Frente a la oleada de ataques y desinformación sobre las reuniones que sostuvo el papa Francisco con las dos candidatas a la presidencia de México, hay que hacer algunas observaciones objetivas y puntuales.

  1. Las reuniones papales privadas (no siempre son audiencias) se logran por gestiones desde autoridades eclesiales o desde laicos (personas que no son sacerdotes u obispos) bien posicionados. En este sentido ambas candidatas demostraron músculo en cuanto a relaciones, aunque siendo México un país tan importante para la Iglesia Católica, no es de sorprenderse que ambos espectros tengan influencia.
  2. El voto conservador radical de los panistas de base no tiene aprecio por el Pontífice actual, de hecho, las últimas declaraciones sobre la bendición para parejas homosexuales y otras críticas que Francisco ha hecho al capitalismo, la hipocresía y hasta el regaño que le dio a los obispos mexicanos en 2016 no ha caído bien a estos grupos ultracatólicos. El éxito del encuentro es para Sheinbaum y sus bases populares y para Xóchitl y sus bases católicas menos conservadoras.
  3. El Vaticano hace política y la sabe hacer bien: Francisco recibió a Milei hace unos días, no en su despacho privado porque evidentemente no hay afecto. A Xóchitl no la conoce y es notoria la reacción y la distancia (tiene el mismo rostro que cuando conoció a Maduro o a Trump), se muestra serio y formal. En cambio, el contacto de Sheinbaum -Héctor Sulaimán- un católico y amigo del papa, le permitió una reunión en su despacho privado en Santa Marta, donde ha recibido amistades de hace tiempo como Gustavo Vera o María Eugenia Vidal. Si la forma es fondo, a una la recibió por obligación y a la otra con familiaridad.
  4. El comentario de Xóchitl sobre el encuentro tiene un trasfondo electoral y perverso: Primero, busca denotar su fe católica (habrá que ver cómo logra resolver temas como la militancia feminista, el aborto o la inclusión de la comunidad de la diversidad sexual sin enemistarse con la Iglesia ni con sus bases ultraconservadoras -las mismas que saldrán a marchar el 18 de febrero por la “defensa de la democracia”-).
  5. Después, al afirmar Xóchitl que ella es “católica desde hace varias generaciones” nos remonta a un tema de castas y de supremacía. Esto, claramente, no es católico, puesto que en su etimología la palabra “católico” viene de kata y olos (holos), universal. Es decir, es una religión abierta al mundo y a sus diversas expresiones religiosas. ¿No hay una sutil referencia antisemita a su contendiente al hablar de un catolicismo generacional? (Ojo, en sus bases conservadoras hay comunidad judía y dispuesta a cuestionarla y a su campaña -el caso de la portada fascista en Siempre! es ejemplo-).
  6. El triunfo se lo lleva Claudia Sheinbaum al no ser católica, ser librepensadora y científica y encontrarse con un líder religioso y político, referente del pensamiento socialdemócrata, más cercano a los principios de Morena que a los del PAN (con sus escándalos de incongruencia católica) o los del PRI que persiguió tanto a la Iglesia (¿ya olvidaron qué ideología torturó y mató a José Sánchez del Río o fusiló al Padre Pro?).