Eso sí calienta. Qué puntadas de la Secretaría de Hacienda. De plano, no se midió el gobierno federal. Claro que no. Y es que representa una verdadera obscenidad pedir a los consejeros y a las consejeras electorales bajar sus sueldos y sus gastos personales.

¿Qué sigue? Lo único que procede en el caso de ofensas tan serias: la guerra. El Instituto Nacional Electoral encabezará una revuelta contra la 4T, no hay la menor duda. Esta vez, tristemente, nadie podrá defendernos.

El consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, y su escudero de cabecera, Ciro Murayama, preferirán morir en la batalla antes que bajarse los sueldos, gastar menos en comidas —y bebidas alcohólicas—, no abusar con los celulares, dejar de disfrutar los places del turismo de congresos y convenciones, y prescindir de los seguros de gastos médicos mayores.

Mejor muertos que austeros, dirán Córdova y Murayama y se lanzarán al ataque…

La verdad de las cosas es que no se entiende por qué en el INE no empezaron por disminuir, así hubiera sido en una mínima proporción, sus salarios; en efecto, como un paso previo a su petición de más dinero para organizar la revocación de mandato.

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Varias veces sus consejeros y consejeras han dicho que reducir los sueldos no sería suficiente para financiar la consulta de revocación; seguramente no, pero ayudaría, al menos como un gesto de que están dispuestos a sacrificarse.

En la 4T los salarios que se pagan son menores a los que recibían los altos funcionarios en sexenios anteriores. ¿Tienen los consejeros y las consejeras del INE que conservar sus privilegios? No estoy de acuerdo.

Federico Arreola en Twitter: @FedericoArreola