Leí con atención y sorpresa que un grupo de mujeres, todas ellas muy admiradas por mí: Laisha Wilkins, Ivabelle Arroyo, Yohali Reséndiz, todas ellas pertenecientes a un grupo editorial conformado por mujeres llamado “Opinión 51″, viajaron hasta Monterrey para entrar a una cantina llamada Indio Azteca que por más de 100 años había prohibido la entrada a mujeres.
Me resulta muy interesante el alegato que uno de los trabajadores de ahí les explicó: Que ese espacio estaba diseñado únicamente para caballeros “sin tentaciones de mujeres”.
A ver, vayámonos despacio.
Para empezar quiero aclarar que me considero feminista, pero que no concibo mi vida sin la existencia de los hombres. Para mí no son menos valiosos que yo ni yo soy más valiosa que ellos.
Pero creo que el concepto que les explicó el trabajador a este grupo de talentosas mujeres era muy válido: “Este es espacio libre de TENTACIONES de mujeres”. Y es que sí, aunque no lo crean, hay hombres que tienen adicción y debilidad por las mujeres. Se les dice mujeriegos en mi pueblo, pues…
Pero en verdad (conozco a varios) que no pueden dejar de estar tras de una y otra y otra mujer y al mismo tiempo, rompiendo y acabando con muchas familias y con la vida emocional de otras tantas mujeres.
A estos hombres, que requieren de tener a varias mujeres a la vez se le llama polígamos.
El lugar, entonces, permite a aquellos hombres que tienen esta necesidad de involucrarse con varias mujeres al mismo tiempo, poder mantenerse un poco en control de eso, quizá porque decidieron ya no afectar más sus vidas o a otras mujeres, o mantenerse con una sola pareja.
Me parece muy válido que existan lugares así.
Y no, no lo veo como que sea un establecimiento que “odie a las mujeres”, pero sí que evita que otro hombre tenga contacto con ellas porque con unos tragos de más muchos pierden el control de sus instintos y de sus impulsos.
Platicando con una persona que estuvo ahí hace un mes, me cuenta que le resultó de admiración que no hubieran mujeres. Le resultó cómodo porque sus amigos y él se centraron en la plática y en ellos mismos, y no se distraían viendo hacia otros lados, así que para él resultó interesante la experiencia.
Creo que nada se gana que mujeres hayan entrado en ese espacio sin antes haber entendido la psicología y la dinámica del lugar.
Insisto, no era un tema contra las mujeres sino a favor de los hombres y eso no es machismo ni misoginia.
Pienso que los hombres que ahí acuden buscan el no caer otra vez en la poligamia y en infidelidades, otros hombres más se cansan de buscar la satisfacción en otros cuerpos y otras camas sin sentirse plenos, por lo que me parece que abrir espacios para ellos está bien y ninguna mujer tendría que invadirlo.
Insisto, esto no es una lucha de género ni de guerra de sexos; yo lo veo más por el lado que les comento.
A veces las mujeres no deberíamos de asumir que todo es contra nosotras y que todo es personal…
No por ser hombre, el hombre nos odia.
Yo en lo personal, no querría entrar a ese sitio.
Cada quien enfrenta sus demonios como puede y con lo que puede.
Deberíamos primero en enfocarnos en pensar qué tema es el que tenemos contra los hombres y después tomar acciones y decisiones, sin generalizar.
Personalmente, a mí no me ofende como mujer que existan lugares así (francamente apenas me enteré de que había uno así).
No deberíamos de convertir el feminismo en una lucha contra los hombres. Y creo que por ahí va el discurso y creo que por ahí tampoco va.
Sé que varios de los que me lean estarán a favor y/o en contra de lo que aquí escribo y está bien generar el debate.
Yo solo expongo mi opinión sin intentar agredir a nadie.
Gracias por su lectura.
Es cuánto.