Humanismo Mexicano
La movilización y concentración en el Zócalo del 18-03-23 para conmemorar el aniversario de la expropiación petrolera, convocada por el presidente López Obrador, es una buena ocasión para hablar, finalmente, del Humanismo Mexicano, ¿qué es, qué significa? Y es así porque, teórica y pragmáticamente, el acontecimiento materializado por Lázaro Cárdenas en 1938 forma parte del repertorio, digamos, que está en la base de dicho humanismo junto con otros documentos y otras acciones en la historia política y cívica de México, a partir del llamado de Miguel Hidalgo a la Independencia de lo que hoy es nuestro país respecto de España.
Si lo vemos desde una suerte de sub specie aeternitatis, ese humanismo mexicano al cual ha aludido y, al parecer designado López Obrador, sería el que se está realizando en el momento presente de la historia del país –a partir de la elección de julio de 2018 y el triunfo de un programa de cambio progresista- como parte de la denominada Cuarta Transformación que tiene como antecedentes numerales en orden retrospectivo la Revolución Mexicana, de principios del siglo XX, el movimiento de Reforma de la segunda mitad del siglo XIX, y el llamado y la conclusión de la independencia de México. Nada extraño. Lo único nuevo consiste en llamarle Humanismo Mexicano, tal como propone López Obrador al menos desde su discurso en el Zócalo del 27 de noviembre de 2022, tras la marcha de las horas del Ángel de la Independencia a la Plaza de la República. Así ve al modelo interpretativo:
“Aun cuando lo fundamental son los hechos, no deja de importar cómo definir, en el terreno teórico, el modelo de gobierno que estamos aplicando. Mi propuesta sería llamarle: ‘Humanismo Mexicano’ no solo por la frase atribuida al literato romano Publio Terencio, de que: ‘nada humano nos es ajeno’, sino porque, nutriéndose de ideas universales, lo esencial de nuestro proyecto proviene de nuestra grandeza cultural milenaria y de nuestra excepcional y fecunda historia política”.
Es decir, la 4T y el Humanismo Mexicano que enarbola significarían una síntesis de las mejores expresiones del pasado mexicano y su aplicación hoy, perfeccionadas en un contexto democrático. Si bien el humanismo es un concepto amplio –polisémico, dirían los especialistas-, se trata de darle contenido y sentido mexicano.
Pero más que el modelo de interpretación (eso se definirá con el correr de los años), lo que importa en realidad es que se cumpla su ambición democrática y su propósito de igualdad de oportunidades y de paz. Y no es nuevo porque los historiadores, de manera objetiva, porque los hechos lo son, han dado cuenta de lo que se encuentra en la base de los movimientos históricos referidos: el contenido y significado social y popular de los mismos.
Me sorprendió de manera grata encontrar el testimonio de un profesor peruano al respecto, Hugo Neira, que ha hecho estudios comparativos entre las civilizaciones mesoamericanas y andinas. Para obtener una cátedra en Francia, debió estudiar no sólo al mundo prehispánico peruano, también al mexicano y eso le llevó a adentrarse a la historia de México y asimismo viajar a este país para conocerlo. Y en su testimonio establece con claridad: las transformaciones de México, a partir del siglo XIX, y contrario a lo sucedido en Perú y en toda Latinoamérica, tienen una base popular. No han sido encarnadas o enarboladas, en principio, por las élites sino por figuras del pueblo.
Estructura histórica de las transformaciones y sus liderazgos
La estructura de las transformaciones políticas y sociales de México está conformada por tres rupturas históricas trascendentales y se aspira a una cuarta. Las primeras tres –Independencia, Reforma y Revolución-, violentas; la cuarta -la que posiblemente se esté viviendo- tendría que ser pacífica. Todas, con profunda raigambre social, como ha establecido Neira, encauzada por líderes de origen popular.
Así, en la Independencia tenemos a dos sacerdotes y un civil, Miguel Hidalgo, José María Morelos y Vicente Guerrero. En la Reforma, al indígena Benito Juárez. En la Revolución, a un campesino, un ranchero y un militar: Emiliano Zapata, Francisco Villa y Lázaro Cárdenas. En la posible cuarta transformación, ¿es Andrés Manuel López Obrador ese líder popular que conduce al país a la democracia, la justicia y la paz? Un “indio pata rajada”, de acuerdo a la versión de sus odiadores, un pueblerino hijo de comerciantes de Macuspana, Tabasco. Un perfil inusual en la política de élite del país.
Sustento teórico y práctico de las transformaciones
Entre otras expresiones orales o escritas, existen las siguientes como fundamento teórico práctico de las transformaciones (el repertorio debe ampliarse en forma rigurosa):
Independencia
- El llamado a la independencia y al fin de la esclavitud de Miguel Hidalgo en 1810.
- Los sentimientos de la nación, de José María Morelos, de 1813, “que se modere la opulencia y la indigencia”, etcétera.
- La primera Constitución del país, de 1824.
- Vicente Guerrero, la materialización de la independencia (junto a Iturbide, hay que decirlo) y su frase célebre, “La patria es primero”. Y ya como presidente, el 15 de septiembre de 1829, el decreto Abolición de la esclavitud, promulgada por Miguel Hidalgo en Guadalajara en diciembre de 1810.
Reforma:
- Soberanía de México.
- Estado laico.
- Leyes de desamortización; Ley Lerdo de 1856.
- Constitución de 1857.
- Mensaje de Benito Juárez como gobernador de Oaxaca en 1852: “vivir en la honrosa medianía”. Llamado a la conciencia al tipo de político y servidor público que debieran regir en México.
Revolución.
- Constitución de 1917.
- Programa del Partido Liberal de 1906 y su Manifiesto de 1911.
- Nacionalización del petróleo.
- Artículo Tercero Constitucional; gratuidad de la educación pública.
- Secretaría de Educación Pública.
- Libros de Texto Gratuitos.
- Nacionalización de la industria eléctrica.
- Movimiento artístico cultural.
Cuarta Transformación
- Proyecto Alternativo de Nación; desarrollado en los años de lucha del movimiento encabezado por López Obrador.
- Combate a la corrupción.
- Programas sociales, elevados a rango constitucional, tan importantes como el de Adultos Mayores.
- Obra pública estructural: Tren Maya y Trans-ístmico, presas, carreteras, aeropuertos, refinerías, bancos, universidades, etcétera.
- Recuperación de la soberanía en el sector energético.
- Humanismo Mexicano; o a la mexicana, que recoge lo mejor del pasado ya establecido aquí.
Radicales y trasnochados
Hay un riesgo para el Humanismo Mexicano y está dentro y fuera del mismo, dentro y fuera de la aspirada 4T. Sí, el riesgo son los “conservadores”, la oposición reaccionaria del prianismo corrupto, pero también son quienes desde dentro de la 4T, ya sea por provenir del prianismo como invitados al festín del cambio, traicionan, o por ser radicales trasnochados de supuesta izquierda, fundamentalistas incrustados en el proceso de cambio, lo socavan con su práctica irracional.
Es posible que el humanismo, que es universal, anide en el ánimo de la sociedad mexicana manifestada como gobierno, como Estado, pues el historial de esta sociedad –no obstante la violencia experimentada- ofrece ejemplaridad de valores humanos también de aspiración universal.
Héctor Palacio en Twitter: @NietzscheAristo