Por tal motivo, el presidente López Obrador presentó una propuesta de modificación a la Ley de Aviación Civil que incluía abrir el cabotaje. Razón por la cual, sindicatos y trabajadores de la industria pusimos el grito en el cielo, pues eso significaba que, de aprobase la propuesta, se vulneraria nuestra soberanía aérea.
Soy sincera y no es la primera vez que lo digo: comprender el tema y la importancia de la aviación, es algo que le cuesta entender al actual mandatario de la nación. No todos podemos ser expertos en todos los temas, y en este caso el aeronáutico es uno donde López Obrador flaquea, y en sus conferencias mañaneras suele decir uno que otro gazapo.
Sin embargo, la gente alrededor del presidente le advirtió de los riesgos, y en este caso fue desechado de la propuesta original el tema del cabotaje, y se logró modificar la Ley de Aviación Civil, quedando salvaguardada la soberanía aérea.
Pero el caso de Argentina es distinto. Milei sabe perfectamente lo que significa “abrir los cielos” a las aerolíneas extranjeras, y su intención es clara: acabar con Aerolíneas Argentinas, a pesar de ser una empresa económicamente redituable para el Estado. Y es que mantenerla como empresa estatal va en contra de la filosofía “neoliberal” que Milei pretende implementar a rajatabla.
Según su corta visión, el Estado no debe de ser responsable del transporte aéreo, aunque países en Europa y Asia, e incluso los Estados Unidos, protegen su soberanía aérea, impidiendo el cabotaje a aerolíneas extranjeras, pues saben que son los responsables de conectarlos vía aérea.
Me compartieron un video sobre la pretensión de Milei de darle al traste a la aviación argentina. Es lamentable, y así lo menciona César Biondini en menos de 4 minutos en ese material que pueden ustedes encontrar en la red de Tik Tok.
De una manera clara nos explica en qué consiste la apertura de los cielos, y qué es la famosa “desregulación de la industria aerocomercial”, como pomposamente le llaman.
Por decreto, Milei tomó la decisión de iniciar la “desregulación”, señalando que con ello se pretende “modernizar” a la industria aérea de Argentina. Si yo desconociera cómo funciona la aviación, le compraría el cuento a Javier Milei, como lo hacen sobre todo los trasnochados que siguen creyendo que los empresarios son los que deberían gobernar y no el Estado.
Lo que en realidad se busca con esta “desregulación” es que sean las líneas aéreas extranjeras las que presten servicio dentro del país. Y la experiencia que han vivido otros países es la misma, al principio puede ser que acepten, más adelante piden subsidios a cambio; sí lo leyeron bien, los gobiernos terminan dando subsidios a los particulares extranjeros para que vuelen a ciertos aeropuertos, y no dejen desconectadas o incomunicadas vía aérea a ciertas regiones.
De hecho, este ha sido el secreto detrás del éxito de la bajo costera europea Ryanair, acabando con la aviación comercial de países pequeños que no tienen aviación -o es más bien incipiente- y al final los gobiernos se ven obligados a pagarles subsidios con tal que no dejen desconectado a un aeropuerto o a varios aeropuertos. Los subsidios es de donde más gana Ryanair, por eso se da el lujo de casi regalar los boletos de avión, y eso explica por qué no le importa maltratar a su pasaje.
Otra arista que los argentinos deben analizar antes de permitir la apertura de los cielos, es que la derrama económica que genere el transporte aéreo no se quedará en Argentina, sino que se irá a los países de origen de las aerolíneas extranjeras, y esto es una franca amenaza para más de 110 mil trabajadores indirectos, sin contar a los de Aerolíneas Argentinas.
Dicho por César Biondini, Argentina posee el octavo territorio más grande del planeta; para que quede claro, las distancias entre sus ciudades son muy lejanas por lo que el mejor transporte para comunicarse es el aéreo, o como lo dice él de manera muy elegante “se requiere de una política aerocomercial cuidada y estratégica para poder llegar a todos los destinos”.
Pero además debemos hablar de lo importante que es la flota aérea. En el caso de Aerolíneas Argentinas, tiene aviones Boeing 737 y Embraer 190, y como sucede con la flota de Aeroméxico, son equipos que resultan excelentes para vuelos de corto y mediano alcance, justo para poder llegar a todo el territorio argentino, sin que importe si es un aeropuerto grande o pequeño, y con la diversificación de su flota, es claro que pueden hacerlo.
Para ello en su operación contemplan que tipo de equipos volarán a qué aeropuertos, en el caso de que estos sean grandes, el Boeing 737 es lo más recomendable, pero en el caso de aeropuertos pequeños, el Embraer 190 es un avión ideal.
En el video que comento se explica de manera magistral. Pone de ejemplo tres destinos: los aeropuertos de La Rioja, Catamarca y Formosa, lugares a donde competidores como Flybondi o Jetsmart (aerolíneas de Argentina y Chile, respectivamente) no pueden llegar. En caso de desaparecer a Aerolíneas Argentinas, estos tres destinos quedarían totalmente incomunicados.
Y es que la flota que maneja Flybondi está integrada por aviones Boeing 737, que son muy grandes para aterrizar en esos aeropuertos pequeños; lo mismo pasa con Jetsmart con su flota de Airbus A320.
Además, nos recuerda que no solamente hablamos del transporte de pasajeros; la aviación comercial va más allá, y son la carga y los servicios a terceros que también brinda. Valga el ejemplo de las vacunas de Covid, que llegaron al país, gracias a Aerolíneas Argentinas, caso equiparable en México con lo realizado mediante el apoyo de Aeroméxico.
Un dato revelador: en Argentina, la aviación comercial aporta al Producto Interno Bruto (PIB) el 2.3%, una cifra para nada despreciable. Para que tengan un punto de comparación, la aviación mexicana aporta cerca del 3.7% del PIB, y es que la aviación va de la mano con otra industria: la del turismo.
Biondini lo deja muy claro: seguir la ruta de la desregulación aérea es acabar con una boyante industria para el país, y es entregar la soberanía del cielo argentino. Yo coincido con su discurso, no podemos permitir que los amantes del neoliberalismo busquen quitarle la responsabilidad al Estado, y es que no debemos olvidar que conectar al país vía aérea es una de esas responsabilidades.
Desde este espacio quiero expresar toda mi solidaridad con Aerolíneas Argentinas, con sus trabajadores, con sindicatos como la Asociación de Personal Aeronáutico (APA) y a su titular Edgardo Llano. Apoyo la batalla que están llevando a cabo para defender la soberanía aérea de su país, junto con la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) con Pablo Biró al frente, así como el sindicato de Aeronavegantes, con Alejandro Kogan.