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El 23 de junio de 2017 fue una de las fechas memorables para el gobierno de Claudia Pavlovich, ese día, luego de muchas gestiones se anunció para Sonora una inversión que marcaría su gobierno y le permitiría los resultados esperados.
Se trató del Nuevo Hospital de Especialidades, una obra grandiosa, con inversión de mil millones de pesos, que constaría de instalaciones de primer nivel, 170 camas censables, 51 consultorios y 9 quirófanos, servicios de primer nivel, incluidos resonancia magnética, laboratorios especializados, tomografías, todo lo más avanzado para luchar contra las enfermedades que aquejan fuera de duda a los sonorenses.
De esa fecha casi mágica para el gobierno de Claudia ya pasaron 4 años y medio, y en efecto el hospital, al menos la obra, fue terminado gracias a la intervención del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
La obra pensada para ejecutarse rápidamente fue uno de los grandes anuncios de la segunda mitad del gobierno de Peña Nieto, se esperaba terminarlo antes del cambio de poderes en diciembre de 2018 y por esa razón el gobierno federal se apresuró a entregar 675 millones de pesos en el ejercicio fiscal del 2017; el resto, 325 millones de pesos, se aprobaron en el presupuesto del 2018 y se entregaron, se trataba de dinero indispensable para comprar los equipos de alta tecnología y última generación necesarios para su operación.
El problema es que los plazos se cumplieron: acabó el 2018, se fue Peña Nieto y el Hospital fue quedando como otra más de las obras incompletas, de la anterior administración, un elefante blanco.
El Nuevo Hospital de Especialidades llegaría a cubrir un vacío que poco a poco ha ido dejando el Hospital General del Estado de Sonora, institución noble, fundada en 1946 y que ya desde hace años cumplió ciclo.
La gobernadora le hizo ver esta necesidad al presidente entrante, Andrés Manuel López Obrador, que en su primera gira por Sonora, ya con la investidura y el cargo, hizo el compromiso de acabar las obras que la anterior administración dejó inconclusas.
Lo hizo con la presa Pilares, a la que le invirtió 800 millones de pesos, y después lo hizo con el ya mencionado nosocomio, el presidente primero comprometió invertir 800 millones para terminar la obra, pero después la gobernadora le hizo ver que de nada serviría la infraestructura sin el equipo, de modo que López Obrador agregó una inversión de 800 millones de pesos más, para un hospital que terminaría por costarle a su gobierno cerca de 1 mil 500 millones de pesos no previstos.
Recuerdo la fecha del 19 de febrero del 2021, que es cuando el presidente estableció el compromiso, luego de una visita de inspección, en donde le presentaron una parte del trabajo y le ocultaron mucho del resto, las autoridades de Salud en Sonora aseguraron que en solo 3 meses terminarían.
Ese día me tope en un restaurante al entonces secretario de Infraestructura, Ricardo Martínez Terrazas, y le dije que era imposible terminar el hospital en 3 meses, y no me equivoqué, la obra se entregó inconclusa el 10 de septiembre, solo 3 días antes del cambio de poderes en Sonora.
A la fecha, 5 meses después, el hospital sigue igual a la espera del equipamiento que costó cientos de millones de pesos, no cuenta con personal médico suficiente y aunque su infraestructura deslumbra, la realidad es que son muy escasos los pacientes que llegan a atenderse en sus instalaciones, por no decir que inexistentes.
Lo que sí aparece y de manera reiterada son ejércitos de auditores, que revisan cada aspecto de la obra. Si las cuentas dan bien, el hospital terminó costando más de 2 veces lo presupuestado y se debió invertir 2 veces en su equipamiento.
La sombra de la duda ya circunda a esa que fue la obra del gobierno anterior, y tan es así que hay 3 dependencias en auditoría por la ejecución del proyecto, la Secretaría de Salud, que encabezó Enrique Claussen Iberry, la de Infraestructura del ya mencionado Martínez Terrazas y la de Hacienda, que controló y manejó los miles de millones que ahí se invirtieron, a cargo de Raúl Navarro.
Hoy el Hospital despierta lamentablemente más dudas que certezas y es que un proyecto que sin duda es encomiable, pues Sonora y todo México necesitan de infraestructura clínica de primer nivel.
Me temo que en efecto, el hospital será la obra que marque al gobierno de Claudia Pavlovich, aunque no necesariamente como ella esperaría. Me han confirmado que las auditorías han dado con la clave del asunto, y es que los recursos presupuestados no se invirtieron correctamente, hubo sobreprecios, conceptos que se cobraron más de una vez, equipo que nunca llegó y el nombre Enrique Claussen aparece y vuelve a aparecer en los expedientes.
Dice la sabiduría popular que no hay que hacer cosas buenas que parezcan malas, y en este caso todo hace ver que el rastro del dinero lleva hasta el hospital y las cosas buenas que ahí se pretendieron hacer, ya parecen de la peores.
El tema del hospital que se supone debe estar operativo al 100% para mayo próximo, luce como un expediente bastante sólido, que podrá dar claridad respecto a cómo fue que las finanzas públicas de Sonora sufrieron el mayor saqueo en la historia de la entidad.
La Historia promete.
Demian Duarte en Twitter: @Demiandu
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