LA POLÍTICA ES DE BRONCE

La muerte —digo yo, el asesinato— de un adolescente de 13 años en un campamento de verano en el estado de Morelos, de la escuela “militarizada” Ollin Cuauhtémoc, pone al descubierto el fraude de este tipo de instituciones y el infierno que padecen algunos de sus alumnos.

En su página de internet puede leerse: “FORMACIÓN MILITARIZADA. Para niñas y niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Es una actividad permanente, que se lleva a cabo los días sábado y se rige bajo la disciplina militarizada y los altos valores éticos para formar seres humanos de excelencia. Con aprendizaje de trabajo en equipo, primeros auxilios, defensa personal, protección civil, rescate, rappel, tumbling, pirámides humanas, labores altruistas, campismo, etcétera.”

Lo primero que hay que dejar claro es que esta escuela, y otras de su tipo, no tienen nada qué ver con la Secretaría de la Defensa Nacional ni con la Secretaría de Marina. Ni el Heroico Colegio Militar —que, por cierto, también tiene sus propios demonios— ni las escuelas navales tienen relación alguna con estas instituciones.

Lo que sí tienen estas escuelas privadas es un permiso de la Secretaría de Educación Pública para impartir educación de nivel básico o técnico. El hecho de que sus profesores e instructores se autonombren y manejen con grados militares es un fraude.

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Las declaraciones de la madre y el abuelo del menor —digo yo, asesinado— asombran; el testimonio de los compañeros de este adolescente causa indignación y llama a la acción. Por días, los instructores violentaron y torturaron a este adolescente, física y psicológicamente, hasta llevarlo a la muerte; cuando presentó problemas evidentes de salud, simplemente lo dejaron morir. Lo llevaron a un hospital cuando agonizaba.

Por supuesto que la escuela Ollin Cuauhtémoc debe ser clausurada; los instructores y profesores que violentaron y torturaron a este adolescente deben ser procesados por homicidio. Como siempre, después del niño ahogado hay que tapar el pozo.

La Secretaría de Educación Pública debe revisar los planes de estudio, la preparación de los profesores y las actividades y métodos que este tipo de instituciones deseen impartir. Esta tragedia también es un llamado para las madres y padres de familia a revisar con lupa, realizar visitas de campo, así como entrevistarse con alumnos y exalumnos para conocer los contenidos y, sobre todo, las actividades que se realizan en este tipo de instituciones.

Es verdad que a muchos niños y adolescentes pueda llamarles la atención la vida castrense, pero que no han podido acceder al Colegio Militar o bien, pueden existir niños y adolescentes inquietos, traviesos o hiperactivos cuyos padres deseen para ellos instituciones que impartan una mayor disciplina que el resto de las escuelas. Pero ninguna escuela puede sustituir los valores que los niños y adolescentes deben recibir en sus casas.

Ninguna institución de educación pública o privada puede plantearse dar una educación “militarizada”, porque dicho tipo de educación y formación solo corresponde a las instituciones de las fuerzas armadas nacionales.

La disciplina es compañera indispensable del honor, el humanismo y la responsabilidad. La disciplina no tiene nada que ver con los castigos corporales, los tratos degradantes y mucho menos con la tortura a niños y adolescentes. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.