El Halloween 2022 será recordado como un fin de semana trágico, no únicamente en México, sino alrededor del mundo. La muerte de más de 120 personas en Seúl, mientras los jóvenes de disponían a celebrar alegremente tras más de dos años de restricciones impuestas debido a Covid-19, conmocionó al planeta. Otro evento dramático tuvo lugar en Gujarat, India, donde un puente colgante colapsó y provocó el fallecimiento de al menos sesenta personas.
México no se quedó atrás. En mi opinión, pocas imágenes han representado tan fielmente el horror del narcotráfico como la que se obtuvo hace algunos días, en la cual un perro lleva en el hocico una cabeza humana en Zacatecas. Esta escalofriante escena fue captada por un transeúnte mientras viajaba en coche.
El Estado mexicano ha fallado en la guerra contra el crimen organizado. No obstante el cambio de color partidista, y a pesar del vaivén de presidentes, gobernadores y presidentes municipales de todas las procedencias, el narcotráfico reina en México.
El mercado de las drogas en Estados Unidos y el aumento de su consumo, mismo que ha está ligado al incremento poblacional en el vecino del norte, ha hecho de esta industria ilegal un monstruo que se ha vuelto imposible de controlar. Sea a través de una estrategia de enfrentamiento directo, como lo fue durante el tiempo de Felipe Calderón, o con el “abrazos no balazos” de AMLO el Estado mexicano es incapaz de ofrecer a los mexicanos la confianza y la protección contra las consecuencias traídas por el imperio del narco.
Algún día Adolfo Aguilar Zinser dijo que “México es el patio trasero de Estados Unidos” Hoy día la realidad apunta hacia una verdad más dolorosa. Es algo peor. Más allá de ser el patio trasero, México se ha convertido en el patio de la sangre vertida para satisfacer las adicciones de los estadounidenses. Mientras nuestros vecinos consumen, los cárteles de la droga siembran el terror en nuestro país, en un espiral de violencia que desafía no únicamente al Estado mexicano y a la clase política, sino a la nación mexicana en su conjunto.
El horror que vive México y las escenas que describen la realidad nacional son escalofriantes. Como bien apunta la periodista Carmen Morán en su columna publicada en el País, en México es Día de Muertos todos los días.